Los judios de Candelario – Parte 3 – de Marciano de Hervás

Parte 1 >> 07/04/2012

Parte 2 >> 14/07/2012

En las escrituras protocolarias de Candelario que hemos consultado en el Archivo Histórico de Salamanca [41] -las primeras noticias son de principios del siglo XVIII- y en los libros eclesiales de la parroquial de la  Asunción -del siglo XVIIpercibimos que las dos familias antagonistas viven entremezcladas en las calles y plazas de la población, aunque hay una cierta tendencia generalizada en el clan de los Mateos, en franca minoría social, a ocupar las calles del barrio de Arriba, en tanto que la estirpe de los Ricos, que duplica en número a su oponentes, se extiende mayoritariamente por la modernizada barriada de Abajo.

Por otra parte nos preguntamos de dónde procede el injurioso epíteto perruno y bajo qué circunstancias  tiene lugar su incorporación en el medio rural. Puede tratarse del reflejo en las capas rurales menos cultivadas del sentimiento antijudío que se expande por la Península en el último tercio del siglo XVI,  impulsado sobre todo por la implantación de los estatutos de limpieza de sangre en ayuntamientos y cofradías por voluntad de la corona, los señores feudales y los estamentos clerical y laico, y que sólo sirven para levantar barreras sociales, frenar la asimilación del converso y airear sus tachas hebraicas.

A esta serie de condicionantes político-religiosos aporta su grano de arena la difusión por el ducado de Béjar, vía Salamanca, de la sátira teatral que relata «el pleito de los judíos con el perro de Alba y de la burla que les hizo [42]», muy celebrada en la Península, pieza esta que contribuye notablemente a caldear el ambiente anticonverso comarcal. En palabras de H. Beinart «el perro es el símbolo de la distinción que hay que hacer entre lo bueno, identificado con lo cristiano, y lo malo, que es el judío hipócrita y engañoso [43]»,
en nuestro caso, el judeoconverso.

En el caldo de cultivo rural, el denuesto «perro de Alba» impregna los rudos modos de expresión del  hombre de la calle, que utiliza para descalificar ante la opinión publica a los taimados conversos. Así pues, en la órbita de la desafección contra los ciudadanos de extracción hebraica gravita la expresión «de los perros», que adquiere resonancia especial en los lugares del ducado bejarano con población conversa.

Sirvan como botón de muestra tres ejemplos ilustrativos espigados en diversos pueblos del alfoz de Béjar.  Al camino que une el antiguo barrio de la judería de Béjar -converso desde 1492- con el puente de San Albín, a través de la desaparecida puerta de la Judería [44] o Puerta Nueva, la llaman «la cuesta de los Perros [45]». A mediados del siglo XVI, una familia de origen hebreo vecina de Béjar y oriunda de Valdefuentes de Sangusín  (Salamanca) se la conoce como «los zorros de Alba» [46]. En Hervás se utilizan con profusión los vocablos «perro» y «perro de Alba» para motejar a los cristianos nuevos, en especial en el periodo transcurrido entre 1619 y 1712 [47].

Con la misma perspectiva consideramos que se debe contemplar el uso del término «barrio de los Perros» en Candelario. En este caso específico, la adjetivación se emplea para desacreditar a los moradores afincados en una calle concreta del barrio de Arriba, la calle de Margarita Muñoz, donde habita un sector marginal de la población, la estirpe de los Mateos, que no goza de crédito popular, quizá porque son descendientes de judíos [48].

Cofradías de la villa de Béjar, Hervás y Baños de Montemayor, poblaciones del señorío, incorporan en los  siglos XVI y XVII estatutos de limpieza de sangre para impedir el acceso a los descendientes de judíos. Así las cosas, el 27 de mayo de 1618, Pedro Hernández, Pascual García y Pedro del Lomo, naturales de Baños de Montemayor, y Bartolomé Martín, de oficio tundidor, natural de Candelario, piden la admisión en el cabildo de la cofradía de Santa Ana de Baños de Montemayor. La institución banearense admite a los tres vecinos de Baños de Montemayor pero a [49]

Bartolome Martin [le] dijeron que trajese ynformazion de Candelario por ser de alla sus avuelos.

La familia Martín de la Puente, de Candelario, está adscrita al gremio de los Mateos. Juan Martín de la  Puente, alcalde de Candelario en 1718 y Francisco Fraile, del bando de los Ricos, tienen pleitos criminales pendientes en el corregimiento de Béjar pero ese mismo año se reconcilian en presencia del corregidor, sexmeros y procuradores de la villa y tierra de Béjar. En el telón del conflicto se proyectan las disensiones políticas que mantienen ambos bandos en los nombramientos de las varas del concejo [50].

Herencia del pasado es la división sociopolítica de Candelario en dos linajes enfrentados, de una parte los Ricos, sector social mayoritario en el lugar, y de la otra los Mateos, sucediéndose numerosos incidentes en la población, principalmente de tipo político en los años de 1718, 1724, 1442, 1752 y 1753 [51]. No obstante, en julio de 1753 fray Juan Román, predicador del convento de San Francisco de Béjar, y el juez episcopal de Plasencia promueven una concordia articulada en siete capítulos entre los Mateos y los Ricos, firmada en presencia del hervasense Juan López de Hontiveros, teniente de corregidor de la villa de Béjar, según la cual los Ricos, mayoría en el lugar, obtienen los cargos municipales y el control de las cofradías del Sacramento, Rosario, Dulce Nombre de Jesús, Benditas Ánimas. Misericordia, Santa Ana y la mayordomía de la iglesia parroquial durante dos años consecutivos, y los Mateos le suceden al siguiente año. Asimismo ocho de los doce diputados que tiene el municipio se adjudican a los Ricos y cuatro a los Mateos, mientras que cinco de las ocho varas del palio que resguarda al Sacramento el día del Corpus pertenecen al grupo de los Ricos y tres a la de los Mateo, poniéndose de esto modo fin a las permanentes disensiones y enojosos pleitos sociales y políticos.

Concluimos nuestras noticias con otros apuntes no menos lustrosos que afectan de modo tangencial a la comunidad hebrea de Candelario, relacionadas en este caso con la extinción oficial del credo mosaico en el ducado de Béjar. Con el edicto de expulsión de los judíos, la contaduría de Béjar elabora un amplio mostrario de mandamientos y provisiones, de los cuales hemos dado noticia en páginas precedentes, resolviendo que el cuerpo de bienes abandonados por los exilados bejaranos son propiedad señorial. En algunos textos se menciona la población

de Candelario, pero nada conocemos sobre la identidad de los miembros de la comunidad judía, las  propiedades abandonadas por los extrañados, cómo afrontan el exilio, la problemática de las conversiones forzadas, o el destino de los bienes raíces judíos. Un tibio haz de luz, sin embargo, se arroja en el capítulo relacionado con el universo criptojudío.

Al igual que acontece en buena parte de la Península, los judíos del señorío bejarano simulan su conversión al cristianismo y en secreto siguen practicando los preceptos de la Ley de Moisés. Su manifiesta herejía contra la religión católica les conduce irremisiblemente al tribunal de la herética pravedad de la provincia de León, hecho que tiene lugar en los primeros meses de 1514.

En los expedientes jurídicos de la Inquisición de Llerena se habla de procesos de fe contra judaizantes de la villa de Béjar, Hervás y otros lugares de la jurisdicción no especificados en los textos. También se hace referencia a diversos enjuiciamientos inquisitoriales efectuados in absentia, confiscación de bienes, relajados [52], etcétera. Sabemos incluso que las reclamaciones económicas que la casa de Béjar efectúa al pesquisidor de bienes judíos fuerzan la cesión por los Reyes Católicos al duque de Béjar, Álvaro II, de la tercera parte de las propiedades embargadas por la Inquisición a los judaizantes de la tierra de Béjar [53]. Pero, ¿hay familias criptojudías en Candelario? No lo sabemos a ciencia cierta. No obstante, en las actas del tribunal de la Inquisición llerense de 1588 constan los expedientes disciplinarios de los candelarienses Juan, criado de Pedro González, y Picarcelo, ambos procesados por los inquisidores extremeños porque, según las adveraciones de los testigos anónimos, reniegan de la religión cristiana en uno de sus viajes a Berbería [54]:

Juan Criado de Pedro Gonçalez vezino de Candelario fue testificado con vn testigo muger que abria tres meses que oyo que se fue a Berueria y renegó […] 
«Picarcelo renegado vezino que fue de Candelarios fue testificado con cuatro testigos, los dos mugeres todos de oydas que abria tres años que se auia ydo a Uerueria y auia renegado.

Ahora bien, nada se nos dice del credo religioso. ¿Eran judeoconversos nativos del lugar?

SUMMARY
In the fifteen century, Spanish-Jewish communities settled in the area of Béjar: in Hervás (province of Cáceres), Candelario, and La Calzada (province of Salamanca). Shortly before the 1492 Edict of Expulsion, the Duke of Béjar imposed light commercial sanctions or restriction on the Jewish population of Candelario. If may be that the Edict, Candelario converso population dwelled in «El Barrio de los Perros» (`The Dog Discrict´).

 

————————————————–

[41] Archivo Histórico Provincial de Salamanca, Escribanía Marcos Martín (1699-1741) legs. 1132-1136; Escribanía A. Vallejera (1741-1757) leg. 1137; y (1759-1803) legs. 1138-1143, Catastro de Ensenada, libros 557-562.
[42] Reproducción fascimilar del ejemplar de la Bibliotecan Nacional (Madrid) en la sección anónima «Colección de pliegos sueltos», Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos 47 (1926) págs. 409-416; véase también A. HUARTE Y ECHENIQUE, Colección de pliegos sueltos, agora de nuevos acabados, recogidos y anotados por Vicente Castañedo (Madrid 1929) págs. 65-72.
[43] H. BEINART, Los judíos en España (Madrid 1992) pág. 218.
[44] J. C. AGUILAR GÓMEZ y Mª del C. MARTÍN MARTÍN, Aproximación a la historia medieval de Béjar (Salamanca 1989) pág. 90.
[45] C. GARCÍA MARTÍNEZ, Inventario de los lugares bejaranos: sus nombres, su historia, su ambiente (Madrid 1984) pág. 24.
[46] Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, Pleitos Civiles, Quevedo, leg. 1643-1.
[47] Archivo Histórico Provincial de Cáceres, Prtlos, leg. 2388, «Apartamiento, 12 de diciembre de 1619»; leg. 1090, «Apartamiento, 21 de noviembre de 1655», fol. 7; y leg. 922, «Apartamiento, 22 de abril de 1712» fol. 85.
[48] A. Avilés Amat me comunica que, en su opinión, el «barrio de los Perros» es el barrio judeoconverso cuya denominación popular toma cuerpo con posterioridad al edicto expulsorio.
[49] Archivo Parroquial de Santa María de Baños de Montemayor, «Cofradía de Santa Ana» (1584-1661), fol. 94v
[50] AMC, leg. 349, núm. 2: «Escritura de concordia entre el corregidor de Bejar y el lugar de Candelario sobre nombramiento de oficiales del concejo» (1718).
[51] AHN, Sección Nobleza, Osuna, leg. 266, núm. 20: «Concordia y decretos sobre los oficios ycofradias de Candelario».
[52] AHN, Inquisición, Hacienda, legs. 4573/1 y 4573/3.
[53] AHN, Sección Nobleza, Osuna, leg. 218, núm. 4/2
[54] AHN, Inquisición, leg. 1988, expte. 25, fols. 6 y 9

Primera edición: noviembre 1998
Segunda edición: febrero 2008
sobre el texto: Marciano de Hervás
(Marciano Martín Manuel)
Sobre las fotos: Fernando Martín García, portada y contraportada
y Marciano de Hervás
Sobre la edición: Artesanía «El Lagar»
Rincón de Don Benito, 10, 10700 HERVÁS (Cáceres)

Colabora: Librería Las Flores Cafetería
Plaza de la Corredera, 10700 HERVÁS (Cáceres)
ISBN: 84 – 930198 – 0 – 1
DL.: CC – 162 – 1998

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