El 17º Confarad tuvo lugar en Río, en julio de 2024. Este tradicional encuentro, destinado a preservar y difundir la cultura de los judíos de origen ibérico y oriental, ya se ha consolidado como un evento importante en el calendario comunitario brasileño.
Confarad surgió como una necesidad de preservar y difundir la riquísima colección de judíos cuyas raíces lingüísticas son el ladino, el haquetia y el árabe. Desde el principio se utilizó un modelo que había funcionado muy bien en la celebración de congresos médicos. Para su formato contribuyó en gran medida la experiencia de un colega y amigo ortopedista, el Dr. Marcos Musafir, él mismo judío y sefaradí, que tenía amplia experiencia en la organización de eventos médicos de gran éxito tanto en Brasil como en el extranjero.
Como en esos encuentros, fue necesario elegir un tema básico para cada uno de ellos. El nombre Confarad era una feliz asociación entre el prefijo con, de Congresso, y el sufijo farad, de Sefaradi. Una vez creado el nombre, era importante elegir una imagen que los ilustrara, ya que la idea, desde sus inicios, fue convertirlo en una especie de marca registrada de la comunidad sefardí brasileña. Se solicitó la ayuda de un diseñador para crear una marca fuerte y fácil de recordar, tarea que recayó en el reconocido artista y comunicador Daniel Azulay Z”L. Azulay se sintió muy feliz de inspirarse en la figura icónica de Maimónides para crear el símbolo de Confarad: un personaje con los brazos abiertos, que transmite la idea de unidad y convivencia.
Desde la primera reunión se decidió formar un coro para interpretar en ladino las canciones del riquísimo cancionero sefardí. Este coro recibió el nombre de Ángeles y Malahines, en el que Malah, en hebreo, significa ángel y el plural, que en realidad debería ser Malahim, utilizaba una forma ya portuguesa de la expresión. Entre muchos otros, podemos mencionar dos nombres que destacaron en el ámbito musical de Ángeles: José Behar Z”L, quien dirigió el coro durante varios años con enorme entusiasmo y Leon Rousseau Z”L, científico y violinista de origen egipcio que emigró al Brasil cuando comenzó la persecución de los judíos en su país de origen. En realidad, la expresión Ángeles y Malahines fue un saludo que aprendí de mi abuela paterna, Mari Menda Z”L, originaria de Edirne, Turquía, cuya lengua materna era el ladino. Fue una bendición desearle buena suerte cuando íbamos de viaje, actividad que, por cierto, a ella le encantaba. A las primeras reuniones del grupo, en el Templo Beth-El, en Copacabana, asistieron dos hermanas del señor Abravanel Z”L, más conocido por su nombre artístico Sílvio Santos, quien pidió a su secretaria participar activamente en la difusión del Congreso.
Para la organización de aquel 1er Confarad, también pude contar con el apoyo indispensable de la economista Ángela Neves, mi socia en una empresa farmacéutica. Un estimado amigo, Cleber Baruch, que siempre estuvo dispuesto a colaborar, ayudó mucho en esta primera fase. Quien apoyó la realización del Primer Confarad desde un inicio fue el incansable activista comunitario Alberto Nasser Z”L. El lugar elegido para realizar este primer Confarad fue un imponente edificio recientemente inaugurado, en la esquina de la Av. Atlántica y Princesa Isabel. Como la idea inicial sería realizar estos encuentros en diferentes capitales de Brasil, se realizó un segundo Confarad en São Paulo, con la presencia, entre otras autoridades, del Gran Rabino de Israel y del escritor Boris Fausto Z”L, autor de una Historia consagrada de Brasil.
Sin embargo, con el tiempo se demostró que Confarad tenía todo que ver con la Ciudad Maravillosa. Desde aquellas primeras reuniones, ha pasado mucha agua bajo el puente, incluida una pandemia inesperada y traicionera, que se cobró la vida de partidarios notables, en particular el inolvidable Haim Nigri Z”L.
No podría dejar de mencionar la participación de una activista novel, dinámica y creativa, Vitória Sulam Saul Z”L, portadora de un espíritu generoso, auténtica locomotora comunitaria, llena de ideas y movida por un gran entusiasmo. Otro socio fundamental fue –y sigue siendo– el laureado e incansable Luiz Benyosef, científico de renombre internacional. La profesora Cecilia Fonseca da Silva, carioca radicada en Brasilia, participante dinámica del grupo y del coro, contribuyó al éxito de las actuaciones de Ángeles, con su profundo conocimiento del portugués y del ladino. Destaco mencionar el nombre del diplomático turco Beki Behar Z”L, también con fluidez ladino, que llegó a Brasil con la misión oficial de establecer la primera embajada turca en la recién inaugurada capital federal.
Desde su fundación, Confarad ha experimentado sucesivas mejoras y la incorporación de nuevos y entusiastas líderes y participantes. Mi salida de Brasil, hace algunos años, no comprometió la continuidad del grupo, que permanece vivo y en permanente actividad. La adhesión de importantes nombres de la elite cultural y política brasileña, que comenzaron a identificarse como judíos, sirvió para comprobar el éxito de la idea inicial. Muchos de ellos tienen apellidos portugueses y, por su origen judío, deben considerarse –y ser considerados– sefardíes.
La semilla que ayudamos a sembrar, Baruj Ha’Shem, ha germinado y está dando excelentes frutos. Espero que siga así durante muchos, muchos años.
Por Nelson Menda
NdR: Miembros del Centro Cultural Sefarad hemos participado de una de las ediciones de Confarad y podemos dar fe de la importancia y excelente organización que tiene este evento