El templo de San Antón, que amenazaba ruina, ha sido reparado con una inversión cercana a los 300.000 euros. El edificio, de relevancia histórica, se abrirá al culto y para visitas turísticas.
Las pinturas grisáceas halladas en la pared junto
al retablo mayor de la ermita de San Antón. |
La ermita de San Antón de Híjar fue antes una sinagoga judía. La tradición oral venía contándolo y así lo han confirmado las catas arqueológicas y los primeros trabajos de consolidación del edificio que se han llevado a cabo en los últimos meses y que se dieron por finalizados la semana pasada.
Tras estas obras, según destacan los estudiosos, el santuario se convierte en un ejemplar único dentro del patrimonio judío en Aragón. «Castillos y monasterios hay muchos, pero sinagogas medievales en nuestra Comunidad, solo existiría al completo la de Híjar», subraya el investigador del Centro de Estudios del Bajo Martín (CEBM) Víctor Guíu. «Estamos ante una sinagoga única –añade–, solo comparable a las de Córdoba y Toledo».
Los trabajos han sacado a la luz la base sobre la que se asentaba la bimá –tribuna desde la que se leía la Torá– y las escaleras que conectaban con otras estancias. Asimismo, han aparecido pinturas no conocidas anteriormente en la pared donde ahora se encuentra el retablo mayor. La sinagoga tendría una entrada distinta a la que existe en la actualidad que probablemente sea localizada con nuevos estudios y trabajos.
El objetivo del Ayuntamiento de Híjar es poder abrir al turismo esta sinagoga. El alcalde de la localidad, Luis Carlos Marquesán, destaca el «potencial» que el municipio tiene en patrimonio judío, habida cuenta de que el edificio recuperado se encuentra en un barrio de las mismas características en el que ya se han realizado algunas actuaciones, como la colocación de un empedrado en una de las calles.
Protección
Paralelamente, el Gobierno aragonés tramita la declaración de la sinagoga como Bien de Interés Cultural (BIC), una medida muy valorada desde el Ayuntamiento. «Se trata de un nivel de protección –explica Marquesán– que nos permitirá pensar en ayudas muy interesantes para seguir adelante con el ambicioso proyecto de recuperación conjunta del barrio».
El edificio venía manteniéndose en pie a duras penas, como quedó demostrado en enero de 2010, cuando durante la celebración de la festividad del santo el techo del campanario se vino abajo sepultando a dos vecinos. Mientras los dos hijaranos se recuperaban de las heridas, el templo quedó clausurado.
A finales de 2016 se anunció el inicio de la restauración con una inversión de casi 300.000 euros con cargo al Fondo de Inversiones de Teruel, el Fite. El consejero de Vertebración del Territorio de la DGA, José Luis Soro, desde cuyo Departamento se impulsaron las obras, ha anunciado una próxima fase de trabajos que podría contar con alrededor de 280.000 euros del Fite de 2017. La cuantía permitirá rematar la recuperación del edificio actuando en los suelos, el coro y la sacristía, entre otros elementos.
Fuente: heraldo.es