Anun Barriuso y José Manuel Laureiro, estudiosos de la cultura judía en España, son Presidente y Vicepresidenta de Tarbut Sefarad Madrid. Escribirán en esta sección desde Sefarad especialmente para eSefarad.
Ambos investigan desde hace años los vestigios y orígenes judíos de lugares de Palencia, Cantabria y Burgos, principalmente, y son autores del libro El Norte de Sefarad y de otros importantes estudios e investigaciones sobre los b´nei anusim, judeoconversos, que fueron obligados a la conversión, pero que siguieron conservando su judaísmo hasta nuestros días.
AGUILAR DE CAMPOO
Enclavada en el noroeste de la provincia de Palencia, Comunidad de Castilla y León, hace frontera con los territorios cántabros de Campoo y los burgaleses Páramos de la Lora.
Esta bella e importante localidad, poblada por cántabros, romanos y visigodos, baluarte árabe y villa de gran importancia en la Edad Media, nos sugiere dos dilemas:
¿Existió una comunidad judía?
¿Dónde estuvo localizada?
Para responder a estas dos preguntas nos basamos principalmente en la línea de investigación abierta por Gregorio Ruiz, indicándonos que para resolver estas cuestiones hay que acudir a un cuádruple testimonio:
- Documentos escritos de casas compradas o vendidas por judíos.
- Localización de la sinagoga o sinagogas (al igual que se ha hecho en Córdoba o en Toledo).
- Nombres que hayan pervivido y eran habituales entre los judíos.
- La existencia de algún monumento o lugar constatable como judío.
1.-DOCUMENTOS ESCRITOS QUE HACEN REFERENCIA A JUDÍOS.
En este apartado recurrimos al trabajo documental de Pilar León Téllez, “Los judíos en Palencia” que a su vez recoge Gregorio Ruiz.
Un documento indica que la judería está “cerca del molinillo” y “linda con la calle real y detrás el arroyo que viene de la fuente del palacio”.
Para los conocedores de la zona ese “molinillo” no puede ser otro que el llamado de “la Rabia”, pues los demás se localizan fuera del casco urbano y además no limitarían con la Calle Real.
A esta calle la llaman posteriores escritos “Nueva” o “Mejorada”, diciendo que “de antes fue judería con casas que habían pertenecido a Abraham Pardo, judío. Lindan por detrás con el arroyo de la cuneta”.
Existe otra hipótesis, la propia de Gregorio Ruiz, que encuentra base documental en el llamado “barrio del Pozo”, incluso cita distintas juderías en las que el pozo viene a ser un elemento central, tanto urbanística como socialmente.
Del mismo modo, las fuentes anteriormente citadas avalarían esta teoría, pues podría ser que hubiera dos barrios dentro de la misma ciudad. Esto no era raro en la época, pues se da el caso de “doble residencia” en familias judías que durante la semana viven en las zonas comerciales y se irían al barrio judío para pasar el Shabat o las Grandes Fiestas.
Lo que parece evidente es que en los últimos años antes de la expulsión, los judíos tuvieron por poco tiempo otro lugar de residencia, siguiendo “las leyes de apartamiento” dictadas por las Cortes castellanas y por dichas leyes fueron alejados del interior de las ciudades donde vivían. Este último lugar, fue el Coto. Para ello podemos citar un documento de 1483 (año del apartamiento) por el que se realiza una venta por parte del monasterio de Santa María de “unas casas con su corral a Abraham Tovy, y dos pares de casas contiguas en el barrio de Cotos a don Çaco Pardo y a Palanciana su mujer”.
En resumen, podemos dar por seguro la existencia de un barrio judío en Aguilar de Campoo, que correspondería con lo que hoy es la Tobalina, incluiría la Puerta de Reinosa (a la que dedicaremos capítulo aparte), siguiendo por la calle Matías Barrio y Mier (antigua Calle Real), haciendo un ángulo recto hasta dar a las espaldas de la colegiata de San Miguel, incluyendo también las calles de Capitán Cuadrado y la antedicha de la Tobalina.
En la colegiata de Santa María la Real, Menéndez Pidal encontró que entre los monjes de la colegiata y los judíos, se realizó el contrato comercial con nombres judíos más antiguo de los conservados en España.
Por último, el lingüista Manuel Alvar recoge otro documento, sobre el que comenta refiriéndose al judeo-español: “En 1219, unos judíos de Aguilar de Campoo venden un molino, a pesar de los nombres (Oro Sol, Iuceph, Zac) el testimonio es puro castellano con evoluciones fonéticas que sólo pertenecen al dialecto central (aducha, provecho, tajada, remanexiemos, ermano, judio, judío) y si algún pique extraño se nota, pienso que es aragonés (firmedumne, ad, lur, prod). En sintaxis tal vez haya calcos de la lengua sagrada, (“de lado uno…de lado segundo…de lado tercero, bia los muchos”, “vendiemos ad ellos la vendida esta”, “baian el abad el membrado et el convent”, “con ojo hermoso vendiemos a ellos la vendida esta…et non pora vinientes de nuestra fuerza”)”
2.-LOCALIZACIÓN DE LA SINAGOGA
En la Edad Media las comunidades estaban formadas por grupos reducidos de personas, lo que explica las modestas dimensiones de las sinagogas. Además se encontraban con circunstancias de inseguridad e incluso en muchos casos de acoso externo. Las autoridades de la iglesia católica prohibieron en algunos lugares la construcción de nuevas sinagogas e incluso la ampliación de las ya existentes.
La norma talmúdica según la cual la sinagoga “debía de superar en altura a los edificios circundantes”, no podía cumplirse, pues las leyes eclesiásticas prescribían que estos edificios fueran más bajos que las iglesias cristianas. Con la finalidad de que la sala de oración tuviese más altura, se impuso la costumbre de construir el piso de las sinagogas más bajo que el nivel del suelo de la calle, así conseguían dicha altura pero sin la apariencia externa de la misma, al tiempo que ponían en práctica el salmo 130,1: “Desde lo hondo grito a ti, Señor”.
La disposición del espacio interior giraba, como era tradicional, en torno a tres ejes, el arón acodes o arca de la Torá, situado en la pared oriental mirando hacia Jerusalén, la bimah, tribuna o púlpito desde donde se dirigía el servicio y el espacio reservado a los fieles.
Como era tradicional existía la separación de sexos durante la oración y para ello se adoptaron dos tipos de soluciones. En unos casos se conservó la costumbre de construir una galería en el piso superior y en otros, adosar una habitación al edificio donde las mujeres realizarían sus oraciones.
En cuanto a los hombres, ocuparían la nave central, sentándose en bancos de piedra corridos, adosados a las paredes laterales.
Centrándonos ya en Aguilar, parece que pudieron existir al menos dos sinagogas, aunque por el número de personas que Gregorio Ruiz llega a censar en cuatro mil, tal vez hubo más. Dos de ellas parecen estar suficientemente documentadas.
Ambas fueron transformadas en capillas, como era habitual. La del Portazgo, que se conserva y aportamos fotos de su fachada y la del Espíritu Santo, que fue demolida en algún momento.
De ésta última, como decíamos antes, sólo nos queda el recuerdo de algún habitante y como estación del Corpus Christi (al igual que la primera).
La del Portazgo, conserva su fachada exterior de piedra, con una puerta coronada por un arco de medio punto y en su interior una nave rectangular más baja que el nivel de la calle y un banco de piedra circundando su pared.
En cuanto a su interior, nos tenemos que guiar de los testimonios orales, pues hace años se cerró al culto y nos cuentan que pertenece a una familia que la mantiene clausurada.
Pero detengámonos un poco en la puerta de acceso. A diferencia de otras sinagogas conservadas en España, ésta debía tener una sola entrada que pasaba directamente a la sala de oración y no a un atrio como las de Toledo o de Córdoba. Está realizada en madera, se abre en dos hojas y tiene tres cuerpos en su parte superior, siendo la central de medio punto y más grandes que los dos laterales.
La parte central está formada por una serie de barrotes en los que unos llegan hasta el final y otros no, alternándose, y una especie de medallón en su centro en el que destacan un corazón y unas iniciales entrelazadas, rodeado todo ello por unas hojas de acanto.
Una portada similar pero esta vez como entrada a un patio o atrio, encontramos en diciembre del 2003 en Tánger como paso a una maravillosa sinagoga decorada ricamente, aunque por la fecha que constaba en dicha puerta, no tenía más de ciento cincuenta años.
Como podemos ver más abajo, la de Tánger es de dos hojas y no de cuatro cuerpos, pero el medio punto que corona la puerta, es casi idéntico, unas barras largas y otras cortas que se alternan y que confluyen en el motivo central que en este caso es la fecha (5638). Como en la de Aguilar, las iniciales pueden ser el nombre y el apellido del donante.
Parece evidente que esta puerta es más abigarrada en la decoración, más rica. Podría explicarlo que la de Tánger es la entrada al atrio o zaguán y ésta era la entrada directa a la sala de oraciones, que como ya hemos comentado anteriormente se daba en la España medieval.
Esta similitud, nos parece concluyente para despejar alguna posible duda sobre si la llamada ermita del Portazgo fue una sinagoga.
José Luis Lacave, en su Guía de la España Judía, nos dice que de la desaparecida sinagoga de Aguilar (se supone que la del Portazgo), se conservó del siglo XVI al XIX en la colegiata de San Miguel, una hermosa lámpara de hierro con una leyenda hebrea, pero desapareció sin dejar rastro. Este aspecto también lo refiere A. Aradillas en su libro, Viaje por la España Judía.
Otro autor fundamental, Francisco Cantera en su completísima obra Sinagogas españolas, nos indica en las páginas 158 y 159 la imposibilidad de localizar la sinagoga en Aguilar.
Por último, en la mayoría de los documentos antiguos, tanto la ermita como la calle, aparecen sin la “z”, “Portago”, como así consta en el Catastro del Marqués de la Ensenada del siglo XVII.
Actualmente la casa que alberga en su parte baja la ermita o sinagoga, ha sido totalmente derruida para construir un edifico de nueva planta. Como podemos ver más abajo, se ha conservado la puerta original, sin ningún cuidado en su mantenimiento
Anun Barriuso y José Manuel Laureiro
Gracias para un articulo muy importante. Acerca de 1470, Isaac Ibn Shēm Tov, hermano del filosofo Jose
(Yosef), fue rabino de la yeshiva en Aguilar.
Dos estudios importantes sobre los judios de la ciudad: Menendez Pidal, R. and Abraham Yahuda, «Judíos de Aguilar de Campoo (1219-1220)» pdf: https://repositorio.uam.es/handle/10486/687299
y Luciano Huidobro y Serna, Francisco Cantera Burgos, «Los judíos en Aguilar de Campoo,» Sefarad14, Nº. 2, 1954, págs. 335-346.