Las callejuelas de Toledo guardan un edificio de belleza singular: la Sinagoga del Tránsito. De estilo mudéjar y construida en el siglo XIV, alberga el Museo Sefardí, que dirige desde 1976 la doctora en Filología Semítica Ana María López. Este centro, por el que han pasado el Rey Don Juan Carlos y el Príncipe Felipe de Borbón, contó el pasado año, en sus escasos 300 metros, con unos 320.000 visitantes. Ahora, se prepara para ser el primer museo estatal que cuente con una visita específica para ciegos.
Por Carmen Sáez
Ana María López lo sabe casi todo de este sitio, su segunda casa. A lo largo de su historia -se inauguró el 13 de junio de 1971- el museo ha sufrido varias remodelaciones para mejorar el estado del artesanado de la sinagoga, sus yeserías o reordenar las colecciones. Actualmente está pendiente una más para ampliar sus metros y crear una sala en la que poder acoger exposiciones temporales, proyecciones y talleres.
Para ello, el Museo Sefardí deberá esperar a que acaben las obras de su vecino Museo de El Greco, cuyos materiales ha acogido la institución que dirige López.
Inscripciones en hebreo. La pieza más importante es, sin duda, la propia sinagoga. Sólo existen otras dos en España en tan buen estado de conservación, en Toledo y en Córdoba, respectivamente.
Aparte de por su belleza, el edificio cuenta con dos tipos de inscripciones hebreas: unas tomadas de la ‘Torah’ y otras de carácter histórico con alabanzas al Rey Don Pedro I de Castilla, quien dejó a su tesorero, Samuel ha-Leví, la construcción de este templo, ya que en esa época sólo se permitía reparar las sinagogas existentes, no construir nuevas.
Con el paso de los siglos, la sinagoga sufrió diversas vicisitudes. En 1494 sirvió de hospital y asilo para los caballeros calatravos. En el siglo XVI pasa a ser exclusivamente iglesia, adosándose un retablo central al cuerpo del antiguo ‘hejal’ -que curiosamente, lo protegió-. En un altar que se construyó se instaló un cuadro del Tránsito de Nuestra Señora, de ahí el nombre en esa época de la iglesia y después, de la sinagoga. No fue hasta 1877 cuando fue declarada Monumento Nacional.
Unas 400 piezas. El Museo Sefardí consta de cinco salas y dos patios, el Norte y el Este, en el que pueden verse unas 400 piezas de las 1400 con las que cuenta este centro en catálogo. La visita comienza explicando la procedencia del pueblo judío en el Oriente Próximo Antiguo, para lo que cuentan con un préstamo que data de 1991 de 70 piezas arqueológicas procedentes del Israel Antiquities Authority.
En las siguientes salas se habla de la historia de los judíos en España bajo el poder de Roma, de los visigodos, la llegada de Al Andalus y de la ‘Edad de oro’ del judaísmo español y luego, de los Reinos de Taifas hasta llegar al edicto de expulsión de los Reyes Católicos. En la Galería de Mujeres de la sinagoga puede verse cuál es el ciclo vital y festivo de los judíos y los rasgos de la cultura sefardí.
Además de la propia sinagoga, Ana María López destaca como pieza más importante la pileta trilingüe, posible pileta de abluciones que data del siglo V. Con inscripciones en griego, latín y hebreo y encontrada en Tarragona, sus dibujos forman el logotipo del Museo.
Ahora, el Museo Sefardí se prepara para un nuevo reto: ser el primero de los museos estatales en contar con una visita específica para ciegos, con maquetas y objetos para tocar para que los invidentes sientan la majestuosa Sinagoga del Tránsito y la historia de los sefardíes. Según cuenta Ana María López, el ministro de Cultura, César Antonio Molina, tiene mucho interés en inaugurarlo. Las previsiones son que la visita esté lista en octubre o noviembre de este año.
Museo Sefardí.
C/Samuel Levi, s/n. Toledo.
Este y más artículos interesantes se pueden leer en el Boletín “aleph“ Nº 16, de febrero 2009 editado por la Casa Sefarad-Israel .