Tal día como hoy, 14 March, pero hace 75 años partía el primer convoy de judíos con destino al peor campo de concentración nazi. Le seguirían otros nueve más. Bendita sea su memoria. Nosotros no los olvidaremos jamás.
En Salónica – Tesaloniki- ha habido judíos siempre. Pero esa comunidad, llamada la Jerusalén de los Balcanes -tal era su relevancia- se vio muy engrandecida con la llegada de judíos de Sefarad, expulsados de la Península Ibérica tras el doloroso Edicto de Granada.
El 28 de octubre de 1940, la joven nación griega fue invadida por Italia; el seis de abril, agotada la resistencia, fue invadida por la Alemania nazi.
12.898 de los mejores hombres judíos de Grecia formaron filas en el ejército griego para salvarla del fascismo. La Brigada 50 de Macedonia era llamada «batallón Cohen» por el gran número de judíos que lo componía. Pero no pudieron contra Alemania; muchos soldados judíos de regreso a sus casas, a pie a través de las montañas, contrajeron la gangrena de las piernas porque se les congelaron.
El 9 de abril los nazis entraron en Tesaloniki. Lo primero, cerrar periódicos judíos -había dos en francés y uno en judeo-español, “El Mensajero”. A finales de abril ya había carteles por las calles prohibiendo la entrada de judíos a los cafés. El gran rabino de Salónica, Zvi Koretz, fue arrestado por la Gestapo el 17 de mayo de 1941. Al mes siguiente entraron en el Gran Rabinato y requisaron todo el archivo, que se perdería para siempre. Murieron de hambre, como muchos otros griegos, 600 judíos.
El Shabat del once de julio de 1942 -tras un año de impasse- todo varón judío mayor de 18 años y menor de 45 debió comparecer en la Plaza de la Libertad. Nueve mil hombres. A punta de pistola, obligados a hacer sentadillas. Cuatro mil fueron enviados a realizar trabajos de obras públicas para la empresa alemana Müller en las carreteras que enlazaban Salónica con Kateríni y Larissa, donde hacía estragos el paludismo. El 12 % falleció al pasar una semana. La comunidad de Salónica, con la ayuda de la de Atenas, logró reunir 2.000 millones de dracmas de la enorme suma de 3.500 millones que habían exigido los alemanes para repatriar a los trabajadores forzados. Los alemanes aceptaron liberarlos, pero, en contrapartida, exigieron a instancias de las autoridades griegas el abandono de las 50.000 tumbas del Cementerio judío de Salónica. Los judíos iniciaron el traslado de las tumbas a los terrenos que se les habían asignado en la periferia, pero las autoridades municipales, pretextando que los trabajos se llevaban a cabo con excesiva lentitud, decidieron ocuparse directamente de la tarea. 500 obreros griegos pagados por las autoridades municipales comenzaron a destruir las tumbas. Los judíos fueron confinados en tres guetos.
Y un 15 de marzo, comenzaron las deportaciones a los campos de concentración. El primer convoy llegó a Auschwitz-Birkenau el día 20, con 2.800 personas, 2.191 fueron gaseadas inmediatamente; el resto (417 hombres y 192 mujeres), fueron conducidas a los campos de trabajo. Le seguirían 19 convoyes más. 48.233 judíos de todas las edades.
Las autoridades consulares de España e Italia en Tesalónica quisieron actuar. En 1943 había en Salónica 511 judíos de nacionalidad española, resultado de la política de concordia del gobierno español hacia la comunidad sefaradí durante el gobierno de Primo de Rivera, que fue quien primero dio derecho a nacionalidad a los sefardíes. Gracias a los esfuerzos del cónsul español en Atenas, Sebastián Romero Radigales, 150 de ellos pudieron refugiarse en la zona de ocupación italiana.
En agosto del ´43, partió un tren para Bergen–Belsen en el que viajaban 367 judíos que, protegidos por su nacionalidad española, y gracias a las gestiones del cónsul español, conocieron un destino singular: de Bergen-Belsen fueron trasladados a Barcelona, luego a Marruecos, y algunos lograron finalmente trasladarse al Mandato británico de Palestina, entonces a punto de lograr su independencia como Estado de Israel.
Pero en Auschwitz-Birkenau unos 37.000 tesalonicenses (alrededor de un 77% de los deportados) fueron gaseados nada más llegar, sobre todo mujeres, niños y personas de edad.
Cerca de un 25% de los experimentos con judíos tuvieron como víctimas a judíos griegos, especialmente de Salónica. Estos experimentos incluían atrocidades tales como la castración de los hombres y la implantación de cáncer cervical a las mujeres.
Fuente: sfarad.es