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El 12 de octubre se celebra en España el denominado Día de la Hispanidad, conmemorativo del descubrimiento en 1492 de América, momento a partir del cual una parte de la humanidad, desconocida hasta la fecha, se incorporaría progresivamente al Reino de España y a lo que posteriormente sería conocido como La Hispanidad. Pero solo unos meses antes del hito del descubrimiento y muy poco después de la toma del último reino de Taifas, Granada, acontecimiento que daba por finalizada la denominada Reconquista, se había expulsado de los Reinos de Castilla y Aragón a otros españoles que jamás retornarían a tierras ibéricas dispersándose por amplios territorios del planeta en una nueva diáspora que no sería la primera ni la última.
Esos españoles expulsados y olvidados serán los Sefardíes, de los que los españoles de la actualidad saben poco o nada, a pesar del notable legado dejado por ellos en la cultura, idiosincrasia, acerbo, tradiciones, creencias, etc, de España.
Expulsión perpetrada por los Reyes Católicos que, como posteriormente sucedería con los moriscos y que mantendrían unos gobernantes tras otros durante los cinco siglos siguientes, negarían a la nación histórica sefardí el derecho a considerarse nación hermana de la de los españoles resultantes de los avatares históricos ocurridos los últimos quinientos años. Prohibición que, igualmente, recaería sobre los españoles ibéricos desde entonces.
Son numerosos los vestigios culturales, arquitectónicos y artísticos que aún perduran en nuestros días a pesar del tiempo transcurrido. Recordemos que, según The Genetit Legacy of the Religious Diversity and Intolerance, el veinte por ciento de los actuales españoles tienen marcador genético judío encontrándose la mayor proporción de ascendencia judía en Asturias, territorio situado al norte de España y precisamente donde se encuentra ubicado el municipio adjudicador de los recursos destinados al proyecto. Son numerosísimos los apellidos españoles de origen judío y aún se conservan a lo largo y ancho del territorio peninsular innumerables tradiciones y ritos del mismo origen. No olvidemos tampoco que buena parte del mencionado legado se transmitió a las tierras españolas de ultramar durante los tiempos del Imperio.
Es destacable el hecho de que, en el 2015, se aprueba, con espíritu de resarcimiento y en respuesta y compensación a un sufrimiento que los sefardíes han manifestado durante siglos en su literatura, poesía y canciones según Santiago Palacios (Doctor en Historia Medieval por la Universidad Autónoma de Madrid), la Ley 12/2015, de 24 de junio, en materia de concesión
de la nacionalidad española a los sefardíes originarios de España, ley que estaría en vigor hasta el 30 de septiembre de 2019, periodo durante el que, según el Ministerio de Justicia de España y Consejo General de Notariado, se recibieron 153.767 solicitudes de nacionalidad, habiendo conseguido dicho propósito 31.222 solicitudes.
Muchos hispanoamericanos, descendientes sin saberlo, de los hijos de Israel, sienten una afinidad y atracción inexplicable hacia las tradiciones judías, no encontrando cauces ni canales para desplegar dicho interés o dar satisfacción a tales inquietudes. El contacto permanente que hemos mantenido durante casi dos lustros con las diferentes realidades hispanoamericanas nos ha permitido detectar dicha sensibilidad latente, aunque haya sido, en principio, un municipio español el primero en poner recursos destinados a la tarea de esclarecer para el público local la desconocida realidad de esa a la que llamamos “La Hispanidad Olvidada” que constituyen los sefardíes con los que, como resulta obvio, compartimos mucho más que una lengua.
El proyecto tiene como objetivo principal acercar todas esas hispanidades entre sí que durante siglos han permanecido ajenas las unas a las otras y así revertir el proceso de distanciamiento al que los gobernantes han forzado a naciones que, ya iniciado el siglo XXI, manifiestan un ferviente deseo de recuperar unos lazos de hermandad que nunca debieron cortarse.
Alfredo Arroyo Panadero.
