Ruta por las juderías del Alentejo portugués

Sinagogas, callejuelas y empedrados en un itinerario por el patrimonio sefardí de Castelo de Vide, Elvas, Évora, Lisboa, Alenquer y Torres Vedras

Casco histórico de Elvas (Alentejo, Portugal)

La conversión de los judíos al cristianismo en Portugal fue masiva, obligada y a menudo ficticia. Renegaron de forma pública de su fe y sus costumbres, al igual que sucedió en España, para sobrevivir. Unos huyeron, otros fueron verdaderos convexos y otros mantuvieron su religión en secreto. Y todo ello hizo que no se conservaran sus barriadas de la mejor forma posible. Así, en Oporto, por ejemplo, la existencia del barrio semita es casi testimonial. Se fue desvaneciendo con el reniego de los suyos. En otras zonas, sin embargo, podemos visitar un patrimonio de enorme interés y desconocido por la mayoría. Pueblos y villas que atesoran un pasado relacionado con la cultura hebrea y que mantienen latente una conexión con ella.

La expulsión de los judíos en Portugal comienza en el año 1497. De la mano del rey Manuel I y bajo la presión de una monarquía hispánica recién estrenada, empieza la decadencia en la península de un pueblo que siempre fue errante y próspero en el terreno económico. La singularidad de sus construcciones, el entramado irregular de su callejero y las sinagogas nos permiten trazar recorridos por los vestigios que quedan de su estancia en la vecina Portugal.

Juderías del Alentejo

En el Alentejo, al norte del Algarve, podemos señalar hasta tres barrios que se incluyen dentro de la Red de Juderías de Portugal. El primero de ellos se encuentra en Castelo de Vide, una pequeña localidad situada en el Parque Natural de la Sierra de San Mamés. Aislada, solitaria y tranquila, numerosas familias judías procedentes de España se asentaron en esta villa, ya que la persecución de lo sefardí ya había comenzado con los Reyes Católicos. Así, durante algunos años, el país luso, tan cercano, fue refugio para muchos.

Las calles da Fonte, do Mercado, do Mestre Jorge o dos Serralheiros son algunas de las arterias de la antigua judería donde todavía hoy podemos observar el barrio que fue. A pesar de haber sufrido numerosas remodelaciones, aún conserva muchos elementos característicos de la peculiar cultura que la habitó: las puertas de arco ojival de las casas particulares, los comercios y talleres, el empedrado o las aceras son los principales. También resulta interesante en esta ruta la sinagoga, cuya fecha de construcción se desconoce pero en la que se ha establecido hoy un museo donde ahondar en esta civilización.

Más cerca de Huelva, se encuentra Elvas, una de las seis ciudades más pobladas de Portugal durante la Edad Media que recientemente ha sido declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco. Las vastas murallas en las que se encierra, su catedral de estilo gótico tardío, el castillo o la presencia de mezquitas y sinagogas fueron esenciales para ello.

Se conoce la existencia de una comunidad judía en Elvas desde la época islámica (714-1230). Y la Judiaria Nova se creó en el S. XIV, lo que nos indica que la población aquí era muy numerosa. Todavía se conservan marcas de cruces en algunas paredes, que fueron símbolos de cristianización en viejas casas de judíos, y la que se levantó como una de las mayores sinagogas del país, en la calle Açougues. Además, el Centro Histórico de Judíos es un punto adecuado en el que comenzar los distintos itinerarios que nos guarda esta ciudad.

Nuestra tercera judería del Alentejo se ubica en la capital, Évora, cuyo casco histórico también se encuentra en el listado de la Unesco. Esta localidad de 50 000 habitantes custodia un enorme patrimonio donde se aprecian restos romanos, palacios, conventos y edificios del medievo. Una biblioteca pública plagada de rarezas y calles en las que perderse a través de la estrechez de sus leyendas. La huella semita ha sido muy castigada y hoy se encuentra en una nebulosa de documentos y leves marcas, aunque nadie duda de la idiosincrasia de su núcleo urbano.

Juderías cercanas al Alentejo

Lisboa, Alenquer y Torres Vedras no están lejos de Andalucía y se presentan como destinos de enorme interés en lo que a lo sefardí se refiere. La primera arrastra una historia donde la civilización judía siempre ha estado presente. Un monumento a la tolerancia recuerda en Largo de São Domingos la cruel Masacre de Pascua de 1506. Las fachadas con azulejos y desconchones, el barrio de Alfama, donde convivieron las tres culturas, y los miradores que apuntan al Atlántico son algunos de sus atractivos.

En la aldea de Alenquer, por su parte, se expulsó a un gremio de artesanos judíos al culparlos de la quema de una iglesia y en Torres Vedras, donde los restos también son escasos, el Centro de Interpretación de la Comunidad Judía se acopla entre el castillo y a unos metros de la antigua judería. En Portugal no todo son playas, botellas de caldo verde y marisco. El país limítrofe atesora un diluvio centenario de historia y relatos. Es capitel de fado, cultura y juderías que merecen la visita del curioso.

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