Judería de Daroca

Su judería, donde nació Yosef Albo, el último gran filósofo hebreo de la Edad Media, pasó a denominarse Barrio Nuevo tras la expulsión.

En un primer momento, los judíos ocuparon un espacio situado entre el Castillo Mayor y el barranco de la Grajera. En los momentos de máxima expansión, siglos XIII y XIV, la judería se proyecta también hacia el solar situado frente a ella, en el margen derecho de la mencionada Calle Mayor, aunque en la centuria siguiente ya se ha replegado a su emplazamiento definitivo. Cuando en 1458 el monarca les reasigna parte de su antiguo solar -los textos lo pasan a denominar judería nueva para diferenciarla de la viexa-, una vez restaurada la comunidad, la delimitación discurre desde la plaza de la iglesia de San Pedro, el promontorio del Castillo Mayor, la muralla y la Calle Mayor. Si atendemos al informe emitido por el infante Alfonso el año 1414, el barrio es un ámbito perfectamente delimitado con puertas que cierran sus accesos. Todavía en 1477 se alude a los gastos sobrevenidos a las arcas municipales en fazer cerrar los postigos.

La concepción de la judería es de clara inspiración musulmana. Si atendemos a los tratados talmúdicos los callizos por donde se entra a las viviendas, tenían una anchura de cuatro codos, lo que garantiza la intimidad, la ventilación y la luz solar, mientras que las calles principales o carreras, tienen una amplitud mínima de siete codos, para que puedan circular los carros. Dentro de esta última categoría se encuentra la calle Barrio Nuevo anteriormente Carrera Mayor de la judería y, en menor medida, la de Josef Albó, que se incluiría en una categoría inferior. En torno a estas vías vive la elite cultural y económica (mercaderes), amén de trazar los ejes que ponen en comunicación las dos principales entradas al barrio. En la plaza de la judería, eje de socialización donde se celebran los principales festejos y ceremonias, se concentran las cofradías, el hospital y la sinagoga. Los judíos con recursos modestos viven en torno a la calle Hiladores y Escalerillas.

En las laderas del Castillo se practicaron cuevas, algunas habilitadas como viviendas, siendo el área ocupada por las clases marginales. En su geografía urbana cuenta numerosas callejuelas de trazado zigzagueante; la callexa clamada de la judería y la callexa del poço de Sant Pero, en cuyas embocaduras podrían estar los postigos de entrada al barrio.

Las viviendas se edifican en dos alturas, además de la bodega, donde se guarda celosamente el vino kasher y la falsa o desván. A la planta baja se accede a través de un porche o zaguán, que cuenta con distintas estancias o palacios, así como cuadras y corrales. Al fondo, unas escaleras conducen a los aposentos superiores. Las clases medias y las más modestas, esencialmente artesanos, disponen de muy poco espacio. Las viviendas presentan unas dimensiones aproximadas de seis codos por ocho, con un mobiliario muy funcional. Se componen básicamente de uno o dos dormitorios y la cocina, situada en la primera planta, donde se reúne la familia en torno a la chimenea, ya que sólo unos pocos disponen de comedor y servicio doméstico. Por lo general, viven en régimen de arrendamiento, compartiendo alguna de las estancias con otras familias (corrales, patios, etc.). Los artesanos tienen sus talleres en el interior de sus casas, por lo común en las estancias de la planta calle, donde sastres y calceteros lo utilizan como botiga (tienda) y obrador. Las más rentables, con contratos anuales, abren sus puertas en la Calle Mayor.

La judería cuenta con establecimientos destinados a cubrir las necesidades alimenticias, alguna de ellas sujetas a rigurosas prescripciones rabínicas, como sucede con las carnicerías. Sus instalaciones eran visitadas con frecuencia por consumidores conversos, añorantes de la calidad de sus productos. Existen hornos propios que adquieren relieve ritual en la Pascua, cuando se prepara el pan maçot (sin levadura) desde 1390, en que se obtiene la licencia de apertura de la reina doña Violante.

La primera mención expresa a la sinagoga se refiere a 1279. Y el cementerio se extendía extramuros, quizás por una de las laderas del cerro de San Jorge.

Fuente: Zaragoza Sefarad

 

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