La adorable Rosa Benchoam Aruguete escribió este recuerdo con el deseo de alentar a la alegre memoria de todos aquellos que pasaron por este lugar.
Su hermana Raquel nos envió este escrito, amorosamente impreso en un pergamino, muestra del enorme amor y admiración que siente por Rosa y para compartir este texto con nosotros y todos nuestros lectores.
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La Casa Quinta en La Floresta
No quisiera abandonar este mundo sin antes haber rendido homenaje a a quellos días llenos de luz, de ingenuidad y belleza que vivimos en la casa quinta de La Floresta. El tiempo ha pintado de blanco mi cabello, ha sido testigo de alegrñias y desventuras, pero nunca dejaré de recordar el olor del pasto fresco, la plenitud del viento soplándonos la cara y aquella inefable sensación de seguridad.
La compraron entre dos familias y parientes, Rúben Benchoam y Nissim, Efraim, Leon y Enrique Couriel, un grupo muy emprendedor, gente con mucha visión y gran empuje, luego, muchos conocidos quisieron imitarlos haciendo lo mismo, pero no lo lograron, a veces, no basta con las ganas de hacer algo, se necesita mucho más, y ellos tenían todo eso.
Una hermosa quinta, donde las flores delicadamente escogidas y dispuestas, contrastaban con los frondosos árboles frutales que poblaban grandes áreas de tierra fertil y generosa, hasta tenía una gran pileta de natación, con otra más pequeña para que los niños aprendieran a nadar y luego se pasaran a la grande para el disfrute de todos, atendida por el quintero José y su esposa María, ambos bellas personas que nos consentían con sus delicados cuidados.
LLena de hamacas, toboganes, sube y baja, y muchos juegos más que se mezclaban con las risas de muchos niños que corriena libres y felices, amigos, familiares, invitados, todos tenían su lugar y todos aportaban con su presencia a la grata convivencia en un clima de paz y tranquilidad.
Fueron días de felicidad plena, esos días que se recuerdan por siempre en un rincón del alma, estarán en mí, como refugio cuando la melancolía me invada, viajaré hasta la quinta y la veré otra vez plena, en todo su esplendor.
También había un juego de bochas y por la tarde, después del almuerzo, los hombres se sentaban bajo los árboles y jugaban a las cartas, y los chicos que con los años se hicieron grandes, jugaban al VolleyBall, solteros contra casados.
La quinta estaba felíz, hasta había un huerto del que todos disfrutábamos.
Allí se vivieron tantas cosas, se hicieron invitaciones, convites familiares, noviazgos, amistades, tanto para contar y recordar, tanta emoción en cada rincón, bajo cada árbol y en cada esquina de aquella casa…
Pero el tiempo pasó, como pasa siempre, y la quinta empezó a decaer, como la vida, con sus alegrías y tristezas, y de a poco las risas de los chicos ya no poblaron su verde y arbolada silueta, se fue quedando sola…
Ahora que soy abuela, quisiera rendir homenaje a aquellos días, fue definitivamente «un tiempo especial», de nuestras vidas, aquellos que tuvimos la dicha de disfrutarla, queremos hoy rendirle el mejor de los tributos, EL RECUERDO, ese, que nunca nos abandonará, porque está dentro nuestro y nadie, ni siquiera el tiempo puede arrancarnos los recurdos.
Rosa Benchoam Aruguete
eSefarad Noticias del Mundo Sefaradi

QUIERO PUNTUALIZAR, EN OTRO NIVEL , QUE LEÍ EL LIBRO,DE ROSA BENCHOAM ARUGUETE, QUE PUBLICARA EN URUGUAY,EXCEPCIONAL!!
ES UNA RECUPERACIÓN IDENTITARIA SEFARADÍ, DE ALTO NIVEL.
SHALOM
RAQUEL ORZUJ-URUGUAY
hermoso tìa lo que escribis, como hermosa que sos vos,
te felicito,
Esther
Quiero decirte Rosa, que sigo tus pasos, leí el Pergamino y me encantó!, espero sigas escribiendo cosas tan lindas y verdaderas como estas.
Te felicito!
Un cariño de Paula.
Querida Rosa: Yo, que he vivido esa quinta que tu describes con amor y maestria desde sus comienzos, creo que fué comprada por el año 1945 si mal no recuerdo, presencié hasta la mudanza para amueblarla viajando en el buche de los camiones de mudanza de los hermanos Opezo, me has hecho recordar muchas cosas de mi infancia, que te agradezco de corazón, hoy ya con muchos años sobre mis espaldas y viviendo tan lejos de allí (España), me he sentido nuevamente cerca de toda esa gran familia que añoro. Allí aprendimos entre muchas otras cosas la armonía la convivencia el saber compartir con alegria y la union, que tanto falta en estos tiempos. Gracias Rosa por todos esos recuerdos!!!!
Con todo mi cariño te mando un beso muy grande
Alberto
Estimada Rosa: Lei lo publicado. Es un recuerdo tan vívido, que mientras leia la fui ´visualizando¨´. Habra sido muy lindo todo eso. La felicito por la publicacion. Pero debo decirle que mas me llamó la atención su apellido. Soy Aruguete de soltera y Benchoan (como fue anotado cuando vino mi suegro de Turquia, alla por 1930, aunque su pasaporte y su partida de nacimiento dice ´Benchoam¨) es mi apellido de casada.
No hay parentesco. Solo destaco esta coincidencia. La felicito nuevamente por el hermoso relato.
La saluda atentamente.
Estrella Aruguete Benchoan
Que hermoso recuerdo de mi infancia.Asi tal cual lo describis,fueron esos fines de semana ,con una impronta muy fuerte del valor de la familia .Que supimos transmitir a nuestros hijos Hoy me llega este escrito maravilloso.Mil gracias!
Me llamo Silvia Couriel ,hija de Leon y Raquelita Couriel. 23/05/2018