Esta comunidad fue decisiva en la Corona de Aragón en aspectos como el económico, el cultural y el demográfico. El interés que despierta este territorio en la actualidad ha llevado a que las visitas de israelíes pasen de las 1.600 personas en 2016 a las 9.000 contabilizadas el año pasado. Este viernes llega el Rosh Hashana, o Año Nuevo Judío, y la asociación Sefarad lo celebra en Zaragoza.
Un peso demográfico que en la Edad Media alcanzó en las principales ciudades de Aragón alrededor del 20% de la población. O una fuerza económica que permitió financiar diferentes cuestiones como el mismo descubrimiento de América. Por no hablar del legado patrimonial que suponen las juderías y la riqueza archivística y cultural que atestigua su paso por el territorio. Estas son algunas cuestiones que surgen al bucear en el legado judío en Aragón, un pueblo que dejó su sello en esta Comunidad, incluso en la propia gastronomía.
“Los judíos en Aragón fueron decisivos desde todos los puntos de vista“, afirma el historiador Álvaro López, autor de varias publicaciones sobre este pueblo y su paso por el espacio aragonés. Como muestra de su importancia, explica que, a finales del siglo XIV, en ciudades importantes como Zaragoza, Calatayud, Huesca, Teruel o Tarazona, un 20% de su población era judía. “Su legado es trascendental”, destaca el experto sobre un pueblo que dejó atrás, con su expulsión en 1492, un patrimonio que también refleja la gran cantidad de documentos que muestran su actividad económica y notarial. “El legado judío en estos momentos en Aragón es altísimo; no tanto en Castilla”, insiste.
Sobre cómo vivían en aquella época los sefardíes en Aragón, relata que las referencias actuales apuntan a que esta comunidad estaba “muy integrada en la vida cotidiana”, aunque matiza que se trataba de un “coexistir” con musulmanes y cristianos y no tanto “un convivir”. “El entendimiento como convivencia prácticamente no existió. Es más, hay medidas antijudías; intentó por todos los medios siempre la sociedad cristiana recortar sus derechos”, explica López sobre un contexto en el que la forma de relacionarse venía en muchas ocasiones por el negocio.
Una cuestión de dinero que, por ejemplo, se puede observar en la financiación de la expedición a América. En ella participó el converso Luis de Santángel, importante mercader con negocios en Valencia y miembro de una familia que provenía de los Xinillo o Ginillo, de origen bilbilitano. “Como rico mercader que era y secretario de Fernando el Católico, fue uno de los que financiaron el viaje; no fueron las joyas de la reina, como se nos ha querido decir”, resalta.
Las juderías aragonesas
Y, por supuesto, en el aspecto material podemos encontrar los vestigios hebreos en las juderías que se ubicaban en varias poblaciones aragonesas. Zaragoza, Calatayud, Ejea de los Caballeros, Híjar, Luna, Tarazona, Teruel, Tauste, Biel, Sos del Rey Católico, Daroca, Uncastillo… son algunas de las localidades en las que todavía se puede constatar ese legado en los muros de sus calles, como refleja la propia web de Turismo de Aragón.
“Tenemos en Calatayud, por ejemplo, la Ermita de Consolación, que está en el corazón de la antigua judería y ahí se conserva la fachada de la antigua sinagoga del siglo XIV”, cuenta este historiador. “En esa fachada -continúa- lo más sobresaliente es que hay dos puertas, las típicas de las sinagogas, una para la entrada de las mujeres y otra para la entrada de los hombres”.
También en Híjar se han descubierto restos en la Ermita de San Antón, “en la cual se han hecho prospecciones arqueológicas y se ha descubierto lo que se sospechaba desde siempre, que había sido sinagoga“, detalla. “Han aparecido los restos de la entrada, letras hebreas pintadas en las paredes y trozos del candelabro de siete brazos dibujados en las paredes; y, en el subsuelo, los elementos típicos del interiorismo de una sinagoga”, explica.
Y, ya en Zaragoza, destaca como elementos más sobresalientes los baños judíos de los siglos XIV y XV, así como el palacio de los Morlanes. “Aunque se construyó a los pocos años de expulsarse los judíos, en total hay ocho ventanas que reflejan la historia del pueblo de Israel hasta la expulsión“, especifica.
Sobre la capital aragonesa, el propio López fue autor de una guía de la judería que recoge al detalle los aspectos históricos y patrimoniales del pueblo judío en Zaragoza. En ella, por ejemplo, se puede observar un mapa que muestra dónde se ubicaba la judería, a caballo entre los actuales barrios del Casco Histórico y La Magdalena.
Grandes personalidades de la cultura… y gastronomía
Pero no solo son archivos y rincones lo que legaron los sefardíes en Aragón. También grandes personalidades de la cultura como, por ejemplo, Isaac Aarama, el filósofo Ibn Paquda o el pensador Ibn Gabirol; este último, aunque nacido en Málaga, desarrolló gran parte de su obra en Zaragoza.
Todo ello, por no hablar de una influencia gastronómica que dejó platos tan característicos en la cocina española como el cocido o las torrijas. Y, en Aragón, las tradicionales cluecas. Las torrijas, “en Aragón, al igual que en Castilla, aparecen documentadas con el nombre de arrucaques y también aparecen como rebanadas de parida“, cuenta López sobre un plato que se elaboraba para la Pascua judía y que, en el caso de los arrucaques, se realizaba con pan ácimo, es decir, sin fermento, pues estaba prohibido usarlo en esas fechas religiosas, huevo y canela. En el caso de la rebanada de parida, ya fuera de la semana sacra, se utilizaba pan con levadura, leche, azúcar y huevo.
Y, de las cluecas, esa torta tradicional aragonesa con un huevo duro en el centro, relata que derivaban de las llamadas alcahalillas, que se comían también en la Pascua judía y que pasaron a ser, igualmente un manjar tradicional de la Semana Santa cristiana en muchas localidades de Aragón.
En cuanto al cocido, precisa el historiador que deriva del ‘Hamin’ (que significa ‘caliente’) judío, un potaje que se comía para el shabat y que incluía garbanzos, verduras como la col, carne kasher, huevos enteros, ajos, cebollas y especias. “Esto, a fuego lento, iba cocinando toda la tarde y toda la noche con el rescaldo”. Este plato, además, era una de las pruebas que buscaba la Inquisición para acusar a alguien de judaizar, de manera que los conversos, una vez se produjo la expulsión de 1492, decidieron introducir derivados del cerdo, prohibido por el judaísmo, para evitar esas acusaciones.
El paso judío por la Comunidad también se refleja en la propia genética. Como subraya López, los estudios realizados en España “han dado como resultado que el 20% de la población de Aragón tiene ascendencia judía, frente a Castilla, que prácticamente es un 1%”. Se trata del porcentaje más alto del país, un dato que tiene que ver con la “gran cantidad de conversos que hubo“.
Llega el año 5784
Unos datos de población que, como recuerda Timna Segal, la presidenta de la Asociación Cultural Sefarad Aragón, dedicada a potenciar el conocimiento y apreciación de la cultura judía, mostraban que una quinta parte de la población zaragozana era sefardí y que contrastan con los actuales, pues se estima que en Aragón hay alrededor de cuarenta judíos.
Este viernes, por cierto, se celebra el Rosh Hasana, o Año Nuevo Judío, y la asociación lo celebra con un acto en el que se realizará la ceremonia del shabat y la celebración comentada del Rosh Hashana, con el que se dará paso al año 5784. Para ello, Segal ha preparado una guía que detalla en qué consiste este rito y que traduce las oraciones dedicadas a la festividad.
Desde esta asociación afincada en Zaragoza no solo realizan este acto, sino que a lo largo del año llevan a cabo varias actividades que acercan la cultura judía y la española, además de otras propuestas como la participación en diálogos interreligiosos, el recuerdo del Holocausto, cursos de hebreo, servicios de traducción o asesoramiento a sefardíes para lograr la nacionalidad española.
Su presidenta, de origen israelí, llegó a la capital aragonesa en 1986 junto con el que fue su marido, un argentino de padres gallegos que conoció en Israel. Fue en 1999 cuando decidió crear esta asociación que, 24 años después, sigue promocionando la cultura judía en Aragón.
Una relación Israel-Aragón que, en los últimos años, ha mostrado un importante avance en lo que se refiere a las visitas turísticas de originarios del país de Oriente Medio. De las 1.600 personas que acudieron a la Comunidad en 2016 se ha pasado, en seis años, a las alrededor de 9.000 que refleja el 2022. Según el Gobierno de Aragón, se trata de un perfil de turista de alto poder adquisitivo y la mayoría vienen atraídos por la naturaleza y el patrimonio.
De hecho, y con el fin de ahondar en este campo, La Dirección General de Turismo del Ejecutivo aragonés ha participado en Shalom Spain 2023, en Tel Aviv, una jornada de intercambio profesional que ha reunido a los principales destinos y empresas españoles con representantes del sector turístico emisor de Israel.