El día en que se seltearon los moros
Por en-nahí del siglo XIX, los moros de Laracheee, se seltearon contra los jjudiós. Disheron: “que moros”, si no los mataban a todos. En denantes de que los franceses y los sfaradim quistianos cojjeran cada uno d´ellos un cashito de Maruecos y se lo repartieran como se reparte un plato arremontadooo. .., mi bizawuela la descansada, que se yamaba Sim´ha Caro y la deziamós Imma Sim´ha, tendríaaa…, como unos trenta años. Sus hijjas, unas cinco como la mano, y sus hijjooos… dos, aunestaban chiquitos todos eyos. Su marido Semuel Ferares (Fereres discués), el awuelo de los ojjos míos de bappá, ´staba ´costumbrado de viajar muncho por mor de sus negosios. No bos creais que s´iba a las Uropas. ¡Ainó! Gher al campo ande tenía los terrenos y el ganado de carneros. Cuando yegaba el tiempo de trasquilarlos, sieeempre´staba de ´hassas detrás de los encargados …no feran a “meter la mano”. Esas idas le levaban a rodear por ´Arbaua y por ahí d´Alcasar ande tenía todo eso y… nossé si alguna otra coza.
Todos los mezes él y ´Abdelkamel su empleado, abashaban a la cuadra y preparaban las mulas con lo que iban a necesitar en esos días de trabajo, y además, lebaban una arma de fuego en la sintura, cada uno d´ellos, no fera que los mal-logrados de los salteadores de caminos los feran a robar y matar. Mi awuela Zahra la descansada, me contaba, que cuando los tocó el turno a “los ojjos suyos” de mi awuelo Semuel (Z´L), y discués de él, a los ojjos mios de bappá (Z.L.), temblaba, no feran a yenarsen tamien … ¡De piooojjos! En una d´estas salidas de los tiempos de mi awueloooo… dácate que los morooos … se seltearon. Disheron que moros, si no ´ntraban en el mel-la´h y mataban y robaban a todos los jjudiós… En una d´estaaas, d´jjbel entró al Barandío de Larache, qu´era´nsina como yamaban al Mel-la´h. Los desdichados de los muestrooos.. . ¡Todos muertos d´espanto, lo mire el Dio y s´apiade, se trancaron por detrás de las puertas de sus cazaas, pa mirar si podrían salvarsen de la matansina. Wua como todos, Imma Sim´ha hhizó lo mismo. Dizzen qu´ eraaa… ¡Una ´hafritsa! Tenía un podeeer..¡Nadie le khemeaba! ¿A má s´espantaba por ellaaa? El espanto era por sus hijjitos. Los apañó a todos, y, discués de jjorrear muebles y ponel-los tras el portón d´entrada se subió al terrado y s´apostó enfrente de las escaleras, con una arma en la mano de las que´nmentan espingarda y se quedó´sperando qu´aparesiera algún mel´hoc d´esos pa mandal-le al otro ´olam.
Defendió tan bien su caza, me contaba la descansada de mi madre, que cuando yegaron las em´hal-las del Basha pa ´salbal-looos, hayyaron a tres quitadoees, estirados y quefseados en el suelo del setuán. Y eyaaa…, Imma Sim´ha, se hallaba tranquiiila. .. sentada en una sía del fokhi de la caza con sus críos apañados cab´eya, como si nada pasara. Este cuento le conoció mi madre porque mi awuela se le contó a ella.
Zahrita la Queshadora. Caracas Agosto 2007. ( Sara Fereres de Moryoussef)
Fuente: Raque Fhima
SARA FERERES DE MORYOUSSEF escribió el delicioso libro «Larache, crónica nostálgica». También es una autora de relatos y cuentos desde los que da una visión muy curiosa de Larache, su forma de describirla, de rememorarla, de recordarla…
Especialmente porque utiliza el jaquetía o haketía como lengua vehicular, y eso le da un valor especial a estos relatos, pues a su memoria privilegiada, que le hace reproducir hechos y escenas de hace tantos años, une el recuperar ese habla tan característica de los hebreos de Larache y de Tánger.
En fin, son una especia de relicario que hemos de preservar como otro de los patrimonios culturales de Larache.