Libertad Digital inicia la sección Historias de Fútbol, de la mano de CIHEFE, con una semblanza de quien fuera la mano derecha de Santiago Bernabéu.
Fernando Arrechea (Cihefe)
El dirigente deportivo Raimundo Saporta (1926-1997) declaró una vez que nunca escribiría memorias «porque tendría que mentir». Todo el mundo infirió que se refería a secretos inconfesables sobre algún fichaje, el nacimiento de la Copa de Europa o la organización del Mundial 1982. En realidad, tal y como demostramos Víctor Martínez Patón y un servidor en una investigación publicada en Cuadernos de Fútbol —la revista oficial del Centro de Investigaciones de Historia y Estadística del Fútbol Español (CIHEFE)— en 2014, los grandes secretos que Saporta mantuvo durante toda su vida fueron su lugar de nacimiento y su origen étnico-religioso.
Raimundo Saporta Nahmias nació en Estambul (Turquía) el 16 de diciembre de 1926 y sus padres (Jaime y Simona) eran judíos de conocidas familias sefarditas de Salónica (Grecia). Gracias a un decreto de Primo de Rivera de 1924, muchos sefarditas de los Balcanes lograron la nacionalidad española: los Saporta estaban entre ellos y consta su documentación española cuando emigraron a París en los años treinta.
En 1940, Alemania ocupa Francia. En ese contexto difícil para los judíos, la familia Saporta Nahmias utiliza su nacionalidad española para cruzar los Pirineos. En ese viaje París-Madrid, el lugar de nacimiento de la familia se modifica en la documentación (París sustituye a Estambul o Salónica), así como el apellido Nahmias (que pierde la ‘h’ intercalada y pasa a ser Namías). Además, los Saporta se presentan como católicos de origen hispano-francés, una nueva identidad que se consolida cuando la desgracia se cierne sobre ellos (Don Jaime, el padre de familia, muere atropellado por un tranvía poco tiempo después de asentarse en Madrid).
Doña Simona se queda sola en España en 1941 con dos hijos adolescentes, en un contexto internacional y nacional poco favorable para los judíos. Pero era mujer culta e inteligente. Su acento francés y un apellido (Saporta), de reminiscencias catalanas o baleares, facilitaron el nuevo papel.
El resto de la historia es conocido: el joven Raimundo se integra bien en Madrid y nunca se separará de su idolatrada madre. Estudia en el Liceo Francés, se hace un hueco en el reducido mundillo del baloncesto madrileño como brillante gestor y allí Santiago Bernabéu se fija en él y le encarga organizar el torneo de baloncesto del 50 Aniversario del Real Madrid. La gestión es tan brillante que Saporta se convierte en el principal colaborador de Bernabéu. Una historia de lealtad y amistad de muchos años. La trayectoria de Saporta como dirigente en el Real Madrid, la Federación Española de Baloncesto, la FIBA o el Mundial de Fútbol de 1982, es conocida por todos. Su contribución al nacimiento de las Copas de Europa de fútbol o baloncesto o a la Liga española del deporte de la canasta, también. Fue gran amigo de Juan Antonio Samaranch, del Rey Juan Carlos y de todos los dirigentes del deporte europeo y mundial de la segunda mitad del siglo XX.
Indudablemente para el régimen franquista no debía ser desconocido el origen de Raimundo Saporta, lo que no le supuso ningún problema y nunca fue objeto de comentarios en la controlada prensa de la época.
Tan buena fue la relación de Saporta con el régimen que se dieron estampas tan llamativas como ésta:
1961. Raimundo Saporta Namias recibiendo la Encomienda de Isabel la Católica (la reina que expulsó de España a sus antepasados en 1492) de manos de Fernando María de Castiella (ministro de Asuntos Exteriores, coautor en 1941 del libro irredentista falangista Reivindicaciones de España y voluntario de la División Azul).
El único roce (menor) de Raimundo Saporta con el régimen franquista se produce en 1973 cuando el club blanco agasaja y condecora al general israelí Moshe Dayan en un partido de baloncesto Maccabi Tel Aviv-Real Madrid, pues las imágenes no gustaron en absoluto en el Gobierno. Las relaciones entre los dos clubes fueron siempre excelentes a pesar de que España no reconocería al Estado de Israel hasta 1986. Saporta tuvo mucha influencia en ello.
En la transición democrática se publicaron listas de «judíos españoles en el poder» y Saporta aparecía en ellas con errores diversos («padre judío marroquí», «madre rumana», etc.), sin la menor repercusión. Esos tiempos de agitación pasaron sin más y Raimundo vivió unos años tranquilos, siempre junto a Doña Simona hasta su muerte. Sólo entonces (con casi 70 años), contrajo matrimonio con su compañera de toda la vida: Arlette Politi Treves. Oficialmente Arlette era otra parisina residente en Madrid desde la Segunda Guerra Mundial, vecina de los Saporta desde siempre; en realidad, Arlette (fallecida en 2009) también era una sefardita.
Desgraciadamente, el antisemitismo ha obligado a los judíos españoles a adoptar un perfil bajo o a guardar algún secreto como medida de protección. Fue el caso del judío sefardita Raimundo Saporta Nahmias (Estambul, 16 de diciembre de 1926 – Madrid, 2 de febrero de 1997), uno de los más importantes dirigentes de la historia del deporte español.
* Fernando Arrechea es doctor en Ciencias del Deporte y director de Cuadernos de fútbol, la revista oficial del Centro de Investigaciones de Historia y Estadística del Fútbol Español (CIHEFE).
Fuente: libertaddigital.com