Encuentros con Sefarad: EL MEDALLÓN DE CARÇAO

Anun Barriuso y José Manuel Laureiro, estudiosos de la cultura judía en España, son Presidente y Vicepresidenta de Tarbut Sefarad Madrid. Escriben en esta sección desde Madrid especialmente para eSefarad.

Ambos investigan desde hace años los vestigios y orígenes judíos de lugares de Palencia, Cantabria y Burgos, principalmente, y son autores del libro El Norte de Sefarad y de otros importantes estudios e investigaciones sobre los b´nei anusim, judeoconversos, que fueron obligados a la conversión, pero que  siguieron conservando su judaísmo hasta nuestros días.

En octubre del pasado año visitamos de nuevo la localidad de Carçao, este pequeño pueblo de la región portuguesa de Tras-Os –Montes, cercano a la frontera con España.

Ya nos había cautivado anteriormente su enclave, su historia, sus vestigios, sus gentes…¡Y cómo no!, su presuntuoso apelativo de “Capital do Marranismo”; también ese halo de secreto que envuelve este estratégico entorno rayano, que a estudiosos dedicados a la búsqueda de vestigios judíos a lo largo y ancho dela Península Ibérica,hace tan atractivo.

En principio, la visita no era más que una de las que se suelen denominar “de cumplido” ya que al día siguiente nos íbamos a encontrar con Genie Milgron en Fermoselle, pueblo de Zamora en España, donde queríamos comenzar una investigación conjunta de la zona.

Como en veces anteriores, coordinamos nuestra visita con Paulo Lópes, motor cultural de esta zona, que dirige varias asociaciones yestá empeñado en recuperar el pasado judío y criptojudío de estos pueblos.

Nuestro viaje desde Madrid fue sin ningún contratiempo, llegando a Vimioso, población más grande que Carçao y que cuenta con un hotel “A Vileira”, no solamente acogedor, sino con una cocina de la zona más que excelente y que también fue refugio de judíos procedentes de España.

El camino entre ambos pueblos, de pocos kilómetros, está lleno de revueltas y más revueltas, lo que no es óbice para apreciar la belleza de un paisaje agreste y de difícil acceso, quehace pensar cuán penosatuvo que ser la llegada de estos grupos de judíos o de falsos conversos, que buscaron precisamente entre estos riscos y pendientes, un lugar seguro que les permitiera seguir con su vida.

Después de unos minutos se vislumbra a lo lejos Carçao,que de pronto se descubre ante nuestros ojos comoun lugar claro y espacioso. Su entrada la constituyen construcciones recientes alejadas del centro de la población, cuyas casas de piedra, discurren por callejuelas y pendientes empedradas, algunas fielmente rehabilitadas.

Al ver estas casas no podemos frenar nuestra imaginación y retrotraernos de nuevo a las impresiones que debieron recibir aquellas personas que huyendo de la Inquisición buscaron refugio en este lugar.

 

El tesón de estas gentes es tan impresionante que con muy pocas aportaciones están intentando construir un Museo que recoja ese pasado judío que tanto les enorgullece y como muestra la siguiente imagen, ya se están levantadas las paredes que albergarán todos esos “pequeños tesoros”, que mostrarán a propios y a extraños, la presencia judía en esta zona.

Como podemos apreciar en la fotografía, entre dos casas modernas, se levanta este pequeño edificio que Paulo tuvo la gentileza de enseñarnos. El hecho de poner de relieve el empeño de estas personas por recuperar su pasado, ya justificaría sobradamente nuestro viaje, pero en esta visita nos esperaba algo que nos dejaría aún más impactados.

Después de un nuevo recorrido por el pueblo donde se han marcado por medio de unas banderolas situadas en la fachada los lugares más interesantes, pasamos a una conversación más técnica sobre el Museo y la manera de conservación de algunas piezas.

Es en este momento cuando Paulo nos comenta el hallazgo de unapieza que aún no se ha mostrado mucho, pendiente de su estudio y autentificación.

Con un gran cuidado comenzó a desenvolver la vetusta tela que lo envolvía y ante nuestros ojos apareció algo absolutamente inesperado, un medallón decolor amarillento, engarzado en un aro de metal yprendido a un cordón oscuro paracolgar del cuello.

La antigüedad de la pieza era innegable, pero ahí no estaba lo importante, Paulo nos pidió que nos fijásemos en la representación del medallón; era un símbolo que ya habíamos visto en algunos edificios de la zona, un triángulo con una cruz más o menos adornada en su vértice superior y todo ello coronado por un adorno floral o árbol al que luego nos volveremos a referir.

En la parte superior del medallón había una inscripción “PARA MAL FE CRUS”.

Para ayudar a entender, en la parte inferior de la cruz hay un cordero y la cruz se asienta sobre un montículo formado por tres escalones, todo ello bordeado por una elipse que lo engloba.

La inscripción está protegida por un cristal que engarza en un aro metálico, con una pequeña argolla que permite pasar el cordón para colgarlo del cuello. En cuanto al material del que está hecho, podría ser de cera endurecida o algún tipo de resina.

En lo referente al tamaño, podemos observarlo en la siguiente fotografía.

En principio, no entendimos la importancia que Paulo había dado al medallón, parecía un escapulario, en el que tal vez la inscripción podía tener cierto interés, en tanto que parecía indicar que la cruz era “remedio” para una fe equivocada.

La verdad es que no era la primera vez en que nos encontrábamos con inscripciones de conversos en los que declaraban “a los cuatro vientos”, su adhesión a su nueva fe. Pero, mirándonos fijamente, Paulo nos pidió, con la delicadeza que le caracteriza, que diésemos la vuelta al medallón y mirásemos el reverso.

¡Ahí es dónde residía lo importante! ¡Ahora si entendíamos por qué Paulo lo consideraba algo muy especial!.

Ante nosotros apareció la siguiente imagen:

¡Una menorá!. ¿Cómo es posible que alguien hubiera podido llegar colgado de su cuello algo tan representativo de la simbología judía?

Observando con más detalle, la menorávemos que está situada sobre dos escalonesy un tercero con forma redondeada. En su lado izquierdo hay una representación floral, ¿o tal vez el Árbol dela Vidade una manera muy esquemática?, y todo ello, coronado por un ave.

Alrededor, igual que en la anterior, nos encontramos con una inscripción “A DEUS”. La letra “s” está escrita en espejo, como suele suceder cuando se realiza un molde sin la debida destreza.

Lo cierto,es que teníamos entre nuestras manos un objeto exclusivo, que había sido utilizado por aquellos que había llevado esa “doble existencia” propia de los criptojudíos, ese aparentar lo que no se es, para así salvar la vida. ¡Imaginamos lo que el propietariodel medallón sentía y sobre todo lo que arriesgó para llevar, aunque fuera oculto el símbolo de sus creencias ancestrales!.

El medallón como tal esun claro vestigio criptojudío, que representa en un solo objeto, la dicotomía que algunas personas tuvieron que sufrir para defender sus vidas. Nos planteamos dos cuestiones: ¿Cuál era el anverso y cuál el reverso del medallón?,¿las inscripciones tendrían algún sentido?…

Se pueden barajar diferentes hipótesis. Enprimer lugar, el anverso seríael que representa la menorá, pues en ella se alude a la divinidad y el reverso,el que representa la cruz, aunque por motivos de seguridad que parecen obvios, este orden se invertiría al salir de la casa.

Pero, ¿qué nos lleva a pensar ésto?.El frente estaría dedicado como dice la inscripción “A DEUS” y el envés, sería una especie de venganza, ya quela inscripción reza “PARA MAL FE CRUS”, lo que nos hace pensar que tal vez el autor hiciera referencia a lo equivocado de la fe cristiana.

Sea como fuere, creemos que este es el principio de muchos otros objetos que irán apareciendo pues la pérdida de miedos ancestrales y la “recuperación del orgullo” de ser lo que se ha sido siempre, harán aflorar pequeñas piezas que las personas de esta zona, tanto de España como de Portugal, guardan celosamente.

Anun Barriuso y José Manuel Laureiro