
Durante la Primera Guerra Mundial, las autoridades otomanas, cada vez más desesperadas por recaudar fondos para su ejército, se volvieron contra los comerciantes judíos de Bagdad. Los trataron brutalmente, extorsionándolos y ahogando en el río a quienes no podían pagar (con agradecimientos: David K.).
Violette Shamash, en su libro Recuerdos del Edén, relata cómo, en 1915, unos hombres con uniforme turco se llevaron a su abuelo, junto con otros miembros prominentes de las comunidades minoritarias. Fueron detenidos y deportados a Mosul bajo sospecha de colaborar con el enemigo. Caminaban o montaban en mulas bajo vigilancia alemana o turca.
Entonces, inexplicablemente, a su abuelo se le permitió regresar a casa, quizá para que pudiera entregar sus ahorros al vaciado tesoro otomano. Quienes no pudieron pagar acabaron ahogados en el río Tigris.
Salim Fattal relata este terrible episodio en los callejones de Bagdad:
Los turcos impusieron un régimen de terror en Bagdad. Cualquiera que fuera sorprendido participando en actividades de espionaje era condenado a muerte. Un grupo fue ejecutado en 1915, incluyendo a un comerciante judío, Joseph Shkouri, en el barrio de Ras al-Qarya. Los líderes comunitarios relataron que otros condenados a muerte, incluido un judío de la familia Sofer, fueron cosidos en sacos de arpillera y arrojados al río. Los turcos esperaban que la espantosa visión de cuerpos colgando de la horca o arrojados al río en Bagdad o Damasco sirviera como disuasorio contra nuevos actos de subversión.
Fuente: Jewish Rfugees |