A. L. Martin, autora de ‘El crucigrama de Jacob’: “Dar la nacionalidad española a los sefarditas era de justicia”

La expulsión de los judíos; los misterios de la cábala y los enigmas del camino de Santiago primitivo. Juntos, mezclados y revueltos en un nuevo thriller histórico que llega de la mano de una escritora novel, pero con un plan trazado para conquistar lectores: El crucigrama de Jacob (Planeta, 2016), de A.L. Martin.
Al hablar con esta autora (ingeniera industrial que ha pasado su vida profesional trabajando en una multinacional musical a ambos lados del océano) te das cuenta que viene para quedarse y con las ideas muy claras. Siete años dedicados a su “proyecto” (ella lo llama así y está claro, que es algo más que una novela) para buscar no sólo publicar una obra, sino darla a conocer. Alrededor del libro hay un juego en Internet(con la posibilidad de ganar premios en metálico), una aplicación de realidad aumentada, una película documental que se rodará en unos meses y una yincana cultural que se celebrará este sábado en la Feria del Libro de Madrid. La palabra, de moda, transmedia en su mejor dimensión literaria. “Sólo la novela es completamente independiente”, explica la autora de la misma y cerebro de todo esta “pirotecnia tecnológica”.
No lo digo yo, lo dice ella, para explicar el objetivo que busca con esta novela con “algo diferencial” : “Pensé en los chicos más jóvenes, cuyo idioma son las nuevas tecnologías, y cómo podía interesarles en la novela histórica, que es un mercado un poco perdido para ellos. Está en mano, sobre todo, de mujeres lectoras, más mayores, que son las que lideran las compras”, explica. “Yo quiero extender el género al público joven con esta pirotecnia tecnológica. No es más que jugar con ellos, divertir, para que acaben leyendo“.
¿Lo has conseguido? Le pregunto intrigado. “No, pero lo conseguiré. Necesita unos meses para llegar a la masa crítica”, afirma con seguridad -salió en abril-. ¿Suena muy marketiniano todo? “He hecho una novela para la gente, para que les guste, se entretenga y aprenda”. Pero su experiencia en el mundo de la música, le ha ayudado a afinar su estrategia.
Y bajo todo este proyecto transmedia late una novela, un vertiginoso thriller histórico, una historia de aventuras llena de enigmas, con el marco de la expulsión de los judíos en el año 1492. Intrigas y peripecias que pueden mezclar los lugares del Camino de Santiago primitivo (aquel que recorriera el primer peregrino, Alfonso II El Casto, desde Oviedo a Santiago), los misterios de la cábala o incluso la lápida templaria de Arjona.
Ana, que ese el nombre que se esconde tras esa A. que firma el libro, comenzó este proyecto como una aventura vital. “Cuando cumplí treinta y muchos y tras veinte años de experiencia en una multinacional, pensé que era el momento ideal para iniciar un proyecto en solitario y que fuera un proyecto vital para lo que me quedara de vida laboral“, explica. Cogió una libreta y empezó a escuchar historias de la gente. Hasta que escuchó a un sefardita en Estambul, contarle cómo se sentía español y cómo su familia había preservado su lengua y cultura durante generaciones. Allí nació el embrión de El crucigrama de Jacob.
Cuenta que se documentó con numerosas lecturas y viajes (Jerusalén, Estambul, los lugares españoles de la novela, Edimburgo…) y que se adentró en el mundo sefardita. Con todo eso, aprovechó las “lagunas de la Historia” para escribir su novela y hacer que su trama trascendiera al propio libro.
Me sale la vena maligna, ¿no están muy trillados los misterios del camino de Santiago? “Juego con ventaja: todo el mundo habla del camino francés (el más popular), el que comenzaron tomando los extranjeros que venían de Europa y yo del camino primitivo y original. Sobre él, hay mucho menos escrito”, explica la escritora.
Los sefarditas, la expulsión de los judíos… Pregunto a la escritora sobre qué puede sacar el lector del siglo XXI sobre la historia en la que se basa su obra. “Es una novela atemporal. Es una injusticia, gente escapando; ideas impuestas, cómo reaccionan distintas personas ante un momento de crisis; quién ayuda, quién no,… es la vida misma del siglo XXI. Piensa en los refugiados o las imposiciones ideológicas, ya fueran las de la Inquisición o la de ISIS (Estado Islámico) hoy. Al final, la historia se repite tanto, que cualquier cosa que escribas la puedes trasladar a cualquier época”.
Pregunto sobre si, después de esta inmersión en la cultura judía y sefardita, de la que ella se confesaba ajena, le parece bien la medida que tomó recientemente el Ejecutivo español de conceder la nacionalidad a los sefarditas y asiente. “Es una medida que va tarde, pero más vale tarde que nunca. Era de justicia“, afirma.
Entre Historia y tecnología continúa la charla, salta el tema de si la mayoría de escritores españoles, al contrario que ella, no se mueven lo suficiente para buscar su público, más con la crisis de ventas que hay. “Podrías tener razón, pero te doy el contrapunto: no sabes el esfuerzo, lo que está costando comunicar todo este proyecto. No me extraña que no sea habitual. Si no tienes éxito al comunicarlo, parece que no has hecho nada”.
Sin embargo, el esfuerzo parece que se va notando y va despertado el interés fuera de España –hace poco se anunciaba la venta de derechos para Italia-. Ana tiene entre ceja y ceja el mercado anglosajón (“son 320 millones, sólo en EE UU”): “Sería la bomba que la bomba viniera esta vez desde Europa y no nos comiéramos nosotros las 50 Sombras de Grey de turno. Para salir al mercado anglosajón hay que hacer cosas. Y yo que soy una enamorada de mi pueblecito con las vacas, mi región asturiana y mi país español me gusta que salgamos en España”.
¿Algunos conocíais esta novela? ¿Qué os ha parecido?
¡Buenas lecturas!
Fuente XX Siglos 31/5/2016
Me ha interesado tanto el artículo que pienso comprar la novela y leerla
Justo y necesario. Jamás debieron abandonar sus casas, su vida ni la tierra en que nacieron, es un deber con estos descendientes de aquellos hermanos nuestros darles la nacionalidad que nunca debieron perder. Bienvenidos.
Requisitos que debe cumplir un sefardí para obtener su nacionalidad europea.