Entrevista a Susana Weich-Shahak

«Mis informantes han sido maravillosos colaboradores, de admirable entereza, a quienes siempre agradezco su cantares y su amistad»

Susana Weich-Shahak
Susana Weich-Shahak

Susana Weich-Shahak es profesora de la Universidad Hebrea de Jerusalén y autora de una exhaustiva recopilación de literatura de tradición oral entre los sefardíes de todo el mundo. Su labor investigadora se ve complementada con la difusión de estos materiales mediante la edición de libros y discos (estos últimos, de grabaciones de campo y como intérprete del grupo Arboleras).

La existencia de varias comunidades sefardíes en localidades cercanas a nuestra zona de trabajo (Gibraltar, Tetuán…) y el interés que presenta la cultura hebrea en relación con el origen y el proceso de las tradiciones orales en Andalucía, nos han llevado a abordar con expectación esta entrevista. Y ha sido para nosotros una manera de descubrir y reconocer una historia común llena de luces y sombras.

Ha viajado usted por el arco mediterráneo en busca de las tradiciones orales sefardíes. En líneas generales, ¿lo que ha hallado ha cubierto sus expectativas, le ha proporcionado grandes sorpresas…?

Es difícil generalizar. Depende del sitio y de la franja del repertorio que encuentro o que busco en cierto tiempo. Por ejemplo, cuando estaba preparando mi libro sobre la tradición infantil de los Sefardíes, en una comunidad como la de los sefardíes de Estambul, siendo verano, entrevisté en su isla de veraneo, Buyuk Ada, y obtuve muy ricas y valiosas grabaciones del repertorio infantil , mucho más rico que el que encontré en otros géneros, como el romancero y las coplas. En otros sitios, como Bruselas, donde buscaba a aquellos sefardíes de Rodas que, refugiados en el Congo Belga, lograron esquivar la masacre de todos los de la isla en 1943 en Auschwitz, allí, de su  boca, grabé coplas completísimas de las que se cantan en Pentecostés (La ketubba de la Ley) y en otras festividades del ciclo anual. Y lo mismo en mis encuestas en la Residencia Yerokomi Modiano  en Salónica, donde sí me sorprendieron ciertas canciones humorísticas que envolvían a personajes y profesiones de la comunidad salonicense, cuando esta aún estaba vibrante de vida.  ¿Sorpresas? No sé si llamarlas así. Mejor sería calificarlas con  la alegría de la recuperación y del saber que estas grabaciones son un documento vivo, en sus voces, de una comunidad floreciente y activa en un pasado irrecuperable.

¿Cuáles serían las peculiaridades o señas de identidad de ese corpus que ha estudiado?

Diría que la peculiaridad de este corpus de la tradición poético-musical sefardí es notar que abarca la vida del sefardí en su totalidad, en sus actividades familiares, religiosas, económicas, sociales, sus entretenimientos, sus vivencias emocionales. Esta totalidad sería la seña de identidad de la colección de materiales que he acumulado en más de treinta años, en la cual cada necesidad humana encuentra su  expresión.

¿El hecho histórico de la diáspora ha favorecido un mayor esfuerzo del pueblo sefardí por mantener vivas las tradiciones orales o una mayor fidelidad a las versiones antiguas? En este sentido, ¿qué ha conservado o perdido el repertorio sefardí con respecto a lo que se ha recogido en España?

No estaría segura de que fue un “esfuerzo del pueblo sefardí”, es decir, que fuera una intención buscada, sino que fue una continuidad natural, un seguir queriendo esas expresiones musicales como parte de su vida, no por una ideología etnomusicológica, sino por un afecto natural que se transmitía de padres a hijos hacia un repertorio que era parte de la vida, que era funcional , que tenia una ocasionalidad que lo hacía necesario, imprescindible. Eso no quita que me siga asombrando (y no solo a mí) cuando los sefardíes mantienen en su oralidad temas que en España ya han sido barridos por la renovación del repertorio, por las nuevas modas, mientras que entre los sefardíes fueron preservados por estos increíbles cinco siglos precisamente por la función que cumplían los romances: todos, casi, cantados como canciones de cuna; algunos, aquellos que reflejaban los valores comunitarios respecto a la fidelidad de la mujer, iban incluidos entre los cantares de boda (Raquel lastimosa, La vuelta del marido, El marido disfrazado); otros, en los cuales la muerte era la tónica del tema  (Muerte que a todos convidas, La muerte del príncipe don Juan, David llora la muerte de Absalon), se cantaron entre las endechas. Y entre estos romances, también temas medievales hispánicos, pan-europeos o de la épica francesa, que ya no se cantan en la Península o que se cantan sólo en pequeños enclaves (algunos de los antes mencionados, Las quejas de Jimena,  Rey Fernando + Sancho y Urraca, El sueño de doña Alda, Melisenda insomne,  El rey envidioso de su sobrino, y otros más)

¿La influencia religiosa es tan determinante en la tradición oral sefardí como parece a quienes miran desde fuera?

No lo creo, aunque no sé cómo les parece a los de afuera. Debo señalar, por si no se sabe, que la visión que los sefardíes tenían de la religión era de algo agradable, algo que unía a la comunidad y que daba una cierta profundidad a su pensar y también una cohesión a sus vidas. El fanatismo es algo que no pertenece a la vida del sefardí, al menos hasta las últimas décadas, cuando sí algunos han optado por posiciones  mucho más ortodoxas(en especial los que se llaman sefardíes solamente por el texto religioso de sus plegarias, pero que no son hispano-parlantes). Es por ello que tan grande es la parte secular de sus repertorios.

Imaginamos que habrá sido su pasión por la cultura tradicional lo que le ha llevado a ejercer, a la vez, como recopiladora, investigadora, docente e intérprete. ¿En qué faceta se encuentra más a gusto o con cuál de ellas se quedaría si tuviera que elegir una?

Por elegir, prefiero la investigación, que es siempre una aventura intelectual. Pero no dejaría de lado la labor de recopilación, que es una fiesta de música y de calor humano, ni tampoco la docencia, ya que esta es mi manera de retribuir la generosidad de mis informantes por medio de la difusión de los tesoros poético-musicales que me confiaron.

Hablemos de su labor como recopiladora: ¿Qué actitud se encuentra en los posibles informantes cuando les propone rescatar de su memoria los viejos textos de su infancia?

En definitiva, siempre he encontrado buena voluntad, ocasionalmente, entusiasmo y enormes ganas de entregar a la grabación esos tesoros que portan en sus increíbles memorias. Otras veces, los recuerdos que arrastran los cantares, son recuerdos dolorosos, y también de estos recuerdos me hacen donación, ya sea porque les recuerdan a una madre cantarina  que arropó sus infancias o, aún, recuerdos del tiempo de la guerra, de los campos de exterminio. Pero, en general, mis informantes han sido maravillosos colaboradores,  de admirable entereza, a quienes siempre agradezco su cantares y su amistad.

Algunos de los textos los recogió usted a personas de Gibraltar o Tetuán, dos ciudades muy cercanas a LitOral. ¿Advierte usted en sus palabras señales de nostalgia?

He estado en Gibraltar y en Tetuán, pero las mejores (y buenísimas) grabaciones que tengo de su repertorio las he grabado en Israel, algunas en Buenos Aires, otras en Madrid. Recuerdan con cariño sus vidas. En cambio, no puedo decir que tengan una “nostalgia” de España, sino un orgullo antiguo, una vanidad de que sus antecesores provenían de España.

En sus obras habla usted de las influencias de los nuevos entornos en el repertorio sefardí. ¿Encontró influencias inglesas, por ejemplo, en los textos recogidos en Gibraltar?

Solamente en el uso de melodías inglesas para contrafacta, es decir para portar poemas religiosos. En cambio, en la lengua hablada, sí: por ejemplo llaman a la tetera “el tipat”, que proviene del ingles: “tea pot”.

Como investigadora, realiza su trabajo para la universidad de Jerusalén, donde quedan archivados los registros sonoros que consigue. ¿Nos podría explicar el apoyo que presta la universidad o el gobierno israelí para este tipo de trabajos?

Es un apoyo algo indirecto: la Universidad Hebrea subvenciona el Centro de Investigaciones de la Música Judía, donde yo trabajo, y la Biblioteca Nacional y Universitaria (JNUL) cobija la Fonoteca Nacional. En ambos casos, para todas las tradiciones de las diversas etnias del país (inclusive grabaciones de música árabe, beduina, karaita, samaritana y de las varias iglesias y cultos cristianos) y, entre ellos, la música sefardí, que es mi campo de trabajo. Además, tenemos, por decisión parlamentaria, la “Autoridad nacional de Ladino”, presidida por el sr I. Navon (quien fuera el quinto presidente del país), que tiene un presupuesto para fomentar, además de encuentros de difusión y enseñanza de la lengua,  también proyectos de investigación.

Como docente, ¿qué grado de interés existe entre los estudiantes israelíes por la cultura tradicional?

Parecería que sí, pero es más como exponente de orgullo local y no siempre buscando las fuentes verdaderamente auténticas.

Como intérprete, ¿qué le interesa más, el respeto a lo recogido o las posibilidades de reinterpretación de los textos?

Confieso: soy muy respetuosa de la tradición y prefiero que se cuide y se presente tal como es, con lo mínimo necesario para esta nueva situación de música y público, que ya no es la situación original de una tradición viva.

¿Siguen jugando los niños de hoy con esos juegos que usted recoge en su “Repertorio tradicional…”?

Ya habréis notado que los niños juegan menos y menos a juegos infantiles; fuera del deporte (fútbol) se centran en los video-juegos, el Internet, la tele… Se está perdiendo o está cambiando la manera de jugar. Pero, curiosamente, todos, sin excepción, todos los niños en Israel, sin distinción de origen, sortean para jugar al escondite con la mima retahíla que trajeron los sefardíes de Macedonia, y no hay niño ni joven que no la conozca: “Endendino, sofala catino….”

Seguramente que tendrá muchas anécdotas entrañables procedentes de sus viajes, encuentros y reencuentros con sus informantes. ¿Querría compartir con nosotros alguna de estas anécdotas, por ejemplo alguna que le anime a seguir ilusionada con este trabajo?

No sé por qué, pero no me gusta esta pregunta. Tal vez por el profundo respeto que tengo a mis informantes, y tal vez eso me impide encontrar un lado humorístico, como se espera de una anécdota. Lo que me viene a la mente es bien triste: fui a entrevistar a un matrimonio de Salónica, porque entonces yo estaba investigando una obra teatral-musical que se dio en Salónica en 1932, sobre “Ester” (influida por la obra homónima de Racine), y supe que después de ser representada en judeo-español fue traducida al griego, y sabía que este informante había participado en esa obra traducida. Le había conocido porque él participaba en un ensayo que hacían una veintena de hombres de Salónica para preparar un vídeo de su liturgia (y, por cierto, me impresionó ver que todos los hombres, en camisa de manga corta -era verano-, sentados uno junto a otro, tenían todos el número tatuado en el brazo, recuerdo de su estancia en Aushwitz). Volviendo a la entrevista: pregunté, grabé y, sin quererlo y sin preguntar, salió el tema de Auschwitz, y entendí por qué no tenían hijos: la mujer fue parte de los experimentos del Dr.Mengele. Y me contaban y lloraban, y lo que me conmovió más aún fue que, al despedirme, me pedían disculpas por haber llorado. Ya veis, no es una anécdota como las que uno espera. Y eso que yo hago fuerte hincapié en tratar el tema de Salónica como el repertorio de una comunidad viva y activa, como lo era cuando mis informantes vivían allí, y como la recuerdan los que llegaron a Israel antes de la guerra, a mediados de los 30, cuando en la calle se hablaba, se discutía y se reía en judeo-español, así como lo siguieron haciendo en las calles de la entonces joven Tel Aviv, en sus transacciones comerciales, en sus sinagogas, en sus comentarios sociales, en fin, en cada momento de sus vidas, y claro, acompañados de sus cantares, sus coplas y sus romances.

Selección bibliográfica

  • Música y tradiciones sefardíes, Salamanca: Centro de Cultura Tradicional, Diputación de Salamanca, 1992.
  • Buquieto de romances y coplas. Jerusalem: «Renanot», Jewish Music Institute, Ministry of  Education, Jerusalem, 1992.
  • En este tiempo. Drama Musical para Purim en Salónica,  en colaboración con Tamar Alexander.  Tel Aviv: Editorial Tag, 1994.
  • Un Vergel Vedre. Flores del Repertorio Sefardí: Romancero, Coplas y Cancionero. Zaragoza: Ibercaja, 1995.
  • Romancero Sefardí de Marruecos, Antología de tradición oral. Madrid: Editorial Alpuerto, 1997.
  • Repertorio Tradicional Infantil Sefardí: Retahilas, juegos,  canciones y romances de tradición oral. Fundación Centro Etnográfico Joaquín Díaz. Madrid: Cultura Literaria, 2001.
  • En buen simán. Panorama del repertorio sefardí. Haifa: Ed. Prades, 2006.

Discografía

  • Cantares y romances tradicionales sefardíes de Marruecos. Madrid: Tecnosaga, 1991.
  • La tradición Musical en España. Cancionero tradicional de Turquía. Madrid: Tecnosaga, 2004.
  • La tradición Musical en España. Romancero Sefardí. Madrid: Tecnosaga, 1998.
  • La tradición Musical en España. Selección de Romances Sefardíes de Marruecos. Madrid: Tecnosaga, 2004.
  • ARBOLERAS I, Canciones y Coplas  sefardíes de tradición oral. Madrid: Tecnosaga, 1996.
  • ARBOLERAS II, Romances sefardíes de tradición oral. Madrid: Tecnosaga, 1997.
  • ARBOLERAS III, Cancionero sefardí del siglo XX. Madrid: Tecnosaga, 2000.

Entrevista realizada por Juan Ignacio Pérez para © Asociación LitOral, febrero 2007

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One comment

  1. Shoshana es un gigante para la conservacion de los romances sefarditas!
    que D. la de vida larga, alegre y fecunda.

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