18 de febrero de 1417. Sin duda una fecha que quedará marcada en la judería de Castelló de Empúries. En un sólo día más de cien personas eran bautizadas (obligadas) en la pila bautismal de la iglesia. Una pila bautismal construida a partir de un sólo bloque de piedra. Divida en dos pilas, una mayor para los adultos, y otra más pequeña para los niños. Una pila bautismal que sirvió para convertir a cientos de judíos hace más de seis siglos y que todavía hoy contemplo con asombro. Mirar hacia ella sin imaginar la dura vida de quien por allí pasó forzado, se hace imposible.
Castelló se convirtió en el siglo XI en la capital del Condado de Empúries, lo que llevó a convertirse en centro político y económico de la región. Con el establecimiento de la residencia de los condes en la localidad, ésta se convertiría en una de las más prósperas del noreste de Cataluña. Una importancia medieval que ha dejado su poso en una sugerente herencia urbana de la que la iglesia de Santa María y el edificio de la prisión (hoy museo de historia) son dos de sus más significativos ejemplos.
La iglesia y su pila bautismal
Uno de los edificios más importantes de la bonita Castelló durante siglos ha sido, y es, su templo religioso. Construida sobre una antigua iglesia románica, se inició su construcción a principios del siglo XIII, terminándose dos siglos después, a comienzos del siglo XV. Además de por su pila bautismal, la relación del templo religioso con la comunidad judía queda manifiesta en varias de las representaciones artísticas. Observamos el retablo del altar mayor en la que aparecen rabinos judíos, así como la cabeza esculpida de un judío en la fachada principal de la basílica. Además de una estela funeraria que encuentro en lo alto, al subir al mirador.
Al pie de la iglesia se halla lo que fue cementerio de los judíos conversos, a los que se enterraba en una lugar separado de los cristianos “viejos”. Situado en el lugar que hoy en día ocupa la capilla del Santísimo, y en un paseo que conduce mi caminar hasta un mirador.
Había en Castelló de Empúries una de las juderías más importantes de la Edad Media en la región, junto a Gerona y Perpignam. Una aljama que se comenzaría a formar a principios del siglo XIII. En sus comienzos se situarían en la parte donde hoy en día se encuentra el carrer dels Jueus y donde se ubicaría una de las sinagogas. Sería durante el transcurso del siglo cuando se constata la existencia de una comunidad judía consolidada en Castelló. Si bien, su época de mayor esplendor será durante finales del siglo XIII, y principios del XIV, con una comunidad estimada de unas 300 personas.
Conversiones (forzadas) por la necesidad
Parece que la relación entre judíos y cristianos más que cordial, fue simplemente de respeto. Los judíos con más cualificados trabajos, como médicos, eran bien aceptados. No ocurría lo mismo con aquellos que tenían profesiones realizadas por cristianos, y por tanto competencia para ellos. Estas profesiones les eran vedadas, dejando a gran cantidad de judíos en la indigencia. Ésta, entre otras presiones religiosas y políticas, produjo que muchos se convirtieran para poder ganarse el sustento y sobrevivir. Las conversiones habían comenzado a finales del siglo XIV, cuando encontramos pruebas documentadas de los primeros judíos conversos.
Si la posibilidad de trabajar fue una razón de peso para la conversion al cristianismo, no lo fue menos la presión ejercida sobre la población judía por parte de las élites eclesiásticas. La vida de la comunidad hebrea bajo condiciones de opresión hacían la vida a la comunidad prácticamente imposible. Se llegó al extremo de “obligar” a la conversion o a tener que abandonar la población y ser sus bienes confiscados. A la masiva conversion de 1417, hay que añadir otras importantes ya desde 1415, lo que redujo el número de hebreos considerablemente. Quedaba así la comunidad judía muy reducida, y prácticamente desaparecía de la localidad.
La sinagoga de Castelló
Paso mis primeras horas recorriendo las calles de la judería de Castelló. Disfruto con el entramado de calles de la localidad imaginando cómo sería la vida de hace unos siglos. Me acerco desde la primera judería hasta la nueva donde se ubicaba una de las sinagogas, en la actualidad en periodo de recuperación. Situado frente a ella nada hace suponer que tras aquellas puertas hubiese un templo judío, y sin embargo la documentación encontrada corrobora su existencia. A finales del siglo XIII se produce el movimiento de la comunidad judía desde la periferia hacia el centro, a la zona conocida como Puig Mercadal, próximo al Palacio del Conde de Empuries, y lugar donde estarían los comerciantes y artesanos.
Tengo la suerte de encontrarme con el propietario del local, Vicenç Comas, quien me comenta que el edificio le llegó por herencia familiar, y que pertenece a sus antepasados desde comienzos del siglo XVIII. Que tienen en mente varios proyectos y que su hija (historiadora e investigadora) tendrá un papel importante en la gestión del espacio. Me habla Vicencs con pasión sobre el lugar y sobre la historia judía de Castelló; de cómo con total seguridad en el espacio haya también una mikvé (baños de purificación), y de los planes de abrir el espacio al público (quizá a día de hoy ya lo esté, mi visita fue hace algún tiempo).
Los propietarios han decido darle el nombre de sinagoga del Puig del Mercadal, en relación al nombre del lugar en la época. Una sinagoga de la que se tiene constancia documental desde 1284 (en un contrato de compraventa del lugar) y que durante los siglos cambió no solamente de manos, sino también de función. Se convirtió en un hostal durante el siglo XV, produciéndose grandes transformaciones en el espacio (significativas en el siglo XVIII). Jaume Riera, propietario en aquella altura, debió pensar que la estructura de la sinagoga sería muy atractiva para el negocio de la hostelería. En pleno siglo XXI, seguramente, seguiría pensando lo mismo.
Hoy, me comenta el propietario, visitando el lugar nos podemos hacer una idea clara de cómo era mediante lo que todavía perdura de la sinagoga, y con la documentación encontrada. Tendré que constatarlo en una próxima vista.
Mi visita a Castelló se acaba. Decido terminar por donde había comenzado. La antigua prisión. Edificio en el que se encuentra la oficina de turismo, y el Museo de Historia Medieval, y donde trato de instruirme y empaparme de la historia local. Contemplo, destacando sobre otros restos relacionados con el poso judío, una mezuzá (caja donde se guardaba un pergamino con versículos de la Torá) o una serie lápidas funerarias hebreas, posiblemente una de las colecciones más importantes que podamos encontrar en la península.
En una de las tumbas, se puede leer (quien sepa hebreo, claro):
“la joven Sara
descanse en el Paraíso, hija de José
de Tena. Fue arrebatada
[en el mes] de Adar”
A Sara le fue arrebatada la vida. A sus familiares y amigos les arrebatarían o bien su religión, o bien su hogar. Nunca fueron buenos tiempos para la lírica, ni para las minorías.
Rodolfo Contreras
Fuente: elviajedephotographyto.com