El río se encendía
La estrella asomaba
Su luz tras la nube,
Inicio del reposo.
Dos amigos impacientes
Con el índice la señalaban;
Ante el grito del Shabbat
Su falsa conversión lloraba.
El río en su cauce,
Impotente testigo
Susurraba el peligro
Del lamentable gesto.
De la berajá
A la hoguera
El desliz cometido
Reducía el tiempo.
Oculto, el inquisidor
Aguardaba. Su presa
El error cometía pues,
Aun judía su alma era.
André Gattegno
Buenos Aires – Argentina