
El Círculo Musulmanes de Podemos viene haciendo circular una propuesta que, amparándose en la modificación del artículo 23 del Código civil que prevé la concesión de la nacionalidad española a los judíos sefardíes originarios de España, reclama el mismo trato para los descendientes de los moriscos (hoy en su inmensa mayoría ciudadanos marroquíes, que pueden sumar más de un millón) que fueron expulsados entre 1609 y 1612 y que algunas fuentes sitúan en una cifra de 300.000, lo que parece exagerada para la época.
Los musulmanes de Podemos concretan sus peticiones en dos puntos:
>.Que el Estado español derogue los decretos de expulsión de los moriscos y dé todos los pasos necesarios para la rehabilitación simbólica de esta comunidad, tal y como justamente se ha hecho con los sefardíes.
> Que se modifique la legislación para incluir en los supuestos de adquisición de la nacionalidad española por carta de naturaleza, previstos en el artículo 23 del Código civil, a los descendientes de los moriscos en condiciones análogas a las previstas para los sefardíes.
La propuesta no alude a las rebeliones violentas de los moriscos (que hasta requirieron la presencia de don Juan de Austria para dominarlos) ni a la transformación de muchos de ellos en una república de piratas que se dedicaron sistemáticamente a atacar barcos españoles reconvertidos en piratas berberiscos desde su base de Salé, cerca de Rabat.
De todos los casos de piratas moriscos, es especialmente curioso el de los procedentes del pueblo extremeño de Hornachuelos, que se hicieron piratas en su totalidad. Estos moriscos se hicieron dueño de la República Corsaria de Salé, junto a Rabat. Esta historia ha sido ampliamente estudiada por el profesor Bartolomé Bennassar, de la Universidad de Toulouse-Le Mirail, quien, señala que muchos de los antepasados de los que ahora quiere Podemos desagraviar llegaron a colaborar con Barbarroja en sus ataques a los bajeles españoles.
Los corsarios moriscos eran especialmente crueles con los españoles, que eran vendidos como esclavos. A estos moriscos se les unieron renegados de toda Europa que, según el profesor Bennassar se hacían musulmanes por interés.
Estos piratas atacaron frecuentemente las Baleares y Valencia, también las costas catalanas y el Algarve portugués. “En 1627, con una fortuna bien amasada y una nutrida flota, compuesta por unos 50 barcos veloces y repletos de artillería, los hornacheros decidieron liberarse de todos los yugos y fundar la República Independiente de Salé. Pasaron entonces a ser los temidos piratas berberiscos que desplumaron cientos de navíos y llegaron a saquear las costas de la actual Islandia”, según relata Javier Gómez. Y dice Bennassar que sin la menor piedad capturaron a 400 personas, incluidos mujeres y niños que vendieron como esclavos. En cada barco iban unos setenta bucaneros y su bandera era una la espada de dos hojas sobre fondo verde y la media luna con rostro de oro, que brillaba sobre una tela roja.

Para explicar la expulsión de los moriscos
Para explicar la rebelión de los moriscos, se acusa a Felipe II, esencialmente, por su fanatismo religioso de no haber respetado las condiciones de vida, recogidas en las Capitulaciones de Santa Fe de 1942, de los Reyes Católicos, en las que se les permitía mantener sus propiedades, sus costumbres y su religión. Pero se les había forzado ya antes a convertirse al cristianismo ( tras la pragmática de conversión forzosa de los Reyes Católicos, de 14 de febrero de 1502) y muchos aparentaron hacerlo, pero seguían sintiendo musulmanes y practicaban a escondidas su religión. Según el memorial de agravios, ante la presión que sufrían, unos optaron por echarse al monte como bandoleros (llamados “monfíes”) y otros por la rebelión, principalmente en Las Alpujarras y otras zonas del Reino de Granada.
Los rebeldes coronaron como rey a don Fernando el Zaguer, descendiente de los Omeyas de Córdoba, con el nombre de Muley Aben Humeya, que lanzó a los suyos a la guerra de guerrillas con eficiencia. La rebelión fue apoyada militar y económicamente desde Argelia. De 4.000 insurgentes que había en 1569 se pasó a 25.000 en 1570 (incluyendo bereberes y turcos que la apoyaban con el objetivo de debilitar a Felipe II).
Tras diversos avatares y la derrota final, el 9 de abril de 1609, Felipe III de España decretó la expulsión de los moriscos, concentrados en los reinos de Aragón, en el que constituían un 20% de la población, y de Valencia, donde representaban un 33% del total de habitantes. En Castilla, entre moriscos y mudéjares apenas llegaban a algo menos del 2 por ciento. La misma suerte corrieron todas las comunidades de Extremadura, donde eran la población dominante en muchas zonas.
Por 08 de agosto de 2015 publicado en Mundodiario
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VAYA QUE BUENAS PERSONAS ERAN ESTOS «MORISCOS» !!! Y SUS DESCENDIENTES PIDEN LA NACIONALIDAD ..????!!! CREO QUE ES TENER CARA DURA ..!! ERAN CRUELES Y VIOLENTOS CON LOS ESPANOLES Y HOY QUIEREN UN PREMIO ..!! NO SE PUEDEN COMPARAR CON LOS SEFARDIES, QUE FUERON MARTIRISADOS, QUEMADOS Y EXPULSADOS DESPUES DE SER DESPOJADOS DE BIENES Y RIQUEZAS …!!! Y TODO ESTO SIENDO INOCENTES..!!!