En mayo de 1994 aparece en Buenos Aires un poemario que lleva por título Dibaxu. Quien firma estos poemas es Juan Gelman, poeta argentino de larga trayectoria en el quehacer literario, ganador en 1996 del Premio Nacional de Poesía y nombrado Ciudadano Ilustre en 1977. Pese al reciente reconocimiento a su ininterrumpida tarea poética, es bien sabido hoy que la dictadura militar que asoló a Argentina entre 1976 y 1983, no sólo lo empujó hacia el exilio y le arrebató para siempre una parte de su familia, sino que lo acalló por años ante sus compatriotas.
Desde su exilio en Europa, Gelman buscó caminos que le ayudaran a sobreponerse al dolor de las pérdidas y lo acercaran a ése, su país natal, del que había sido expulsado.¹
En una demostración de audacia y rigor poéticos, Juan Gelman ha escrito los veintinueve poemas que integran este libro en dialecto judeoespañol y los ha traducido luego al castellano moderno. Apasionada experiencia literaria, dibaxu no tiene precedentes en la poesía hispanoamericana contemporánea. Juan Gelman es considerado unánimemente uno de los mejores poetas que ha dado la literatura universal. Su prestigio y su maestría lo han hecho merecedor en 2007 del Premio Cervantes, el galardón más importante de las letras hispanas.
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Escolio

Escribí los poemas de dibaxu en sefardí, de 1983 a 1985. Soy de origen judío, pero no sefardí, y supongo que eso tuvo algo que ver con el asunto. Pienso, sin embargo, que estos poemas sobre todo son la culminación o más bien el desemboque de Citas y Comentarios, dos libros que compuse en pleno exilio, en 1978 y 1979, y cuyos textos dialogan con el castellano del siglo XVI. Como si buscar el sustrato de ese castellano, sustrato a su vez del nuestro, hubiera sido mi obsesión. Como si la soledad extrema del exilio me empujara a buscar raíces en la lengua, las más profundas y exiliadas de la lengua. Yo tampoco me lo explico. El acceso a poemas como los de Clarisse Nikoïdski, novelista en francés y poeta en sefardí, desvelaron esa necesidad que en mí dormía, sorda, dispuesta a despertar. ¿Qué necesidad? ¿Por qué dormía? ¿Por qué sorda? En cambio, sé que la sintaxis sefardí me devolvió un candor perdido y sus diminutivos, una ternura de otros tiempos que está viva y, por eso, llena de cosuelo. Quizás este libro apenas sea una reflexión sobre el lenguaje desde su lugar más calcinado, la poesía. Acompaño los textos en castellano actual no por desconfianza en la inteligencia del lector. A quien ruego que los lea en voz alta en un castellano y en el otro para escuchar, tal vez, entre los dos sonidos, algo del tiempo que tiembla y que nos da pasado desde el Cid.
J.G.
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¹ Cita del artículo «DIBÁXU DE JUAN GELMAN: LA POESÍA DESDE LAS «EXILIADAS RAÍCES DE LA LENGUA» de María del Carmen Sillato – UNIVERSIDAD DE WATERLOO.
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