Ambientada en la asoleada ciudad de Melilla, cuatro mujeres de muy distinta extracción protagonizan ‘Alegría’, firmada por la primeriza cineasta española Violeta Salama. La acción arranca con una boda hebrea, para a continuación efectuar un repaso a sus diferentes actitudes ante la vida. Asimismo desgrana agudas reflexiones sobre sus diferentes religiones e incluye referencias a Al Ándalus (nombre que en la Edad Media dieron los musulmanes a la península ibérica), así como a Sefarad (topónimo bíblico aplicado a la península ibérica por la tradición judía), en un filme optimista, opuesto a esa especie de Armagedón que pende sobre nuestras cabezas.
La vertiente intimista y no la estética documental es lo que aquí marca la pauta, de manera que la deriva multicultural está descrita con sensibilidad y acierto. De hecho, la existencia de todas estas mujeres, encabezadas por la llamada Alegría, representan la diversidad cultural, capaces de convivir en un mismo espacio físico, geográfico y social. De alguna forma, todas estas mujeres son semejantes a otras que han rodado a lo largo de los siglos, como rocas desprendidas del Génesis sobre la tierra o sobre el océano, mientras ascienden impetuosas y brotan otras manos de sus manos, para torcer el rumbo de los tiempos o para tiernamente enlazarse.
ALEGRÍA
|
Por ANTON MERIKAETXEBARRIA