El Holocausto Italiano

Italia nunca fue un país antisemita, pero la ocupación por parte de los nazis del norte de este país, en 1943, cambió radicalmente la situación de los judíos. El testimonio del escritor italiano Primo Levi, sobreviviente del Holocausto, inmortalizó para siempre la odisea de miles de judíos italianos, que fueron enviados  a los campos de la muerte y se convirtieron, sin quererlo, en testigos involuntarios de la mayor tragedia de la historia de la humanidad.
La situación de los judíos italianos, a pesar de que Italia era aliada de la Alemania de Hitler, fue relativamente buena hasta septiembre de 1943, en que los alemanes ocuparon el norte del país, e incluso hasta esa fecha miles de judíos de otras partes de Europa encontraron refugio en el país. El régimen fascista de Mussolini no colaboró en el exterminio sistemático de los judíos ni en Italia ni en los territorios que ocupó en otras partes de Europa, a pesar de que no tenía ninguna simpatía hacia la causa judía.
Así relata los hechos que sucedieron tras la ocupación de Italia por las fuerzas alemanas la Enciclopedia del Holocausto de Museo Memorial de los Estados Unidos:»En octubre y noviembre de 1943, los alemanes organizaron la redada de judíos en Roma, Milán, Génova, Florencia, Trieste y otras ciudades importantes del norte de Italia. Los judíos eran confinados en campos de tránsito como el campo Fossoli di Carpi, originalmente un campo de detención dirigido por los italianos aproximadamente a 20 kilómetros al norte de Módena, y el campo Bolzano en el noreste de Italia, establecido a fines de 1943. Periódicamente, los nazis deportaban judíos de estos campos al campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau».
Las depotaciones de judíos también se pusieron en marcha en otras ciudades italianas, con la ayuda del ejército alemán, que nunca fue inocente durante el Holocausto en todos los países conquistados por Alemania, y ciudades como Mantua, Milán y Borgo San Dalmazzo fueron otros puntos de concentración de los judíos capturados, la mayor parte de los cuales también acabarían sus días en el campo de concentración de Auschwitz-Bikernau.
Paralelamente a la ocupación de Italia por los alemanes, los aliados atacaban desde el sur y hostigaban a los ocupantes, cada vez más preocupados por deportar judíos y seguir con sus planes criminales. Algo realmente increíble en toda esta tragedia que significó el Holocausto es que a pesar de la derrota casi inminente de Alemania en la guerra y la catástrofe que significó la misma para millones de alemanes, sumidos en una existencia inmunda durante casi toda la contienda, es que el delirio criminal por exterminar a todos los judíos no cesó en ningún momento. Parecía que el objetivo final del proyecto era el exterminio total de todos los judíos de Europa, arrancando de cuajo la vida hebrea del continente para siempre sin que apenas quedaran vestigios de una existencia milenaria.
En Italia vivían antes de la guerra unos 50.000 judíos, aunque seguramente la cifra en 1940 era mayor, debido a que varios miles de hebreos procedentes de Alemania, Austria, Polonia y otros países habían encontrado refugio en esta nación huyendo de los ocupantes nazis de sus respectivos países.
La «solución final», que había comenzado en 1943 con la ocupación del norte de Italia, se desarrolló entre ese año y 1945, tal como nos relatan las páginas de documentación del Museo Yad Vashem:» Desde mediados de septiembre de 1943 hasta el fin de la guerra en abril de 1945, los alemanes se dedicaron a capturar judíos en Italia. Más del 20% fue arrojado a cárceles y campos de concentración, y posteriormente enviado a campos de exterminio. Desde septiembre de 1943 a enero de 1944, 3.110 judíos fueron deportados a Auschwitz. Durante el resto de 1944, otros 4.056 fueron deportados al Este, junto con 4.500 judíos italianos que vivían en territorios anteriormente gobernados por Italia. Además, 173 judíos fueron asesinados en el propio territorio italiano».
LA GRAN REDADA DE ROMA
Una de las grandes redadas contra los judíos italianos tuvo lugar en la capital de Italia, Roma, el 16 de octubre de 1943, cuando los ocupantes alemanes se lanzaron a la «cacería» humana de miles de judíos de esta ciudad, muchos de los cuales estaban en el gueto creado, con lo cual se convirtieron en presa fácil, y otros miles escondidos o protegidos por amigos o simples ciudadanos italianos. » Los nueve meses de ocupación alemana en Roma, de septiembre 1943 a junio de 1944, fueron terribles para los judíos. Los fascistas pagaban 5.000 liras por cada judío capturado y por la capital pululaban espías y delatores, incluida la famosa traidora judía Celeste Di Porto», contaba una nota sobre estos hechos del diario español El Mundo. Di Porto fue una famosa colaboradora de los nazis que después de la guerra cambió su nombre y ocultó durante años su identidad, aunque más tarde fue descubierta y pagó algunos años de cárcel por su cooperación criminal con los nazis.
Entre los gestos heroicos conocidos de italianos que protegieron a los judíos en esos tiempos terribles, tenemos que citar al Comité de Liberación Nacional, que procuró documentos falsos a los judíos perseguidos; a las monjas de Convento de la Madre de los Siete Dolores, que albergaron 110 judíos hasta la liberación, y al profesor Giovanni Borromeo y fray Maurizio que escondieron a decenas hebreos en el hospital católico de Fatebene fratelli. También la Enciclopedia del Holocausto ya citada señala que «Debido a que las autoridades italianas obstruían las deportaciones y muchos judíos italianos lograron ocultarse o escapar hacia el sur a zonas de Italia ocupadas por los Aliados, más de 40.000 judíos sobrevivieron el Holocausto en Italia».
Sin embargo, pese a estos episodios tan loables y valientes por parte de muchos italianos, eso no evitó que los nazis, con la ayuda de las fuerzas ocupantes, que bajo la ocupación alemana, las autoridades nazis deportaron unos 8.000 judíos de Italia a Auschwitz-Birkenau y otros campos nazis.  Otros casi 2.000 judíos fueron deportados desde Rodas, una isla del Mar Egeo que había sido parte de Italia antes de la guerra. Alrededor de 7.600 de los deportados fueron asesinados. (Fuente consultada y citada: https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/italy).
El Museo Yad Vashem, al dar cuenta del Holocausto italiano, evalúa en un 17% la población total judía exterminada por los nazis, lo que elevaría la cifra hasta las casi 8.5000 víctimas, algo más alta que la que dan otras fuentes. La oportuna invasión aliada de Italia y la retirada de los alemanes por la presión de las fuerzas que atacaban desde el norte evitó, sin ningún género de dudas, el exterminio definitivo de toda la población judía de Italia.
Termino con una cita de Primo Levi, judío italiano sobreviviente del Holocausto y que acabó sus días suicidándose antes de legar para la posteridad una extensa obra, quien escribiría en su libro Los hundidos y los salvados:  «Estos son los hechos; funestos, inmundos y sustancialmente incomprensibles. ¿Por qué, cómo llegaron a producirse? ¿Se repetirán?». Estas son las grandes cuestiones, que aun hoy mismo, nos seguimos haciendo todos.

RICARDO ANGOSO GARCÍA
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