Es una lección sobre las mujeres judías y su importancia desde una mirada lúdica para avanzar en el descubrimiento y la recreación
Hasta dónde nos puede llevar una conversación de horas y días centrada en perfilar e investigar sobre algo totalmente perdido y casi inexistente. Y esto es lo que han hecho el historiador Sebastián de la Obra y el pintor Luis Celorio, llevarnos, con paciencia, con criterio y buen hacer, hasta el saber de algunas mujeres judías y su importancia en el tiempo que les tocó vivir. Una nueva sala en la Casa de Sefarad y una exposición permanente de figuras femeninas del siglo IX al XX: veinticuatro mujeres que han dejado huella en la historia o en la literatura, algunas conocidas y otras olvidadas o inexistentes como tales, y, sobre todo, ponerles rostro, «sin rostro, no dejas huella», nos dice S. de la Obra.
La muestra contiene los retratos de seis mujeres de la literatura en tinta china que no han existido nunca, pura ficción, aunque son personajes y protagonistas de obras literarias de importantes autores, y entre ellas la cordobesa La lozana andaluza, de Francisco Delicado; sus rasgos y perfiles, el gesto y sus miradas no son gratuitas o al azar, los detalles de estos retratos, llevados a cabo por Luis Celorio, están pensados y estudiados minuciosamente, basados en la documentación y en razón de sus distintas personalidades y maneras de vivir en su época.
Otras doce mujeres al óleo reales, que existieron, mujeres relegadas, como en el caso de Mencía Lonzana que ganó sus derechos en los tribunales, para poder ejercer la medicina en un mundo reservado hasta entonces a los hombres, y seis fotografías de mujeres con poder, como Margot Benacerraf, Rita Levi-Montalcini o Margherita Sarfatti, la primera amante de Mussolini.
Si el libro Hijas de Israel: mujeres de Sefarad, de Yolanda Moreno y Ricardo Izquierdo, dejó las bases sentadas, esta es una lección desde otra mirada más lúdica, en el sentido de avanzar desde el descubrimiento y la recreación. Lo bonito de esto es el viaje, ha declarado De la Obra.
Por Francisco Gálvez
Fuente: Diario Córdoba | 08·10·22