Foto cedida por el Centro Isaac Campantón. Autor: Alfredo Alonso
El máximo responsable de la entidad asegura que el pequeño espacio junto a la cuesta Pizarro cumple todos los requisitos: está labrado a cielo abierto en la roca, posee una profundidad aproximada de un metro y medio, tiene varios peldaños para sumergirse en él y el agua se filtra de forma natural por las peñas de Santa Marta. Además, también recibe el agua de lluvia así como la luz del sol y cuenta con un conducto que desemboca en el aljibe que se encuentra unos metros más adelante.
“Y si no fuera un ‘mikve’… ¿qué sería?”, le preguntamos. “Es que estamos prácticamente seguros de que lo es”, asiente Jambrina. “La tradición oral habla de él, el delineador y expropietario del inmueble Alfredo del Cueto fue quien lo descubrió en los años noventa antes de reconstruir el edificio”, prosigue. “Además, por la situación de la judería vieja coincide y la historiadora María Fuencisla García lo reconoció como tal en su publicación ‘El pasado judío de Zamora’ en 1992”.
Entonces, ¿qué hace falta para confirmar que se trata de un ‘mikve’?: “Bien, queremos investigar el origen del edificio como tal, queremos averiguar quién vivió allí, posiblemente el IV Conde de Peñaflor, y desde qué fecha exacta comenzó a llamarse Palacio de la Inquisición… queremos contrastar la documentación histórica con arquitectos e historiadores”, responde Jesús Jambrina.
Al tratarse de una propiedad privada, en los últimos años los investigadores no habían tenido acceso al interior del patio. Sin embargo, el actual propietario acudió a los congresos sefardíes celebrados el pasado mes de junio en Madrid y en Zamora y estableció contacto con los organizadores del Centro Isaac Campantón.
“Él era consciente de la existencia del posible ‘mikve’ pero durante los Congresos se dio cuenta de la dimensión que podía tener el hallazgo”, relata el director. Por ello, a principios de julio, un equipo del centro tuvo acceso al inmueble y pudo fotografiar el baño ritual en el que se solían bañar las mujeres siguiendo un ritual de purificación.
De confirmarse su origen, Zamora contaría con uno de los pocos baños judíos de la península ibérica junto como a los vestigios similares localizados en Gerona. Un descubrimiento que sería incluido en la Ruta Sefardí y que podría ser un aliciente turístico más para visitar la ciudad y la provincia de Zamora.
Fuente: salamanca24horas.com