«Las Joyas del Rif» iluminaron Toledo

Exposición compuesta por 120 piezas, en la que se muestran joyas procedentes del Rif, la región montañosa localizada al norte de Marruecos, entre las localidades de Tetuán y Nador. Estas joyas rifeñas están cargadas de simbolismos esotéricos con la función de alejar los maleficios, y todas ellas pertenecen a la colección del profesor Claudio Barrio, artífice de la muestra.
Además de prevenir el mal de ojo y de propiciar la fertilidad, entre las propiedades que se atribuyen a estas piezas está el alejar a los yenún (demonios) y ser símbolos de buen augurio. Este tipo de joyas, al igual que los vestidos, sirven para identificar a los miembros de una misma familia, proporcionando información sobre el origen social y geográfico de las mujeres que las llevan.

Los visitantes de la ciudad de Toledo han realizado un viaje virtual a las montañas del Rif en esta exposición que se ha presentado en la Mezquita de las Tornerías desde el 25 de noviembre. Un total de 3.000 personas han podido disfrutar de esta muestra cuyas piezasque pertenecen al catedrático de Historia Claudio Barrio, quien impartió clases en la ciudad marroquí de Alhucemas y recopiló durante años las joyas con las que las mujeres rifeñas se ataviaban para atraer al marido, aumentar la fertilidad o ahuyentar demonios y maleficios.

Los autores de cada una de las obras de arte que se exhiben en dicha exposición son sefardíes que vivieron en el siglo XIX, es decir, descendientes de los judíos que vivieron en España antes de su expulsión mediante el Decreto de la Alhambra o Edicto de Granada, editado por los Reyes Católicos en 1492. Así, uno de los objetivos de esta exposición, y más por el hecho de que Toledo es conocida como la «Ciudad de las Tres Culturas», ha sido tender lazos de diálogo y unión entre distintas civilizaciones y religiones en un momento en el que la situación socio-política internacional dice todo lo contrario.

Por lo tanto, la exposición es una muestra de la interculturalidad y de la convivencia de épocas pasadas que hoy se sigue conservando en Melilla, destacando la labor de los orfebres y plateros judíos que en su mayoría elaboraron estas joyas y transmitieron sus técnicas, en muchos casos procedentes de la antigua Al-Andalus.

Relevante papel de Melilla

Asimismo, es muy relevante el papel de la Ciudad de Melilla como principal ubicación de los talleres de estos artesanos desde el año 1885, hasta mediados del siglo XX. Estas joyas rifeñas están cargadas de simbolismos esotéricos con una función apotropaica (alejar los maleficios), tanto en los materiales utilizados como sobre las técnicas empleadas.

Las principales cualidades que se les atribuye son prevenir el mal de ojo, propiciar la fertilidad, alejar a los «yenún» o demonios, y ser símbolos de buen augurio. Además, dichas joyas tienen una gran importancia social, ya que, al igual que los vestidos, identifican a los miembros de una misma cabila, de manera que sus formas, materiales y decoraciones informan tanto del origen social como geográfico de las mujeres que las llevan.

De este modo, todos los expertos coinciden en que el material utilizado ha sido la plata para las mujeres árabo-bereberes que vivían en el campo, y el oro para las de las ciudades. Pero lo más sorprendente ha sido constatar que gran parte de las joyas bereberes fueron elaboradas por judíos itinerantes que se desplazaban con las cabilas nómadas, a cuyo servicio estaban. Juntos recorrían largas distancias desde la montaña al llano y viceversa, llevando consigo el instrumental necesario para el tratamiento de la plata, el coral, el ámbar y demás materiales propios de las joyas rifeñas.

Algunos se independizaron instalándose en lugares de difícil acceso. Se alojaban en pobres viviendas que les servían a la vez de taller, ubicado en la habitación más lóbrega y destartalada de la casa. Y es allí donde se hicieron las joyas más bellas de la exposición.

Desde el 25 de noviembre, fecha de su inauguración, un total de 3.000 personas han podido disfrutar de esta bella muestra formada por 120 piezas de orfebrería propiedad del catedrático Claudio Barrio.