Membranzas (Recuerdoss) de Larache primera parte
La Caleĵa Chinguiti
Cuando ĵammeoy (pienso) Larache, veo la entrañable caleĵa (calle) Chinguiti de mi manceves (juventud); no era una caleĵa cualquiera, moz pertenecía a mozotros los mancevos (jovenes); moz apoderabamos de ella, era el corassón enmuestro, llena de farĵa (alegría), harash (bullicio).
Hoy cuando m’acodroy (acuerdo) me parece tan insignificante en comparación a las famosas caleĵas que hay en el mundo; pero pa mozotros tenía un encanto especial, que solo los Larancheses de todos los tiempos sintieron y sienten. Me parecía un olam (muy) de larga; será porque tanto la amé, para mi era única; creo que hoy no habrá camiado (cambiado), mi corassón la reconocerá enseguida. Cuantas membranzas (recuerdos) tiernas y tamién decepciones amorosas sherkeó (compartió) con mozotros.
Pa mi la caleĵa ampezaba en la esquina de la cazza de mi tía donde estaba la panadería Alarios y en la esquina d’anfrente estaba la caleĵa que lebaba (llevaba) al soko y a la playa de las rocas.
Los dias de sabad (sábado) y domingos especialmente cerraban la circulación de los coches con una barrera ; la caleĵa era oficialmente enmuestra, porque la mayoria de la ĵente (gente) que subía y abashaba (bajaba) por ambos lados como mizurando (mediendo) la caleĵa, eran mancevos ruidosos. Luziamos muestras meĵores prendas pa salir volando (sin perder tiempo) a venes (dar vueltas), a topar (encontrar) muestro novio, o en bushca de uno, o solo a toparmoz con muestra pandilla. Se oía rizas, carcajadas, y los mancebos tirando piropos a ver si engatusaban a alguna chica. Cuando me acodroy (acuerdo) de las estupideses que mos dizían, y mos ruborizábamos.
Piropos como:
¡Eso es carne y no lo que lo hecha mi madre al guizado (cocido)!
¡Niña! ¡Estás más apretuĵada (apretada) que los tornillos de un submarino!.
Algunos eran bastante verdes, anque en esos tiempos no siempre los entendía, pero alguna amiga me lo tradushía (traducía). Menos mal que no se lo preguntaba a bapá que me lo explique, nuncua máz me hubiera deshado salir.
¡Morocha, juguemos al diptongo… vos lo bushcás y yo te le pongo!
¡Chiquita, deshame ser el almíbar de tus duraznitos!.
¡ Vení pa’ca, diosa… que te doy una puñalada de carne!.
A mi prima le agustaba el hiĵo de la dueña de la mercería Zamorana, sopito (de repente) me dizía tengoy que mercar (comprar) botones pa mi tía y eso era cada día; la bel’a (cantidad) de hilos y de botones, que ella mercaba y de medias que lebaba a remendar, solo en la esperanza de ver al mancebo. Su tía ya no sabía que fazer con tanto filo. Claro que sola, ella no quería entrar a la baqala (tienda) y me ĵoreaba (arrastraba) con ella para darse más coraje. Cuando yo ya estaba harta de sus ĵuegos la daba un shensleón (empujón) y la sacaba de la baqala (tienda).
-¡haz sezzo!- te digoy.¡haz sezzo!, ¡uena besala! (fastidio)
Merche DemBar
Hermoso texto. Es como si describiera en detalle mis dìas de juventud.Gracias.
Que bonito, en Tanger deciamos bakalito a la tienda
Gracias Francisco mozotros lo decimos pa la tienda de comestibles.Echos uenos se te hagan.
Shabat shalom
Mercedes