Días atrás dábamos cuenta del COLOQUIO INTERNACIONAL “DOS SIGLOS ARGENTINOS DE INTERCULTURALIDAD CRISTIANO – JUDEO – ISLÁMICA” (ARTE, CINE, HISTORIA y SOCIEDAD) – DIVERSIDAD CULTURAL BICENTENARIA II organizado por la Universidad de Tres de Febrero (UNTREF) (ver anuncio en eSefarad). El Dr. Mario Eduardo Cohen, presidentde del Centro de Investigación y Difusión de la Cultura Sefardí -auspiciante del evento- quien además de su ponencia durante el coloquio presentó un discurso en la ceremonia de clausura que con su autorización reproducimos a continuación:

Saludo, en nombre del Centro de Investigación y Difusión de la Cultura Sefardí, CIDICSEF, la iniciativa de la realización de este histórico coloquio y felicito a los organizadores.
Haré, en esta oportunidad, unos muy pocos comentarios sobre el tema del coloquio. Una reflexión previa importante: el concepto la pureza de razas y/o de costumbres no existe. Es una creación nefasta de los nacionalismos extremos, una entelequia.
Tomado del sociólogo Raph Linton, he adaptado este ejemplo a nuestro tiempo. Citaba el siguiente entrecruzamiento de civilizaciones: cuando un hombre occidental se levanta a la mañana, aunque se trate de un aristocrático WASP, (blanco, anglo-sajón y protestante) seguramente haya dormido en una cama que la sostienen cuatro patas, inventada por los turcos hace tantos siglos; seguramente que se pondrá un pantalón, un invento de los persas de hace 25 siglos; luego se rasurará su barba, una costumbre egipcia de hace mas de tres mil años.
Posiblemente se afeite en una habitación que llamamos “baño”, separada del resto de las habitaciones, costumbre egipcia de hace más de 25 siglos. Quizás lea el diario, o abra su computadora; el diario, escrito con caracteres alfabéticos, inventado por los fenicios hace unos 28 siglos, etc. Si esta persona pronuncia una oración, seguramente tendrá una fuerte influencia hebrea, musulmana o cristiana, etc. Si trasladamos el ejemplo a Latinoamérica, este hombre, en un sólo día de vida, habrá pronunciado centenares y hasta miles de palabras de origen latino, árabes, griegas y algunas decenas de palabras hebreas.
En todo momento, recibimos influencia de generaciones anteriores. Parafraseando a Ortega y Gasset podríamos decir que “Yo soy yo y los que me antecedieron”.
Decía el colombiano Germán Arciniegas: «En América Latina, no investigue demasiado en la floresta genealógica si no quiere encontrar sangre judía en los jefes de Estado… y en la suya propia». Luego agrega una simpática parábola… “Quien diga, en la noche, que la sangre judía que tengo en mis venas se fije en un solo brazo y se lo corten… debe cuidarse porque puede suceder que, al despertar, pueda estar más manco que la Venus de Milo”.
Cierra con esta frase: “América es la patria de las convivencias increíbles, como con los judíos, con los árabes, etc”.
Convivencia es una maravillosa palabra que existe en muy pocos idiomas. Debe recordarse que es una expresión (“vivir con”, es decir, vivir en compañía de otro u otros) que solamente existe en algunos idiomas como el castellano, ya que en los idiomas anglosajones se expresa generalmente como “coexistencia”, cuya significación indica un compromiso bastante menor que el que implica nuestra bella palabra, cargada de simbolismo.
América es la Tierra de la Convivencia; una tierra construida con la suma de los aportes de todas las etnias: aborígenes, blancos europeos, negros africanos, asiáticos, etc., y, en el plano religioso, por las de cristianos católicos, protestantes y ortodoxos, de los budistas, de los musulmanes y de los judíos (además de las religiones aborígenes). Si de algo podemos enorgullecernos quienes actualmente habitamos en América Latina, es del hecho de que, por ser la tierra de la comprensión, no es frecuente que se desaten -desde hace dos siglos a esta parte- conflictos étnicos, ni diferencias raciales importantes en el seno de las grandes mayorías de la población. Las diferencias abismales que existen en el campo socioeconómico, si bien son notorias, no se expresan habitualmente como discriminación o violencia hacia los otros por su credo, color de piel, origen étnico, nacionalidad, etc. De todas maneras, queda mucho por hacer para acabar con los prejuicios y las graves diferencias económicas entre los distintos sectores.
La ciudad de Buenos Aires, y toda la Argentina en general, es tierra de convivencia, mosaico pluralista de pueblos. Cobija en su seno a miembros de las tres comunidades religiosas monoteístas quienes -salvo algunas lamentables excepciones- conviven armoniosamente. Este hecho nos recuerda a la España de la Edad Media, llamada la España de las Tres Culturas. Buenos Aires es una ciudad cosmopolita con gran mayoría de creyentes cristianos, que alberga asimismo a la más numerosa comunidad judía de América Latina y a una importante comunidad musulmana. Es la primera vez, desde aquella época de oro hispánica, que las tres comunidades dan un significativo ejemplo de convivencia en una importante urbe de raigambre hispana.
Todas las naciones de la Hispanidad somos tributarias de aquella fecunda relación. Basta decir que la lengua española es, entre sus pares, la que ha incorporado mayor número de vocablos árabes y hebreos.
Saludamos el hecho de cambiar el nombre del Día de la Raza por el Día del Respeto de la Diversidad Cultural
Para que estos esfuerzos no queden en meras palabras si no que se reflejen en hechos concretos, el CIDICSEF ha firmado, en el año 2002, con el CENTRO ISLÁMICO DE LA REPUBLICA ARGENTINA y la COMISION DE ECUMENISMO Y DIALOGO INTERRELIGIOSO DE LA ARQUIDIOSESIS DE BUENOS AIRES la llamada DECLARACION DE BUENOS ARIES.
Este es el histórico texto:
Buenos Aires, 31 de julio de 2002.
DECLARACIÓN DE BUENOS AIRES.
Las entidades organizadoras del encuentro: SEFARAD – ALÁNDALUS – LA ESPAÑA DE LAS TRES CULTURAS:
• La Comisión de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso de la Arquidiócesis de Buenos Aires
• El Centro de Investigación y Difusión de la Cultura Sefardí. CIDiCSef.
• El Centro Islámico de la República Argentina:
• con la participación de la Confraternidad Judeo – Cristiana
Consideran:
Que en Buenos Aires conviven desde hace más de un siglo importantes comunidades cristianas, judías y musulmanas. Que esta convivencia puede tomarse como ejemplo y antecedente para otras regiones del Mundo actual.
Que durante varios siglos de la Edad Media hubo en Sefarad = Alándalus = la España de las tres culturas, etapas de convivencia que deben ser resaltadas y estudiadas.
Las instituciones firmantes son plenamente conscientes de que existen numerosos puntos en común en el pensamiento de las tres religiones monoteístas y que por diversas razones históricas no han sido estudiados debidamente.
Las instituciones coinciden en que los desacuerdos, disputas y guerras religiosas, si bien algunas han sido producto de desacuerdos doctrinales, en mayor medida lo fueron por las luchas por el poder y el dominio geográfico, cultural y económico. Las creencias religiosas naturales en los seres humanos han sido instrumento de gobernantes de todas las épocas para reforzar su poder.
Las tres religiones participan de una ética común que proviene de los Diez Mandamientos y la tradición Abrahamica. Aunque con matices diversos, tienen similares puntos de vista en varios aspectos: amor al prójimo, solidaridad con el desamparado, respeto por el extranjero, valoración de la santidad de la vida, prohibición del suicidio, respeto por la familia y la búsqueda del conocimiento
POR TODO ELLO, ACUERDAN.
Dar continuidad a la presente comisión organizadora, la que podrá ser engrosada con los que participen de estas ideas. A partir de ahora la comisión tendrá, entre otras funciones, las siguientes:
1. Hacer todos los esfuerzos necesarios para profundizar el estudio de las coincidencias entre las tres religiones monoteístas, sin olvidar las disidencias.
2. Estudiar los períodos de convivencia entre las tres culturas para ayudar a encontrar motores de acercamiento entre los pueblos.
3. Fomentar los estudios tripartitos en áreas en común.
4. Apoyar la realización de encuentros literarios, artísticos, científicos y deportivos, en el que intervengan miembros de las tres religiones.
5. Publicar folletos, revistas y libros que informen sobre las coincidencias en materia religiosa e histórica.
6. Promover nombres de calles, monumentos, plazas, alusivos a la convivencia.
Creo que esta declaración nos señala el camino que debemos seguir en esta materia.
Citaré las palabras del abogado ultra católico Miguel Navarro Viola, escritas hace 150 años, con las que cerré mi ponencia dedicada al primer abogado patrocinante del primer casamiento judío (año 1860) en este Coloquio; un buen corolario para esta alocución.
“Quiera el cielo que para siempre quede asegurada en este país la libertad de culto; que jamás conozcamos las luchas religiosas que ulceraron el Viejo Mundo y que, entre nosotros, la libertad de conciencia esté siempre acompañada de la libertad de aprender, de ilustrarse, y de trabajar y progresar libremente.”
¡Salam para los musulmanes, Shalom para los judíos y al gran pueblo argentino: Salud!
Dr. Mario Eduardo Cohen