Elaboran un proyecto para crear un Centro de Documentación y Estudios Sefarditas en Navarra

El promotor cree que Estella y Tudela son, por su historia, los enclaves más adecuados.
«La herencia cultural es riquísima, pero desconocida», dice el periodista y máster en Gestión Cultural Juan Arteaga.

Estella-Lizarra. Un vecino de Tierra Estella ha elaborado un proyecto en el que propone crear en Navarra un Centro de Documentación y Estudios Sefarditas considerando que «la herencia cultural es enorme y riquísima, pero muy desconocida». El promotor, periodista y máster en Gestión Cultural Juan Arteaga, ya se ha puesto en contacto con diversas entidades públicas y, aunque sabe que no es fácil que se materialice la idea «en una época de crisis y recortes», aspira a que cuaje, proponiendo Estella y Tudela como las ubicaciones más adecuadas por su destacado pasado judeo-sefardita y su pertenencia a la Red de Juderías.

En su opinión, tanto «la memoria anterior a la expulsión de los judíos de Navarra (1498) como las formas culturales de la diáspora no han tenido el reconocimiento debido a pesar de que su presencia, legado e influencia comprenden todo el territorio del Estado». No obstante, añade que junto a ese «olvido histórico» se advierte en los últimos años una «progresiva puesta en valor» del legado judeo-sefardita con iniciativas en numerosas Comunidades Autónomas. En Navarra, dice, esa puesta en valor se reduce a proyectos puntuales o a estudios y análisis del mundo académico y universitario. En definitiva, cree que hay un notable vacío.

Este vecino de Améscoa propone llegar a «un público más amplio», recordando que el Reino de Navarra fue «el último en expulsar a la comunidad judía». «Creo que el Gobierno de Navarra, como institución, debería hacer un reconocimiento a los sefarditas, aunque sea simbólico. Los Reyes de España pidieron perdón en 1992, pero Navarra era un reino aparte, y se les expulsó seis años después; es algo totalmente distinto», agrega.

El proyecto. Arteaga ha proyectado el Centro de Documentación y Estudios Sefarditas como una «experiencia turística valorativa y educativa, alejada de los parámetros consumistas al uso», pero como un espacio dinámico con dos objetivos principales: ayudar al estudio del legado sefardita (antes y después de 1498) y divulgar aspectos de este hecho cultural y humano, especialmente en Navarra pero también en una dimensión internacional. El proyecto propone acoger exposiciones permanentes y temporales, moderna tecnología multimedia y audiovisual, organizar jornadas, charlas, talleres etc.

Las previsiones hablan de elegir un edificio singular de un casco histórico, aunque la ubicación física se complementaría con un Centro Virtual informativo, con acceso a documentación histórica y con archivo sonoro. Arteaga considera que en los tiempos que corren, «donde todos somos extranjeros de una forma u otra, y con tanta multiculturalidad», este centro tiene más sentido si cabe. No obstante, sabe que hay un problema añadido. «El mundo sefardita es un tema oculto aquí, en otros países es más visible. Aquí es tabú porque enseguida se asocia con los temas políticos y el conflicto entre Israel y Palestina».

La Farmacia Navarra. Su interés por el mundo judeo-sefardita se remonta varios años atrás, cuando cursaba sus estudios en Italia. «Siempre me había interesado su cultura (el arte, la literatura…), más aún con todas las dificultades que han tenido siempre para desarrollarse. Pero estando en Ferrara un día me encontré por la calle un local que se llama Farmacia Navarra. Resulta que los fundadores eran descendientes de judíos que habían vivido aquí, en Navarra. Ahí empecé a tirar del hilo», dice. Durante su estancia, parece que se encontraba señales por todos los sitios: «Un día me topé de frente en un mercado con un descendiente sefardita que me empezó a contar su historia y que hablaba ladino… Me sorprendió mucho y dije: ¡Es verdad que existen!». Después, mientras realizaba el máster, encontró por casualidad una receta de cocina sefardita de hace 500 años, pero «lo curioso es que una compañera uruguaya me dijo que la seguían haciendo igual en su casa». En esos momentos, «te das cuenta del valor cultural que tiene y de que se puede perder», añade.

Fuente: Noticias de Navarra.com