Maimónides, Moshé ben Maimón o Musa ibn Maymun (en hebreo: משה בן מימון, y en árabe, موسى بن ميمون), también llamado desde el Renacimiento Maimónides -«hijo de Maimon»- o RaMBaM -el acrónimo de sus iniciales en hebreo, רמב»ם )-, conocido entre los cristianos como Rabí Moisés el Egipcio, nació en 1135 en Córdoba, España y murió en 1204 en Fustat (hoy El Cairo) , Egipto.
“No hubo nadie de Moisés a Moisés, comparable a Moisés.”
Pocas personas conocen hoy a Maimónides; no obstante, sus escritos tuvieron un fuerte impacto en el pensamiento judío, musulmán y eclesiástico de su época. Redefinió el judaísmo de manera fundamental. ¿Quién fue Maimónides, y por qué le consideran muchos judíos “el segundo Moisés”?
Fue el médico, rabino y teólogo judío más célebre de la Edad Media. Tuvo una enorme importancia, como filósofo y religioso en el pensamiento medieval.
Maimónides nació en Córdoba (España) en 1135 E.C. Su padre, Maimón, que se encargó de su primera educación religiosa, era un famoso erudito de una distinguida familia rabínica. Cuando los almohades conquistaron Córdoba en 1148, los judíos se enfrentaron a la disyuntiva de convertirse al islam o huir. La familia de Maimónides huyó y vivió errante varios años. En 1160 se estableció en Fez (Marruecos), donde Maimónides estudió medicina. En 1165 la familia tuvo que huir a Palestina.
La situación en Palestina también era inestable. La pequeña comunidad judía se enfrentaba por una parte al peligro de las cruzadas de la cristiandad y, por otra, al de las fuerzas musulmanas. Al cabo de menos de seis meses de estancia en “Tierra Santa”, Maimónides y su familia hallaron refugio en Fustat, hoy El Cairo (Egipto). En esa ciudad se reconoció plenamente el talento de Maimónides. En 1177 se convirtió en el líder de la comunidad judía, y en 1185 fue nombrado médico de la corte del famoso sultán árabe Saladino. Maimónides retuvo ambos cargos hasta su muerte en 1204. Sus conocimientos médicos tuvieron tanta fama que se dice que incluso el rey Ricardo Corazón de León intentó desde la lejana Inglaterra conseguir sus servicios como médico personal.
Maimónides fue un escritor prolífico. Durante el tiempo en que vivió errante, huyendo de la persecución musulmana, compiló buena parte de su primera gran obra, el Comentario de la Mishná. Esta obra, escrita en árabe, esclarece muchos de los conceptos y términos de la Mishná, y se permite también en ella ciertas digresiones para explicar su filosofía del judaísmo. En la sección sobre el tratado Sanedrín (10:1) formuló trece principios fundamentales de la fe judía. El judaísmo nunca había definido un credo o declaración de creencias oficial. De modo que los Trece Principios de Fe de Maimónides se convirtieron en el prototipo de una sucesión de formulaciones del credo judío. El texto citado abajo es una versión condensada de los principios según el libro de oraciones judío.
Los trece principios de fe de Maimónides
- Creo con fe perfecta que El Creador, bendito sea Su Nombre, es tanto Creador como Soberano de todas las cosas creadas y que sólo El ha hecho, hace y hará siempre todas las obras de la naturaleza.
- Creo con fe perfecta que El Creador, bendito sea su Nombre, es Uno y no hay ninguna unidad como la Suya bajo forma alguna y que sólo El es nuestro Dios, que fue es y será siempre.
- Creo con fe perfecta que El Creador, bendito sea Su Nombre, no es cuerpo ni le son aplicables relaciones corporales y nada existe que tenga similitud alguna con El.
- Creo con fe perfecta que el Creador, bendito sea Su Nombre, fue lo primero y será también lo último.
- Creo con fe perfecta que El Creador, bendito sea Su Nombre, es el único merecedor de nuestra adoración y que ningún otro ser es merecedor de nuestra adoración.
- Creo con fe perfecta que todos los dichos de los profetas son verdaderos.
- Creo con fe perfecta que la profecía de Moisés nuestro maestro, la paz sea con él, fue verdadera y que él fue el jefe de los profetas, tanto de aquellos que le precedieron, como de los que le sucedieron.
- Creo con fe perfecta que toda la ley actualmente en nuestra posesión, es la misma que fue dada a Moisés nuestro padre, la paz sea con él.
- Creo con fe perfecta que ésta Ley no será cambiada y que no habrá nunca ninguna otra ley dada por el Creador, bendito sea Su Nombre.
- Creo que fe perfecta que el Creador, bendito sea Su Nombre, conoce todas las acciones y los hechos del hombre y todos sus pensamientos, como se ha dicho: “El formó el corazón de todos ellos, El considera todas sus obras (S. XXXIII, 15).
- Creo con fe perfecta que el Creador bendito sea Su Nombre, recompensa a aquellos que cumplen sus mandamientos y castiga a aquellos que lo transgreden.
- Creo con fe perfecta en el advenimiento del Mesías, aún cuando él pueda demorarse confío diariamente en su llegada.
- Creo con fe perfecta que tendrá lugar una resurrección de los muertos, en el momento en que le plazca al Creador, bendito sea Su Nombre y exaltada Su memoria por siempre jamás.
Maimónides intentó definir el orden lógico de cuanto existía, fuera de naturaleza física o espiritual. Rechazó la fe ciega, y exigió explicaciones de todo, basadas en lo que él consideraba pruebas racionales y lógicas. Esta inclinación innata lo llevó a escribir su obra magna: la Mishné Toráh.
En tiempo de Maimónides los judíos creían que la “Toráh” (“Ley”) no solo la constituían las palabras de Moisés, sino toda la interpretación rabínica de la Ley elaborada a lo largo de los siglos. Estas ideas se recogieron en el Talmud y en miles de decisiones y escritos rabínicos sobre esta obra. Maimónides se dio cuenta de que el tamaño colosal y la desorganización de toda esta información impedían que el judío de término medio pudiera tomar decisiones que lo ayudaran en su vida cotidiana. Muchos no estaban en condición de dedicar la vida a estudiar toda la literatura rabínica, gran parte de la cual estaba escrita en el difícil idioma arameo. La solución de Maimónides fue resumir esta información, poniendo de relieve las decisiones prácticas, y organizarla en un solo conjunto ordenado de catorce libros divididos temáticamente. Escribió la obra en un hebreo de magistral claridad y fluidez.
La Mishné Toráh fue una guía tan práctica que algunos líderes judíos temieron que reemplazara por completo al Talmud, si bien todos, incluso los objetores, tuvieron que admitir la gran erudición que la caracterizaba. Este código perfectamente organizado fue un logro revolucionario y dio nueva vida a un judaísmo con el que el hombre de término medio ya no podía identificarse ni era capaz de asimilar.
Luego Maimónides se dispuso a escribir otra importante obra: Guía de perplejos. Muchos judíos se estaban familiarizando con Aristóteles y otros filósofos mediante la traducción al árabe de los clásicos griegos. Algunos estaban perplejos, pues les resultaba difícil armonizar el significado literal de los términos bíblicos con la filosofía. En la Guía de perplejos, Maimónides, gran admirador de Aristóteles, intentó explicar la esencia de la Biblia y el judaísmo de modo que armonizara con la lógica y el pensamiento filosófico.
Además de estas obras importantes y otros escritos religiosos, Maimónides escribió con conocimiento de causa sobre medicina y astronomía. No debe pasarse por alto otro aspecto de su prolífica pluma. La Encyclopaedia Judaica comenta: “Las cartas de Maimónides marcan época en el género epistolar. Es el primer corresponsal judío cuya correspondencia se conserva prácticamente en su totalidad. Sus cartas apelaban a la mente y al corazón de sus destinatarios, y variaba su estilo para llegar a cada uno de ellos”.
Maimónides suministró en sus Trece Principios de la Fe un claro trazado general de las creencias judías, basado en parte en las Escrituras. Sin embargo, los principios siete y nueve están en conflicto con la esencia de la fe bíblica -del Nuevo Testamento- en Jesús como el Mesías. Si se tienen en cuenta las enseñanzas cristiandad, como la Trinidad, y su descarada hipocresía manifiesta en las sangrientas cruzadas, no sorprende que Maimónides no ahondara más en la cuestión del mesiazgo de Jesús.
Maimónides escribe: “¿Puede haber mayor piedra de tropiezo que el cristianismo? Todos los profetas hablaron del Mesías como el redentor de Israel y su salvador. Por el contrario, el cristianismo mató por la espada a los judíos, dispersó y humilló a los que quedaron, alteró la Toráh y apartó del camino a la mayor parte del mundo para que sirviera a otro dios en vez de al Señor”. (MishnéToráh, “Las leyes de los reyes y sus guerras”, capítulo 11).
Sin embargo, a pesar del respeto que se le prodiga, muchos judíos prefieren pasar por alto la opinión de Maimónides sobre ciertas cuestiones que él trató con mucha rotundidad. La creciente influencia del judaísmo místico (cabalístico) popularizó la astrología entre los judíos. Maimónides escribió: “Todo el que hace algo por cálculo astrológico, disponiendo sus tareas o desplazamientos en las horas recomendadas por los escrutadores del cielo, merece azotes. Todas estas prácticas son mentiras y falsedades. Quien crea en estas y parecidas cosas no es sino un necio y carente de entendimiento”. (Mishné Toráh, “Leyes de idolatría”, capítulo 11; compárese con Levítico 19:26; Deuteronomio 18:9-13).
Maimónides también criticó con agudeza otra costumbre: “Los rabinos fijaron para sí cuotas a individuos y comunidades e hicieron que la gente creyera, en absoluta insensatez, que era obligatorio y apropiado […] Todo esto está mal. No hay ni una sola palabra, ya sea en la Toráh o en los dichos de los sabios del Talmud que apoye esta creencia”. (Comentario de la Misná, Avot 4:5). A diferencia de estos rabinos, Maimónides trabajó arduamente como profesional de la medicina para mantenerse, y nunca aceptó remuneración económica por sus servicios religiosos.
El profesor Yeshaiahu Leibowitz, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, dijo: “Maimónides es la imagen más influyente de la historia del judaísmo desde la edad de los Patriarcas y los Profetas hasta nuestro tiempo”. La Encyclopaedia Judaica observa: “La influencia de Maimónides en el desarrollo posterior del judaísmo es incalculable. C. Tchernowitz llega al punto de afirmar que, de no haber sido por Maimónides, el judaísmo se habría dividido en diferentes sectas y creencias. Su gran logro fue unir las diferentes corrientes”.
Al reorganizar el pensamiento judío para que se ajustara a sus propias ideas del orden y la lógica, Maimónides redefinió el judaísmo. Esta nueva definición resultó práctica y atractiva tanto para los eruditos como para el público en general. Incluso sus opositores aceptaron con el tiempo gran parte de los planteamientos de Maimónides. Aunque sus escritos tenían la intención de evitar que los judíos dependieran de comentarios interminables, pronto se escribieron largos comentarios sobre sus obras.
La Encyclopaedia Judaica explica: “Maimónides fue el filósofo de mayor relevancia de la Edad Media, y su Guía de perplejos es la obra filosófica más importante producida por un judío”. Aunque la escribió en árabe, está obra se tradujo al hebreo durante su vida y poco después al latín, de modo que toda Europa pudo estudiar su contenido. De ahí que la síntesis singular que Maimónides logró entre la filosofía de Aristóteles y el pensamiento judío pronto se introdujera en la corriente principal del pensamiento de la cristiandad. Los doctos eclesiásticos de la época, como Alberto Magno y Tomás de Aquino, se refirieron con frecuencia a las ideas de Maimónides. Estas también influyeron en los pensadores islámicos. El planteamiento filosófico de Maimónides hizo que filósofos judíos posteriores, como Baruch Spinoza, rompieran completamente con el judaísmo ortodoxo.
Puede considerarse a Maimónides un renacentista que se adelantó al Renacimiento. Su insistencia en que la fe debe ser consecuente con la razón todavía es un principio válido. Este principio le llevó a criticar con vehemencia la superstición religiosa. De todos modos, el mal ejemplo de la cristiandad y la influencia filosófica de Aristóteles le impidieron a menudo llegar a conclusiones que armonizaran plenamente con la verdad bíblica –Nuevo Testamento-. Aunque no todo el mundo concuerde con el epitafio de su tumba “No hubo nadie de Moisés a Moisés, comparable a Moisés”, debe admitirse que Maimónides redefinió el curso y contenido del judaísmo.
Las cartas de Maimónides marcan época en el género epistolar. Es el primer corresponsal judío cuya correspondencia se conserva prácticamente en su totalidad.
Recopilación: eSefarad.com
Fuentes: wikiquote.org / hashavuabogota.com / Artículo publicado en Asociación Cultural Mundo Historia Magazine (sin editar excepto agregando Nuevo Testamento por parte hashavuabogota.com)