Rabinos Sefardíes: Rabbí Yosef Albo (1380-1444) y la Disputa de Tortosa

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disputa

El Rabino Yosef Albo nació en Monreal del Campo, una pequeña ciudad en Aragón, España. Él fue alumno del famoso filósofo y rabino sefaradí Jasdai Crescas. El Rab Albo fue el autor de un libro muy importante: Sefer ha’Iqarim, El libro de los Principios. Entre otras cosas, en este libro se resumen los trece principios de la fe judía formulados originalmente por Maimónides, en tres “raíces” o fundamentos.

Estas tres “raíces” son:

  1. La creencia en la existencia de Dios.
  2. La creencia en la revelación (=la Torá es la palabra de HaShem).
  3. La creencia en la retribución divina, relacionado con la idea de la inmortalidad del alma.

La diferencia entre los principios de Maimónides y los del rabino Albo es básicamente técnica. El Rabino Albo también menciona la creencia en la unidad y la incorporeidad de Dios, la independencia de Dios del tiempo, y Su perfección. Pero él considera que estas son ramificaciones del primer principio.

Sefer ha’Iqarim también ahonda en el tema del alcance de nuestro conocimiento (epistemología =). En sus palabras: “el intelecto humano no puede alcanzar por sí mismo el conocimiento perfecto y la conducta ética, ya que su poder es limitado … por lo tanto, necesariamente, tiene que haber algo por encima de la inteligencia humana a través de lo cual  el conocimiento y la conducta pueden alcanzar un grado de excelencia “. Ese “algo”, por supuesto, es la revelación Divina, o sea, la Torá.

La Disputa de Tortosa

El Rabino Yosef Albo también es recordado por su participación en la “Disputa de Tortosa”. Este debate teológico tuvo lugar en la ciudad de Tortosa, España. Duró 67 sesiones (sic.), entre el 7 de febrero  de 1413 y el 13 de noviembre de 1414. El debate se organizó por la iniciativa del Papa Benedicto XIII, también conocido como “Papa Luna”, quien estuvo presente en la mayoria de las sesiones.

22 rabinos, que representaban a las principales comunidades de Aragón, se vieron obligados a asistir a la disputa, que se llevó a cabo en la lengua Latína. El rabino Astruc Halevy, el rabino Moshe ben Abbas y el rabino Yosef Albo se encontraban entre estos 22 sabios. El Rab Albo representó a la comunidad judía de Monreal del Campo, en Aragón. El orador principal entre los sabios judíos era el rabino Vidal Benveniste, que era experto en la lengua latina.

El responsable de llevar a cabo la disputa por el lado cristiano fue Jerónimo de Santa Fe שר”י, un judío apóstata convertido al cristianismo. Su objetivo era demostrar que el Talmud apoyó la idea de que las profecías mesiánicas se cumplieron con la venida de Yeshu. Para sostener esta afirmación absurda, Jerónimo usó textos talmúdicos adulterados e interpretó los Midrashim arbitrariamente.  Muy pronto, los rabinos se dieron cuenta que la idea original de un “debate” teológico era falsa. A los rabinos no se les permitió defenderse y exponer sus argumentos. Y cuando decían que los manuscritos presentados por Jerónimo eran falsos, los árbitros de la disputa censuraban a los Rabinos, argumentando que Jerónimo de Santa Fe, quien fue previamente un sabio judío,  era un experto en literatura Talmúdica. En un momento, el mismo Papa Benedicto XIII confesó a los rabinos que no se esperaba que ellos expusieran los dogmas de la fe judía y causaran problemas a los cristianos. Los Rabinos fueron invitados allí, explico el Papa, para ser adoctrinados en la fe cristiana, por lo que al regresar a sus ciudades se esperaba que instruyeran a los miembros de sus comunidades a abrazar la fe católica.

Mientras todas estas tortuosas sesiones tenían lugar, y aprovechando la ausencia de los líderes rabínicos, los misioneros cristianos iban a las ciudades judías y proclamaban que “los rabinos habían sido derrotados”. En el reinado de Aragón, el misionero más notable fue el tristemente célebre antisemita Vicente Ferrer (canonizado como “santo” en 1455). A los judíos se les pedía elegir entre la espada y la cruz. Los barrios judíos fueron saqueados por las turbas, miles de judíos fueron asesinados y muchos más se vieron forzados a convertirse al cristianismo.

Jerónimo se adjudicó la victoria de la disputa, lo cual fue secundado por los árbitros. A raíz de la disputa, el Papa firmó dos decretos (bulas)

1. “Contra Judeos” alentado el bautismo forzoso de los judíos de Aragón y 2. “Etsi Doctoris Gentium”, una orden del Papa para quemar todos los libros judíos, especialmente el Talmud.

Lejos de ser un debate teológico, la disputa de Tortosa fue un intento cínico de propaganda misionera para convertir los judíos de Aragón y despojarlos de sus bienes.

Darjé haTalmud también enseña algunas técnicas prácticas para mejorar la memoria y la habilidad  de concentración, virtudes esenciales para llegar  a la excelencia en el estudio del Talmud.

En el capítulo 12 Darjé haTalmud examina las maneras de estudiar los comentarios del Talmud, por ejemplo, Najmánides, Rishba, etc. El autor exhorta al lector a leer los comentarios analíticamente, tratando de descubrir cuál es la principal novedad que el comentario trata de enseñar.

En el capítulo 14 el autor aclara algunos de las términos Talmúdicos menos conocidos.

El libro es muy corto (menos de 60 páginas), y está escrito en un hebreo accesible.

Rab Yosef Bittón

Fuente: halaja.org

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One comment

  1. Interesante reseña, que abre espacio para una reflexion serena y desapasionada, en relacion a las cuestiones de órden teológico que en ella se exponen … Tengo para mi como cierta, que la fé cristiana proviene de la judia, y no se contrapone con ella (como tantos desde antiguo han pretendido asegurar) sino que se «complementa» al discurrir por identicas páutas de Revelacion, fundamentarse en la creencia en Un Mismo Di-s, y albergar parecidas expectativas en lo tocante a la salvaguarda del álma y a su inmortalidad …
    Conviene recordar, que hasta bien entrado el siglo II de nuestra éra, las comunidades cristianas de entonces, eran percibidas aún por parte del judaismo, como ramificaciones mesianicas surgidas de él, y no como la representacion de una religion «extraña» ajena a sus principios y antagónica respecto a sus propósitos …
    La cuestion de fondo, y de debate permanece inamobible, aquella que nos lleva a preguntarnos (afirmar o cuestionar) la Mesianidad de Jesus «Yeshuá» Su Identidad como hombre, Su vinculacion con Di-s, el Poder de Su Palabra, y la finalidad de Su Evangelio …
    Como diriá el gran escritor y pensador israeli Amos Oz, no sin cierta sórna; «Lo único que separa a judios y cristianos, es que los primeros aguardamos la Venida del Mesias, en tanto que los segundos, esperan Su Vuelta …»

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