Una década para contar el siglo XIV

Una década para contar el siglo XIV - Foto: Rueda Villaverde
Una década para contar el siglo XIV – Foto: Rueda Villaverde

 

Juan Castell lleva años conviviendo con una familia que nunca existió, pero que podría haber existido, como él matiza. Son los protagonistas de cinco novelas que comenzó a publicar hace una década, que han leído miles de personas y que recorren casi un siglo de la historia peninsular, entre 1309 y 1391. Con El día más triste, Castell cierra una pentalogía en la que se adentra en la cultura sefardí, la vida cotidiana medieval y también en los procesos que desembocaron en la gran matanza de judíos de Sevilla.

«Yo quería contar el paso de la gran pandemia de peste por una ciudad del Reino de Castilla», recuerda. Eligió Sevilla como marco de esa epidemia, ocurrida en 1348, porque conocía bien la ciudad. Al adentrarse en aquel mundo, decidió que fuera un médico su protagonista. De este modo, la saga nace de un gesto intuitivo, casi casual, con un epidemiólogo que quiere explicar la peste de 1348 con la misma claridad con la que Boccaccio contó la de Florencia en El Decamerón. Para llegar al médico y situarlo en Sevilla, empezó a escribir sobre sus estudios y decidió que fuera judío.

Así, inspirado por las grandes familias sefardíes de Toledo, creó un linaje ficticio cuya vida empieza a desarrollar en Luz de Sefarad, el primer libro. Cuando llevaba mucho escrito, se dio cuenta de que había avanzado muy poco en el tiempo, y acabó en 1319 con esa primera historia.

Una década para contar el siglo XIV - Foto: Rueda Villaverde
Una década para contar el siglo XIV – Foto: Rueda Villaverde

 

El segundo libro ya se sitúa en 1348, en la epidemia de peste, y llega hasta la muerte de Alfonso XI por la enfermedad, en 1350. La saga podría haber terminado ahí, pero justo en ese momento surge como rey Pedro I, cuya vida tiene mucha proximidad con Ciudad Real, por las batallas con los Trastámara. Dedicó dos años a reconstruir su biografía y recorrió los lugares más significativos del monarca. «Me fui a la misa mayor de la Catedral de Sevilla, a Las Huelgas de Burgos, a los alcázares, a sus palacios… Estaba obsesionado», señala. Así empezó a escribir la vida del rey desde la mirada de un familiar del primer médico judío, que sigue sus pasos hasta la muerte de Pedro I. Este es el tercer libro, Yo soy el rey.

La cuarta novela siguió a la familia con ¡Y mañana en Jerusalén!, planteando el viaje de un judío hasta la Palestina de entonces, que estaba ocupada por los mamelucos.

Finalmente, en este último libro narra su regreso y esa matanza que marcará la historia del siguiente siglo hasta 1492, con la expulsión de judíos y moriscos.

«Todo lo que envuelve a los personajes es real. Yo coloco a mis personajes en la historia y cuento lo que ven», afirma, remarcando que la novela histórica es un ejercicio de narrar la verdad. Los Toledano son ficticios, pero realmente podrían haber vivido y lo que hacen, sus aventuras y sus vidas podrían haber ocurrido. Ese rigor lo llevó a sumergirse en textos medievales, a estudiar procedimientos médicos, a leer las Partidas de Alfonso X en castellano antiguo para reproducir juicios y prácticas legales. «He hecho la carrera de Historia Medieval en estos años», bromea Castell. «He operado personajes con material que existía. Todo es histórico», dice en esa primera persona. Consultó con especialistas para validar cada procedimiento, como por ejemplo un parto en la época.

Castell señala que el médico que inicia las obras se define por algo esencial: observa. Para Castell, el personaje encarna una idea que le obsesiona: «Siempre he pensado que ha habido gente en el pasado que ha hecho cosas adelantadas a su tiempo y no han trascendido». De ahí que plantee a ese personaje con conocimientos capaces de hacer avanzar la obra.

Cuando habla de los protagonistas, el escritor lo hace en primera persona porque reconoce que se ha identificado con ellos en cada paso. La escritura se convertía así en una forma de volver a ejercer su propia profesión en el siglo XIV. También para describir una huida por Sierra Morena, por ejemplo, tuvo que investigar cómo encender fuego, cómo cazar sin armas, cómo sobrevivir al frío, como si fuera él el que tuviera que realizar aquel viaje.

Lo más difícil de estos años, señala Castell, es pensar en la geografía de la época. Por ejemplo, la Sevilla que se conoce y se visita es la del barroco, pero bajo ella se encuentra la Sevilla de sinagogas y mezquitas. Para narrar la vida, explica Castell, entendió que necesitaba reconstruirla: las calles, los ríos, los oficios, los rituales. Para lograrlo, desenterró el terreno medieval para saber por dónde «iban caminando» los personajes.

Todas sus novelas se pueden encontrar en Amazon, a un euro, indica Castell, señalando que su objetivo es que la «gente lea» sus libros. Su apuesta digital le permitió alcanzar lectores en todo el mundo hispanohablante. «Siempre hay alguien leyendo mi novela. Eso da gusto» y, en este sentido, apunta que más allá de las ventas se siente satisfecho por haber construido una historia «sólida» que se sustenta en datos.

Aunque la pentalogía termina en 1391, Castell admite que le gustaría seguir: «Me gustaría llegar hasta la expulsión de los judíos», en 1492. El siglo XV, dice, aún guarda muchas historias que merecen ser contadas. Pero también reconoce que dependerá del tiempo, del impulso y de su editor. Mientras tanto, sigue escribiendo otros proyectos: una novela ambientada en la Primera Guerra Mundial, obras de teatro o textos contemporáneos.

Por Hilario L. Muñoz
Fuente: La tribuna de Ciudad Real | 24.11.2025

Check Also

Ivo Andrić en su casa, Foto: wikipedia/stevan kragujevic

Exposición «España en el mundo de Ivo Andrić» en el Cervantes 25.11.2025 a 25.1.2026

Cómo el Premio Nobel en Madrid encontró un tema que marcará su vida: Exposición «España …

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.