EL DIA QUE HERZL, INVOLUNTARIAMENTE, CONTRIBUYÓ A LA CULTURA ÁRABE MODERNA CUANDO MANDÓ A CONSTRUIR LA PRIMERA MAQUINA DE ESCRIBIR EN IDIOMA ÁRABE PARA REGALAR AL SULTAN DE TURQUIA.

Nuestra historia comienza en el verano de 1901.
Theodor Herzl tuvo una idea brillante: Para lograr iniciar conversaciones sobre la posibilidad de crear un estado judío en el Imperio Otomano, planeó obsequiarle al Sultán turco un regalo único, no cualquier regalo, sino la vanguardia de la tecnología en ese entonces: una máquina de escribir con letras árabes que no existía hasta ese momento. Una especie de trueque de una máquina de escribir por un estado judío.
Herzl designó a Richard Gottheil, un judío mundialmente famoso, para negociar con «Remington», un fabricante estadounidense de máquinas de escribir para crear un prototipo de una máquina de escribir con letras en árabe, para darle este regalo extraordinario al sultán.
Primero tuvieron que encontrar los fondos para el proyecto. Remington exigió 300 dólares para el prototipo, que era una cantidad enorme, y Gottheil logró negociar hasta que acordaron en 150. Herzl hizo hincapié en que Gottheil debería mantener toda la operación en secreto e insistió en apresurar a los hombres Remington, ya que el tiempo era un factor importante.
Herzl se dio cuenta de que no se podía cumplir el plazo que se había fijado para sí mismo, a fines de diciembre de 1901. Gottheil le escribió a Herzl: “Tuve varias reuniones con la gente de Remington y aún no pueden comprometerse en una fecha determinada. La máquina de escribir árabe ciertamente no estará lista antes del próximo Congreso Sionista. Te enviaré un telegrama cuando tenga respuestas claras».
Los problemas y las demoras no terminaron allí pues hubo varios problemas técnicos. “Hay una dificultad con respecto a la forma de las letras árabes. Aunque soy capaz de escribir en árabe con bastante fluidez, parece que no soy capaz de hacer un patrón satisfactorio a partir del cual puedan grabar las letras para la máquina», escribió Gottheil Herzl en otra carta.
Después de mucha búsqueda Herzl localizó a un estudiante turco que logró hacer los patrones. Luego las ruedas se pusieron en movimiento, y en enero de 1902 Gottheil le envió a Herzl un telegrama en el que le contaba que la misión se había cumplido con éxito. Gottheil escribió “la máquina funciona de maravilla y estoy muy feliz por este éxito. Creo que podremos enviarle la máquina de escribir a fines de la próxima semana”.
También se alegró de anunciar que logró obtener la firma del Sultán y que iría impresa en la máquina.
Herzl estaba tan contento que no pudo aguantar más y reveló el gran secreto en una carta explícita al Ministro de Ceremonia turco Ibrahim: «Estoy a punto de enviar un pequeño regalo a su alteza el Sultán, una sorpresa que espero le gustará, ya que creo que no había visto nada así en Turquía. Es una máquina de escribir con letras árabes, que pedí especialmente en Estados Unidos. Un profesor de Lingüística Oriental en la Universidad de Nueva York se encargó del grabado de las letras, lo cual es muy complicado, y espero recibir la máquina dentro de unas semanas”.
Tres semanas después de que la máquina de escribir fue enviada desde Nueva York a Viena, a bordo de la «Fenicia», todavía no había llegado.
Profundamente preocupado y frustrado, Herzl le envió a Gottheil un telegrama: “Esto es realmente vergonzoso. Engañé a los turcos, según la información que me dieron, pensando que la máquina llegaría dentro de unos días, y me temo que Remington no nos está tratando con respeto».
Pasaron dos semanas más y el misterio seguía sin resolver. Herzl instó a Gottheil a consultar con Remington, o con la compañía naviera, qué sucedió con la preciosa carga. «Estoy lleno de vergüenza, principalmente por mi promesa a los turcos».
Finalmente, resultó que el nombre en el envío era Theodor Hirtz en lugar de Herzl, y que la carga llegó al Sr. Hirtz, quien también residía en Viena, quien no tenía nada que ver con la operación.
Este último obstáculo también se eliminó. Finalmente, el 24 de marzo de 1902, el presente llegó a Herzl, que lo esperaba en el puerto de Rotterdam en Holanda.
Herzl envió una carta a Gottheil en la que le agradeció y lo elogió por sus esfuerzos, y agregó: “la máquina es maravillosa. En un par de días, lo enviaré a Constantinopla acompañado de un experto en mi nombre”.
Después de todos estos tormentos y tribulaciones, Herzl descubrió que todos sus esfuerzos fueron en vano, ya que el Sultán simplemente se negó a aceptar el regalo sin una palabra de explicación. Aunque estaba acostumbrado a recibir rechazos del Sultán, esta vez Herzl no pudo ocultar su enojo ante el insulto, se enojó, y le escribió una carta en mayo de 1902, revelando cuán dolido se sentía, que su humilde regalo le fuera rechazado.
A pesar que el Sultán no aceptó el regalo, la empresa Remington, ya con el prototipo probado, comenzó a fabricar máquinas masivamente de escribir en árabe lo que ayudó a que aparecieran varios escritores e intelectuales árabes que desarrollaron sus obras utilizando esta máquina y la cultura en ese idioma tomará un nuevo vuelo.
De esta manera vemos como el visionario del estado judío, involuntariamente, hizo una gran contribución al desarrollo de la cultura árabe moderna impresa.
Fuente: Facebook / PERSONALIDADES JUDIAS DE TODOS LOS TIEMPOS