Genie Milgrom: Una travesía criptojudía

 

A pesar de haberle dicho repetidamente a su nieta que era «peligroso» tener una conexión judía, cuando la abuela materna de la cubana-estadounidense nacida católica Genie Milgrom murió en Miami en 1993, ella le legó un colgante de hamsa y un pendiente de estrella de David.

Esto, combinado con el hecho de que sus padres eran primos segundos del pueblo de montaña de Fermoselle en la provincia española de Zamora, fue el comienzo del viaje genealógico de Milgrom.

Su documental, Entre la piedra y la flor, dirigido por el cineasta de origen cubano Roberto Otero, se estrenará en Israel el 2 de junio en el Museo del Pueblo Judío (ANU) en Tel Aviv.

En él, Milgrom, experta en Bnei Anusim (descendientes de conversos forzados), habla desde el corazón sobre su felicidad por convertirse al judaísmo, sus tres décadas anteriores de incomodidad en su piel católica y cómo fue criar a sus dos hijos católicos ( su padre no le permitiría convertirlos) en un hogar judío observante.

 

Después de su conversión, Genie finalmente conoció y se casó con Michael Milgrom, un judío practicante originario de Rumania. «Michael tiene la paciencia de un santo. Él siempre ha sido la roca que me ayuda cuando las cosas se ponen difíciles y cuando mi vida pasada choca con mi vida actual. Juntos, criamos a mi hija [la más pequeña] de la mejor manera posible. como pudimos, dadas las circunstancias inusuales», dijo a la revista.

Orígenes criptojudíos

Algunos años más tarde, Genie Milgrom comenzó a sospechar que podría ser descendiente de aquellos judíos españoles obligados a esconderse hace siglos, y finalmente descubrió un documento de 1491 que se refería a su aldea ancestral como un «asentamiento judío».

Los Milgrom han visitado Fermoselle, la cuna de la familia Genie desde hace 500 años, diez veces hasta ahora.

«Estoy orgullosa de saber que vengo de un largo linaje de mujeres y hombres que murieron en la Inquisición por llevar una camisa limpia en Shabat o por no comer pan en Pesaj o por no bautizar a sus hijos», dice.

 

Milgrom se reunió con el Papa Francisco sobre los documentos de España y Portugal anteriores a la Inquisición, “para que esos registros digitalizados pudieran estar disponibles para el mundo”.  Se pueden encontrar en su sitio web, geniemilgrom.com.

Milgrom, un torbellino que hace las cosas, ha sido presidente de la Sociedad Genealógica Judía del Gran Miami y de la Sociedad para Estudios criptojudaicos en Colorado; asesora principal de la Jewish Heritage Alliance y de la Sociedad de Estudios Criptojudaicos; y presidente de Tarbut Sefarad en Fermoselle.

Recibió el premio de Genealogía del Estado de Florida por su trabajo pionero y por llamar la atención sobre la existencia de los Bnei Anusim, y recibió la Medalla de las Cuatro Sinagogas Sefaradíes de Jerusalén, que le entregó el Prof. Abraham Haim, presidente de la Consejo de las Comunidades Sefardíes y Orientales de Jerusalén.

Digitalización de la Inquisición

Otro proyecto en el que Milgrom ha estado involucrado desde 2015 es la digitalización de los procesos (sentencias) de la Inquisición, cada uno de 200 a 300 páginas, en todo el mundo. Su éxito en esta área en Portugal contrasta con la burocracia que encontró en España. Mientras tanto, se muestra optimista sobre los archivos de la Ciudad de México y Cartagena, Colombia, donde la Inquisición también estableció tribunales.

Reconexión profunda

En declaraciones a la revista, Ashley Perry (de la familia Pérez), ex asesora del gobierno israelí, describe a Milgrom como «una amiga y colega que hace más que nadie que conozco para promover la causa de los Bnei Anusim y de la digitalización de los registros de la Inquisición.»

Dice que ella «acababa de regresar al Vaticano» para hacer un seguimiento con el Papa sobre su solicitud de digitalizar los archivos de la Inquisición del Vaticano.

Su primer encuentro con él tuvo lugar el año pasado.

Perry es fundador de Reconectar, una organización creada para ayudar a conectar a los descendientes de las comunidades judías española y portuguesa con el mundo judío dominante, tanto en línea como en persona.

«Genie es un individuo que cambia paradigmas en un campo que cambia las reglas del juego», afirma Perry. En su sitio web, Milgrom comparte todos los recursos que ha acumulado para permitir que las personas encuentren su ascendencia conversa (judía medieval convertida).

Como su propio proceso «fue complicado» y tardó 12 años en investigarse por completo, la genealogista dice: «Entendí claramente que a menos que estos registros de la Inquisición estuvieran completamente digitalizados y publicados en Internet, el trabajo, el tiempo y el costo de realizar su propia investigación serían prohibitivos para la mayoría de las personas».

Durante años, desde que comenzó a publicar su viaje y sus descubrimientos en Internet (seguidos de sus cuatro libros, innumerables entrevistas, apariciones en televisión, blogs, artículos y conferencias), Milgrom ha estado recibiendo cartas de personas de todo el mundo «que están buscando sus raíces judías anteriores a la Inquisición española».

«Muchos», dice, «también buscan una conexión espiritual profunda con el judaísmo que sienten que se produciría al saber si su familia era verdaderamente judía en la época medieval».

La mayoría le dice que se sienten judíos «en el corazón», un sentimiento que no pueden explicar.

Por ejemplo, «Hablan de sentirse sentimentales cuando conocen a una persona judía o cuando ven velas encendidas para Shabat».

Dice que la mayoría son de familias católicas, mientras que el resto son judíos cuyas familias emigraron de España al Imperio Otomano; y otros se definen como «simplemente curiosos».

Entre los que sospechan que pueden ser Bnei Anusim hay personas con relatos de abuelos que ofrecen evidencia en el lecho de muerte de que sus familias no eran lo que parecían, ya sean de México, Guatemala, Chile, San Salvador o Brasil, entre otros lugares.

Israel y los 200 millones

Después del fascinante e innovador primer libro de Milgrom, Mis 15 abuelas, su segundo, Ahora encontré a mis 15 abuelas: una guía paso a paso, es un regalo para quienes se sumergen en el pasado de su familia, armados con una algunos apellidos, algunas costumbres o historias familiares y tal vez una reliquia familiar.

Este «manual», como ella lo llama, está escrito para «estas almas que están despertando y que anhelan la verdad sobre su pasado».

Respecto a las tradiciones criptojudías, Milgrom destacó la costumbre de barrer una habitación hacia el medio, en dirección opuesta a la puerta, para honrar el lugar donde se habría colocado la mezuzá.

En la película, ella habla de otros rituales judíos que practicaba su familia, haciéndolos pasar por «tradiciones familiares».

Mientras tanto, Perry explica que “en 2019, Nature, una de las revistas académicas más leídas y prestigiosas del mundo, hizo un estudio sobre las raíces de los pueblos de América Latina. El resultado más sorprendente fue que 2596 de la población total de América Latina Tenía ascendencia judía.» Y continúa: «Extrapolé de esto que si sumamos a los latinos e hispanos en América del Norte, España, Portugal y algunos otros lugares, manteniendo las cifras extremadamente conservadoras, llegamos a la cifra de alrededor de 200 millones de personas que tienen pasado criptojudío».

 

 

No tiene dudas de que «es este fuerte linaje de mujeres el que me sacó del incienso y de los altares de la iglesia católica».

Milgrom pasó los primeros años de su investigación siguiendo su línea materna (de la que derivaron sus libros, empezando por Mis 15 abuelas) antes de pasar a su línea paterna, que la llevó a un palacio de su antepasado Don Juan Sigler de Espinosa en la judería (barrio judío) de Córdoba.

La investigación para la película llevó a los Milgrom y al director Otero a locaciones en Cuba, España, Portugal, las Islas Canarias, Cartagena, Colombia, Costa Rica, Francia, Miami y Key West.

«Al descubrir que mi linaje se remontaba a la España y Portugal anteriores a la Inquisición, me sentí obligado a viajar en el tiempo y afrontar mi historia de frente. Había rastreado a 22 abuelas en un linaje materno ininterrumpido», explica el investigador de Miami. ident por enésima vez mientras repite la historia de su búsqueda genealógica de sus raíces judías en España.

Con el lanzamiento de Entre la piedra y la flor, Milgrom -a quien yo había apodado el «modelo de los Bnei Anusim»– se ha convertido sin lugar a dudas en el estándar de oro para las comunidades judías emergentes.

Al decidir estrenar su película en la ANU, está trayendo a casa una gran pieza faltante del rompecabezas tanto de la sección del museo sobre criptojudíos como del tapiz del pueblo de Israel.

Si bien la historia que cuenta en su documental es personal, el movimiento que representa es el del despertar de cientos de miles -potencialmente millones- de personas que están dispuestas a regresar formalmente al judaísmo, así como de otras cuyo apoyo moral y espiritual a Israel es crucial en estos tiempos.

 

Las primeras 15 abuelas

«Las primeras 15 abuelas, contando hacia atrás, eran de España, y las abuelas de entre 16 y 22 años eran de una zona del noreste de Portugal conocida como Trgs-os-Montes, que significa «detrás de las montañas», dice Milgrom.

La vista clara del terreno amplio y amplio que se encontraba debajo dio a los habitantes de la zona tiempo suficiente para prepararse y esconderse si veían a alguien desconocido acercándose a través de las llanuras medievales.

Los pueblos portugueses de Braganza, Miranda Do Douro, Mogadouro y Mace-do de Cavaleiros se cuentan entre los habitados por la gran familia cripto-judía de Milgrom, «los Ramírez-Rodríguez-Fernandes y partes de las familias Mogadouro y Marques».

Sus antepasados ​​fueron comerciantes, zapateros, curtidores, peleteros y más, que practicaban una estricta endogamia. Habiendo descubierto a miembros de su familia que fueron sorprendidos judaizando por el Tribunal de la Inquisición de Coimbra en Portugal (muchos de ellos pereciendo en sus celdas o siendo exhibidos en autos de fe celebrados en la plaza de la ciudad), pudo relacionar los registros de la Inquisición con su árbol genealógico extraído de registros eclesiásticos de nacimientos, muertes y matrimonios, cruciales para que fuera reconocido como un árbol judío.

«Cuando investigas a alguien, no sólo descubres sus certificados de nacimiento, sino también su profesión, su lugar de residencia y muchos otros factores», dijo Milgrom a la revista. Ha encontrado miles de estos documentos poco conocidos sobre la vida judía en España y Portugal antes y durante la Inquisición. Uno es un recibo emitido en 1251 por dos judíos a una parroquia católica de Barcelona. «Tengo miles de documentos de este tipo», dice. «Esos son fragmentos de la historia judía antes de la Inquisición, de los cuales sabemos poco, y ese es el hilo para conectar con [la historia del] pueblo judío. Estos documentos son como una ventana a nuestra historia, y son oro». Al no poder encontrar ninguna organización que entendiera el valor de digitalizar estos documentos, Milgrom financió la digitalización de una colección de documentos de ‘significatova’ ancestría judia»

 

Perry dice que esos hallazgos «ahora están respaldados por investigaciones académicas multidisciplinarias. Estamos hablando de personas que tienen mucho más de una gota de sangre de hace 500 años».

La pregunta de los 200 millones

La pregunta candente es qué está haciendo Israel para reconocer este fenómeno y atraer a personas con ascendencia judía, muchas de las cuales se consideran judías de alguna manera.

Con sus contactos en el gobierno israelí y el mundo legal, Perry ha podido ayudar a colocar la cuestión de Bnei Anusim en la agenda judía global.

«Hace unos años, logramos que se iniciara un comité del gobierno israelí bajo el Ministerio de Asuntos de la Diáspora», dijo. «El comité redactó un informe cuyo propósito era identificar cómo el Estado de Israel podría abordar mejor la cuestión de esta comunidad emergente con recomendaciones prácticas».

Además, Milgrom estuvo entre los que testificaron en un Caucus de la Knesset para la reconexión con los descendientes de las comunidades judías españolas y portuguesas organizado por Perry y presidido por el ex parlamentario de Yisrael Beytenu, Rober Hatay.

Desafortunadamente, debido a la falta de estabilidad política en los últimos años, el COVID y ahora la guerra de Gaza, el documento todavía está en un cajón, aunque el ministro de Asuntos de la Diáspora, Amichai Chikli, está mostrando interés actualmente, explica Perry.

Sin embargo, «hemos llegado a cientos de miles» a través de Reconectar, afirma. «La gente simplemente quiere algo, sentir algún nivel de reconexión, ya sea simplemente conocer sus raíces hasta proceder con un ‘regreso’ formal; diferentes enfoques y muchos otros tipos de reacciones: tratamos de ayudar tanto como sea posible». Dice que frecuentemente, cuando estos descendientes descubren su ascendencia judía, se apasionan por Israel y por apoyar al pueblo judío. Perry ha sido invitado dos veces a pronunciar un discurso en la conferencia anual de AIPAC sobre lo que el mundo judío debería hacer con respecto a estas comunidades emergentes.

 

«Muchas organizaciones judías ven el potencial de llegar a los hispanos y latinos en los EE.UU. debido a su creciente importancia política, para obtener asistencia y apoyo en la lucha contra el antisemitismo – y en la actividad pro-Israel»

El primer congreso

Después de casi siete años buscando en Internet huellas de una presencia judía en las proximidades de la ciudad de Zamora, conocí a Genie y Michael Milgrom en el verano de 2013, cuando asistí a un congreso sobre las huellas históricas judías que se encuentran en Zamora, Provincia de Zamora (donde se encuentra Fermoselle).

No hace falta decir que los Milgrom habían sido más que decisivos para hacer realidad el evento con la participación del Prof. Jesús Jambrina de la Universidad de Viterbo, Wisconsin, también cubanoamericano de ascendencia zamorana.

Titulado «Reencuentro e Historia de la Aljama de Zamora», reunió en Zamora a un equipo de expertos internacionales y locales. Sabía que era un evento histórico que cambiaría las reglas del juego y asistí al congreso con un camarógrafo local. No sabía lo que me encontraría, pero sabía que era historia en ciernes.

Mi propio documental aún no ha visto la luz, y felicito a los Milgrom por hacer realidad el suyo, así como por todo su espectacular trabajo sobre el que The Jerusalem Post ha informado a lo largo de los años.

Junto con otros asistentes, aprendí que la ciudad de Zamora, capital de la provincia que había engendrado a los antepasados ​​de Milgrom, había sido igual a Toledo en el aprendizaje de la Torá – y en los últimos 100 años, entre los 1391 pogromos en gran parte de España (que no no llegó a la región) y la Expulsión de 1492, se había convertido en el mayor centro de actividad intelectual de la Península Ibérica.

Me uní a los Milgrom en España y Portugal en varias ocasiones después del congreso, en particular visité con ellos Fermoselle, así como el pueblo portugués de Belmonte, en la cima de una montaña, con su destacada comunidad Bnei Anusim, cuya existencia legendaria había comenzado a aflorar en los años 1980, y las celdas de la Inquisición en Coimbra, donde la familia de Milgrom había sufrido indescriptiblemente. Soy uno de los muchos testigos de primera mano del extraordinario e innovador trabajo de los Milgrom que está en proceso de cambiar la cara de los judíos del siglo XXI.

 

El Museo del Pueblo Judío

Shapira Meir, curador de la ANU, explica a la revista que «el Museo del Pueblo Judío tiene una conexión muy estrecha con los criptojudíos de Belmonte».

«Se enviaron representantes del museo para documentar a la comunidad en el en los años 80, cuando volvieron a salir a la luz», dice.

«Inácio Scheinbardt, un hombre de negocios que tenía tratos con el museo, fue contratado para ser el traductor de los representantes del museo enviados a documentar a la comunidad. Y un conocido fotógrafo llamado Frederic Brenner se unió a los criptojudíos para las vacaciones, las ceremonias y para Pesaj», explica, «pero primero tuvo que convencerlos de que le permitieran tomar fotografías».

Estas fotografías ahora son parte de la criptografía. -Colección judía expuesta en la ANU. «También se exhibe una lámpara de aceite, como las que se utilizan para encender en secreto velas de Shabat», dice Shapira Meir. «Las lámparas se encendían con aceite comprado directamente en la prensa de aceite y con mechas fabricadas por. mujeres específicas de la comunidad. Este tipo de faroles existen desde los siglos XV y XVI», dice. También hay «un cortometraje animado que ilustra cómo los criptojudíos de años anteriores celebraban la Pascua y cómo las familias se reunían en los sótanos vestidas de blanco para hacer matzá«.

Las comunidades emergentes necesitan ayuda

Después de algún tiempo trabajando y ayudando a Bnei Anusim en todo el mundo, los Milgrom llegaron a comprender que a pesar de que se habían convertido o «regresado» completamente con sus genealogías, a menudo todavía eran rechazados por las comunidades judías tradicionales en América Latina. y en otros lugares. «En muchas comunidades, no se les permitía comprar carne kosher, hacerse la circuncisión o ser enterrados en un cementerio judío. Visitaba comunidad tras comunidad en la que se estaba cocinando el Shabat a fuego lento durante años, y aún así a sus hijos se les negaba una educación judía local».

Si bien hay comunidades enteras de Bnei Anusim, así como individuos que regresan abiertamente a sus prácticas ancestrales, mientras algunas comunidades están emergiendo, otras continúan bajo la superficie, por miedo al mundo que las rodea, explica Salomon Buzaglo. director del Instituto de Estudios Sefardíes y Anusim del Netanya Academic College. Cita al Prof. Renato Athias, antropólogo de la Universidad de Pernam-buco, Brasil (donde hay varias comunidades emergentes reconocidas), diciendo que entre estos grupos criptojudíos, que han estado esperando en vano ayuda para volver a unirse el pueblo judío, son los que están empezando a ser víctimas de la actividad misionera cristiana diseñada para distanciarlos del judaísmo.

Por MARION FISCHEL
Fuente: Jerusalem Post |
Traducción libre de eSefarad.com