El sábado 18 de diciembre, el Centro Cultural Sefarad de Buenos Aires abrió sus puertas a una gran fiesta. Por primera vez en Argentina, se realizó un espectáculo representando una auténtica boda judeo marroquí, y quienes estuvieron presentes no podían discernir si se encontraban en Marrakech o en cualquier otra ciudad mágica de Marruecos.
Nos acompañó un clima cálido casi parecido al de Casablanca o Tetuán mientras que la decoración y ambientación montada con velos y luces de colores, replicando el mosaico del norte de África, daba la sensación de haber viajado a Marruecos el tiempo que duró la presentación.
La música en vivo, a cargo de Liliana Benveniste (voz), Karina auday (guitarra) y Valeria Hamra (percusión) sumada a los videos y a la música ambiental le dieron el marco justo a esta espectacular noche.Difícil no disfrutar con la magia y la alegría esa noche, donde también se pudo degustar la gastronomía ofrecida por el buffet con delicias orientales.
El anuncio de la entrada de los novios (los actores Vivi Huerin y Maximiliano D’Arco) con una música típica venida de un mundo lejano produjo la señal del “ábrete sésamo” y aparecieron los 2 jóvenes vestidos con los atuendos tradicionales, deslumbrando con su llegada y acompañados de un cortejo de mujeres alumbrando el recorrido con candelabros y portando el cofre con joyas o bandejas con dulces, al son de cantos y panderetas, hasta llegar al altar dónde los novios se instalaron en un sofá rodeado de almohadones y artesanías venidas de Marruecos.A partir de allí por el tiempo que duró la ceremonia de la henna, típica de las bodas, parecía que emprendemos un viaje en alfombras mágicas, recorriendo mundos lejanos con música y tambores y frente al asombro del público. En este punto, llegó la bailarina para terminar de completar el hechizo haciendo bailar al público y a los novios, y así fue que, al son de la darbuka, se levantaron hasta los que nunca imaginaron poder bailar esa danza milenaria que, contagiados por la alegría, se animaron a mover sus brazos y caderas descubriendo dones que no sabían que poseían. Este fenómeno solo se puede lograr en el clima óptimo de una fiesta donde Esther Benmaman y Chantal Elharrar, ambas nacidas en Marruecos, pusieron a disposición de todos sus ganas de mostrar el legado de su cultura, recuerdos y vivencias familiares plasmados en una sola noche.No nos cabe duda que para los presentes va a ser un recuerdo inolvidable en todos los sentidos, visuales, emotivos y degustativos, porque para el final se ofrecieron dulces hechos con dátiles, almendras, azahar y miel y también un vaso de té de menta; servido en teteras y bandejas de plata desde un rincón del salón atendido por un joven de origen marroquí con fez en la cabeza que desplegaba su arte maravilloso de hospitalidad y generosidad para hacer degustar el aroma que desprendía el elixir de esta infusión y que todos aquellos que viajaron a Marruecos no pueden olvidar.Chantal y Esther, por otra parte, hace años que organizan el Henna Party para las novias que desean incorporar esta celebración a sus bodas.
El sonido e iluminación a cargo de Marcelo Benveniste le dieron el ambiente perfecto a una noche espectacular!
Por una noche viajamos a Marruecos con gran asistencia de público y agotadas las localidades.
¡Esperamos que pronto se realice nuevamente!