La memoria genética de los españoles

Cuando cursaba la escuela elemental en mi querida Argentina, contando con siete u ocho años de edad, nuestra esforzada maestra nos relataba minuciosamente la epopeya libertadora de José de San Martín, Bernardo O’Higgins y Simón Bolivar. También nos explicaba de la vital valoración del significado de nuestra Madre Patria, España.

Yo comprendía con absoluta claridad el glorioso itinerario de nuestros próceres libertadores pero lo que me sumía en una gran nebulosa era eso de la Madre Patria ya que todos mis antepasados provenían de lo que hoy es Rusia, Bielorrusia y Ucrania y si continuaba indagando hacia atrás, terminaba en la legendaria Tierra de Israel.

A su vez el diccionario me decía, que madre patria era la nación con la que un grupo de personas estaban relacionadas sea por cuestión de nacimiento o por el origen étnico en su condición de inmigrantes.

Pasaron muchas décadas y mi carencia de comprensión e ignorancia continuaba inexorablemente hasta que ya, en mi condición de persona formal y madura, me fui enterando de muchos detalles que antes ignoraba completamente:

Del periodista del diario israelí Haaretz, Adar Primor, comentando que Carlos Casajuana, asesor diplomático del presidente de España José Luis Rodríguez Zapatero, dijo lo siguiente: «Se dice que después de Israel, España es el país con mayor población de judíos, aunque hoy ellos ya no practiquen la religión judía. Esto es porque realmente sólo pocos de ellos se fueron con la expulsión de España. La mayoría se convirtieron al cristianismo. Muchos de los judíos españoles tenían apellidos que indicaban profesiones. Zapatero -el que hace zapatos en español- es al parecer uno de ellos».

Del empresario Martín Varsavsky: «En España mucha gente tiene antepasados judíos (en 1492, antes de su expulsión, los judíos eran más del 10% de la población). Es probable que el propio presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, sea de origen judío ya que los apellidos asociados con las profesiones muchas veces lo son. España es hoy un país con menos de 20.000 judíos ciudadanos españoles que nos declaramos como tales, pero que al mismo tiempo tiene una enorme población de origen judío, verdad que siglos de Inquisición no pudo borrar».

Del genealogista Oriol Martí Ceballos, que nos da a entender que el canciller de España Miguel Ángel Moratinos tiene un apellido de origen judío muy común como la mayoría de los apellidos relacionados con profesiones, como Zapatero, que también es un apellido judío.

La memoria genética de Iberia
En estos últimos tiempos transcurren hechos increíbles y trascendentes, pues el lejano pasado logró proyectarse hasta un laboratorio de investigación genética del presente donde un grupo de científicos dirigidos por Mark Jobling, de la Universidad de Leicester de Inglaterra, y Francesc Calafell de la Universidad de Pompeu Fabra de Barcelona, estudiaron los cromosomas «Y» (que se trasmiten de padres a hijos) de judíos sefardíes de diferentes lugares del mundo y los compararon con los cromosomas «Y» de 1.140 personas que viven hoy en España y Portugal.

El fundamento del estudio del cromosoma «Y» -que es transmitido prácticamente sin cambio alguno de padres a hijos- es investigar los datos genéticos de diferentes grupos humanos y hacer comparaciones para ver si existen relaciones genéticas entre ellos.

Las conclusiones fueron realmente sorprendentes: el 19,8% de la población de la Península Iibérica tiene raíces judías sefardíes o sea que más de 10 millones de españoles y portugueses son descendientes de aquellos judíos.

Las conversiones forzadas y las inhumanas persecuciones de la Inquisición no lograron borrar la herencia genética de los forzados que permanece hoy viva en las sociedades ibéricas y sigue trasmitiéndose indefectiblemente de padres a hijos.

Las pruebas están a la vista, un quinto de la población de España y Portugal tiene ancestros de anusim y conversos, y aquellos que lograron sobrevivir a las 300.000 víctimas judías que la Inquisición asesinó, dejaron sus huellas para que se revelen hoy. El legado genético y humano de nuestros hermanos ha llegado hasta nuestros días y se prepara para irrumpir en una gran revolución cultural que modelará el futuro de nuestra humanidad.

Por fin me di cuenta porque José Luis Rodríguez Zapatero y Miguel Ángel Moratinos me resultaban personajes muy peculiares y con rasgos tan familiares y conocidos.

Por fin comprendí perfectamente por qué España tenía posibilidades de proyectarse como una especie de Madre Patria para muchos de nosotros.

Lo que no logré comprender aún (quizás tú, querido lector, puedas explicármelo) es por qué todavía unos cuantos españoles siguen poseídos de una delirante judeofobia y sionofobia tan acentuada y sin igual (salvo muchísimas, honrosas, amistosas, cálidas y simpáticas excepciones).

 
Fuente: Aurora