Encuentros con Sefarad: “O SEGREDO”.- Los judíos de Belmonte (Portugal) I

Anun Barriuso y José Manuel Laureiro, estudiosos de la cultura judía en España, son Presidente y Vicepresidenta de Tarbut Sefarad Madrid. Escribirán en esta sección desde Sefarad especialmente para
Ambos investigan desde hace años los vestigios y orígenes judíos de lugares de Palencia, Cantabria y Burgos, principalmente, y son autores del libro El Norte de Sefarad y de otros importantes estudios e investigaciones sobre los b´nei anusim, judeoconversos, que fueron obligados a la conversión, pero que  siguieron conservando su judaísmo hasta nuestros días.
    

 Los judíos de Belmonte (Portugal) I

  

  Nuestro siguiente trabajo, por su extensión, lo vamos a realizar en tres entregas y quiere referenciar la presencia en una zona de Portugal de una serie de comunidades  que continuaron judaizando. Dicho con rigor, “judaizando a su manera” , pero sin perder en ningún momento la consciencia de su identidad. 

   No deja de ser curioso que el caso de los “judíos de Belmonte” o más exactamente los criptojudíos de esta localidad, haya pasado como de soslayo en la reciente historia del judaísmo peninsular. 

   Para nosotros representan la prueba irrefutable de que el judaísmo no desaparece de Sefarad con la expulsión de 1.492, sino que sigue vivo y consigue perdurar hasta nuestros días. 

   Como no queremos pecar de ignorancia, sabemos que en Belmonte, como en otros lugares, ese judaísmo se desarrolló de una manera peculiar, sin cumplir las normas halájicas, entre otras cosas, por el desconocimiento de las mismas, pero creó otras ritualidades que cubrían ese vacío que les producía la carencia de ortodoxia. De todas maneras, no es menos historia del judaísmo los aconteceres de las familias de Belmonte, de los xuetas mallorquines o de los anusim del resto de la península. 

   Pero centrémonos en Belmonte, esta pequeña localidad del norte de Portugal. Se encuentra situada en una zona que históricamente ha sido de difícil acceso, la Serra da Estrelha.

   Cuando uno habla con la gente de los alrededores,  definen a este pueblo como “el pueblo de los judíos y los gitanos”, aunque cuando se profundiza un poco en la historia del lugar, se comprueba que el establecimiento de gitanos no se produce hasta el año 1.974. Esta confusión/generalización es bastante corriente; en otros lugares de España, se confunde la presencia de moros y judíos.

   La apariencia del pueblo no se diferencia de los de alrededor, localidades hasta hace muy poco de una economía de subsistencia que en los últimos años han visto mejorar sus condiciones.
  Las casas de lo que pudiéramos llamar “casco antiguo” de Belmonte, están realizadas en piedra de granito y construidas en torno al castillo de los Cabral; uno de sus miembros, don Pedro Álvares  Cabral, fue el descubridor de Brasil.
    Al fijarnos con detalle en esas robustas casas de piedra vemos que algunas de ellas tienen una cruz de unos 15 centímetros en el lateral de la puerta principal, parece que para señalar que allí vivía una familia judía…, no está muy claro el motivo. Por un lado, están los que piensan que era la manera de tener “marcada” una vivienda judía, otros que pudiera ser que los propios dueños de la vivienda quisieran así expresar su gran fervor por la nueva fe. En todo caso, nos hace pensar que la convivencia no debió ser fácil para los judíos, aunque ahora nos digan que en el pueblo nunca hubo problemas de relación.

 

   El historiador David Augusto Canelo en su obra “Os últimos criptojudíos em Portugal”, ha realizado un estudio exhaustivo sobre sus tradiciones y nos va a servir de guía para adentrarnos en ellas.
   Se calcula que en Belmonte existen unas sesenta familias que de una manera u otra hayan conservado sus tradiciones judías. El origen de estas familias no es muy claro, aunque la mayoría de los autores piensan que proceden de España y que buscaron un lugar donde al amparo de lo abrupto del territorio, pudieran conservar sus “singularidades”. La idea no es descabellada, así ha ocurrido lo mismo en lo que se conoce como “La Raya”, la zona limítrofe entre Badajoz y Portugal, en la cual grupos de judíos y conversos se van a refugiar, utilizando la frontera como escape cuando la presión inquisitorial se acentuaba en uno de los dos países. Igualmente  va a suceder en la zona fronteriza de Zamora, en la que grupos de conversos, establecen una doble residencia, por así decirlo. Construyen la casa en España, pero el pajar en Portugal, lo que les permite tener un lugar de cobijo “si vienen mal dadas”.
   Lo curioso de los judíos de Belmonte es que ellos se creían, “los últimos de su estirpe”, por lo que extremaron hasta el límite su intimidad, y que todavía ellos denominan “O Segredo”, el secreto.
    Como es fácil de suponer el hebreo es lo primero que van a perder, aunque conservan una palabra que para ellos va a ser el vínculo con la tradición : “Adonai”.
    En su ciclo festivo van a mantener tres grandes eventos:
– Sábado
– La Santa Festa (Pesaj)
– El día Puro o Día de la Expiaçao.

   Pero además van a desarrollar una serie de rituales propios, especialmente oraciones que ellos van a denominar “rezas” y que posteriormente analizaremos.
  Hay que apuntar que aunque el hermetismo sobre los aspectos internos de la comunidad es evidente, tampoco viven en un apartamiento total de sus convecinos cristianos, es más una cuestión de hacer “invisibles sus singularidades”. Participan en las celebraciones de Navidad, en la llamada “Quinta-Feira de la Ascensão”, el Jueves de la Ascensión, que corresponde con los cuarenta días después de la Pascua. En cuanto a los nacimientos, bodas e incluso bautismos, son idénticos en ambas comunidades, y según nos cuenta el profesor Canelo, esto va a ser así hasta el año 1960 en que una de las familias judías se va a negar a bautizar a su hijo, lo cual rompe esa armonía y supone la salida a la luz de la comunidad judía.
   Durante siglos las depositarias de la tradiciones han sido las mujeres y en especial de las plegarias o rezas. Todo ésto se ocultaba a cualquier persona ajena a la comunidad e incluso a los niños de la misma, hasta una edad en la que se consideraba que eran responsables de guardar el secreto. Entonces se procedía a enseñar lo que denominaban “o que debe ser feito”, lo que hay que hacer.
   David Augusto Canelo, el profesor varias veces citado, ha estudiado algunas de sus celebraciones, por ejemplo, “El Sábado”, que comenzaba el viernes a la puesta del sol. Antes de que anocheciera cada familia encendía una lamparilla de aceite, que era especial, a esta luz se la denominaba “candela do Senhor”.
   Estas luces o velas solían introducirse dentro de una vasija de barro para que atenuara la luz y no pudiera ser percibida desde el exterior de la casa.
    En el momento del encendido se recitaba la siguiente “reza”:
 
                      Bendito meu Déus, meu Senhor, meu Adonai
                      Que nos mandou e nos encomendou como as suas santas
                      Encomendanças benditas e bem-santas, que agradéssemos
                      Esta santa torcida para alumar e festegar a noite
                      Santo do Senhor, para que el Senhor nos alumie
                     A nossa alma e nos livre da culpas e penas e pecados.
                     Ámen, Senhor, ao céu vá, ao céu chegue!

       Es curioso que los judíos de Belmonte consideraban una falta grave comer carne, ésto se puede deber a dos circunstancias, una al contagio que pudo suponer la idea cristiana de que en ciertas fiestas había que abstenerse de comer carne y otra, que nos propone el profesor Eugeni Casanova en su libro “Els jueus amagat” por la cual, esta comunidad tenía conciencia de que los animales no estaban correctamente sacrificados, pero desconocían el modo y para evitar hacerlo mal, cambiaron la dieta del sábado, pasando la base de ésta a ser el pescado.
    Otra reza que se decía preceptivamente es la siguiente:
 
                      Tal día santo, como o de hoje
                      Folgou o Senhor e descansou
                      Suas santas bandeiras compostas,
                      Com os pendoes levantados,
                      E os nomes do Senhor
                      Foran ditos e declarados.
                      Sábado, sábado, Moisés, Moisés,
                      Ao sábado nada farás,
                      Ocupar-te ás em servir e adorar
                      O grande Deus de Adonai,
                      Nao há outro nem haverá,
                      Louvado seja o Senhor que a vida nos dá.
                      Ámen, Senhor, ao céu vá,ao céu chegue!  

  Como se ve, estas dos rezas acaban de la misma manera, lo que podríamos traducir por “Amén, Señor, lo que al cielo va, al cielo llegue”.
  
En los siguientes relatos intentaremos seguir profundizando sobre esta singular comunidad belmontina.

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