Edición de Alta Bibliofilia: Aproximación expresiva del artista J.L. Fariñas

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Estimados amigos de eSefarad, 

En esta crónica sobre la obra de Liber Ediciones, que recrea los manuscritos de Luis de Carvajal el Mozo, se hace imprescindible entender el simbolismo de la creación artística. 

La edición de Liber, que recoge la transcripción completa de los tres manuscritos, estudios complementarios, la reproducción facsimilar y una serie de contenidos multimedia, viene significativamente marcada por la visión original de dos reconocidos artistas: José Luis Fariñas y Natalio Bayo. Hoy dejaré que sean las propias palabras del cubano-español de origen sefardí, Fariñas, quienes describan la intencionalidad de su trabajo. Espero que disfruten y se animen a formar parte de los 299 elegidos que dispongan de un ejemplar.

ACERCA DE MI APROXIMACIÓN EXPRESIVA A LOS MANUSCRITOS DE LUIS DE CARVAJAL, EL ALUMBRADO, por José Luis Fariñas

Se afirma que la Torá está compuesta por letras divinas, por configuraciones de la luz; como si de otra zona de esa misma luz se tratase, me he aproximado a la trágica vida de Luis de Carvajal el Mozo (el Alumbrado, Joseph Lumbroso), autor de los escritos judíos más antiguos de América —textos que ahora resurgen a la luz del arte de Liber Ediciones—, con una lectura visual, en imágenes, que aborda las entrelíneas de algunos puntos culminantes de su camino, virtualmente entrevisto como un texto sagrado en sí mismo. 

La peculiar soledad en la que paso a paso Luis de Carvajal fortalece su fe, a modo de recipiente actuante, va llenando su necesidad de conocimiento en un gradual despertar, en parte, bajo los auspicios escalonados de una serie de sueños de raigambre mística, como aquella ensoñación mistérica, de inspiración bíblica, en la que guiado por la mano de Dios, el rey Salomón alivia la sed, el dolor y el hambre de conocimiento de Luis, con la luz de las palabras divinas que le llegan bajo la forma de un licor sagrado que el rey sabio le da de beber con intenso calor paternal. El sendero que recorre Luis hacia la comprensión de la sabiduría divina viene a crear un contraste tan absoluto con la travesía terrenal de su trágica suerte corporal, que a veces no puede sino extrañarse —tanto él mismo, como su lector— de que ambas realidades puedan haber coincidido en una misma esfera de existencia, derivándose de semejante contraste una perplejidad presente a todo lo largo de su autobiografía como un leitmotiv de su predestinación al llamado de la luz (del verdadero Dios); concepto que para Luis de Carvajal encierra, no solo el vehículo y el fin de su salvación espiritual, sino el basamento de su autosuperación y alumbramiento.

El joven Luis asumió su credo judaico en uno de los peores momentos de la historia: la propia, familiar, y la de los sefarditas como conjunto matriz, que sufrirán la crisis maquinadora del infierno de la Inquisición dentro y fuera de los escalofriantes vaivenes de aquel nuevo éxodo judío que se estaba reeditando desde Europa en tierras mexicanas cargado de los más sombríos pronósticos. 

Mi necesidad de encarnar tal síntesis visual histórico-simbólica en las ilustraciones para el texto de Luis de Carvajal como cuerpo figurativo, me condujo a recrear ciertas atmosferas de color y de líneas que me habían sido sugeridas ya por muchos manuscritos iluminados del rico medioevo español, como aquel del Libro de los Juegos de Alfonso X donde se muestra a dos sefardíes jugando ajedrez; o la llamada Biblia de Burgos, cuya página-alfombra que abre el Pentateuco hebreo miniado recurre a una coloración sobre los ocres dorados, los tierras y tonalidades de verde olivo; y, también, el encanto sencillo de esos contratos matrimoniales ilustrados, procedentes de diversas comunidades del mundo que evidencia una consolidada homogeneidad estilística y simbólica dentro del mundo judaico que trasciende las fronteras. En ellas se aprecian orlas de motivos vegetales y flores, como en el contrato de Georgia, o con elementos más abstractos a los que se añaden animales o ángeles, como los dos peces enfrentados en el manuscrito de Singapur. Estos detalles permiten descifrar una continuidad y una inteligente fusión de influencias que va desde la tendencia naturalista, herencia de los siglos helenizantes, hasta la adopción de códigos visuales más abstractos propios del islam, pero muy presentes en el arte judío bizantino, viéndose esta influencia intercultural (que ya era ancestral en otros muchos aspectos, como ponen de relevancia las figuras de Maimónides y Averroes, el gran sabio andaluz). Cabe destacar además, que esta conjunción de estilos fue muy revitalizada y enriquecida a partir de la acogida cálida del imperio otomano, asombrado de ver como España dejaba ir semejante tesoro, tras la expulsión de los sefardíes en1492. 

Tomando estas referencias, quise destacar la perseverancia apasionada de Luis en su búsqueda de Dios a través de una selección de colores y de referencias directas a momentos fundacionales de la fe hebrea. Tampoco he dejado de reparar en la naturalidad y recurrencia con que algunos tonos de azul y de dorado, sin olvidar el blanco, han entrado en la tradición visual y simbólica del judaísmo, a través no solo de esos incunables y manuscritos miniados, sino de los objetos mismos del culto, como los estuches para la Torá o como las menorah de las más diversas regiones del mundo; los tejidos y manuscritos, sin olvidar la coloración de las ruinas de los templos de las alturas de Golán, los leones neogóticos gemelos de Jerusalén, o el minucioso y enigmático mosaico conocido como la Mona Lisa de Galilea. 

He destacado asimismo escenas cuyo carácter simbólico podían expandir más allá de sus límites objetivos el contenido factual de la secuencia escogida, pretendiendo una suerte de lectura escondida entrelíneas o de revelación encriptada que estuviese implícita en esos sucesos personales vistos como texto vertido o derramado en el espacio-tiempo, considerando el esplendor oculto de dichos eventos como parte de una escritura encarnada por Luis y su familia, tan misteriosamente inscripto en ellos como pueden estar en cualquier zona de la Torá, el Talmud o del Zohar o en las disímiles y renovadas lecturas que pueden desprenderse de la recombinación de letras con que los cabalistas, siguiendo entre otros métodos el sistema llamado notaricón, se esmeran en la búsqueda de ese sentido oculto. 

Mas allá de los avatares episódicos de su vida, veo a Luis el Alumbrado como un mártir icónico, no solo de los criptojudíos sefardíes, sino de todos los judíos eternamente desalojados, marginados y perseguidos a lo largo de la historia. De manera que no podía sino aproximarme a su figura, en esencia inagotable, con devoción y humildad. 

Luis de Carvajal o Jose Lumbroso es un icono en quien ya resonaban, con particular claridad profética, los horrores que el siglo XX iba a desencadenar sobre las comunidades hebreas de medio mundo, siendo merecedor, por ello y por cada una de las estancias de su propia y agónica travesía hacia la luz, de los más sentidos homenajes conmemoratorios.

Continúa >> El arte sefardí de J.L. Fariñas

Juan José Izquierdo
Editor
Liber Ediciones
www.liberediciones.com
info@liberediciones.com
+34 948 177 488
Av. Zaragoza, 45. E-31.005 Pamplona – Navarra (España)

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