La reciente visita de la relevante familia Habilio desde Jerusalén a Monzón (Sefarad) lugar donde vivieron sus antepasados, se une a la de centenares de israelíes con apellidos Saporta, Zaporta, Monson, Monsonego, Monsoniego, Monosohn, Monzón, Gattegno y un largo etcétera, que desde hace años visitan las judería que vió jugar, trabajar y pasear hace más de 500 años a sus ancestros.
Según los documentos medievales la Aljama (podía ser judía o musulmana), era la institución jurídica que agrupaba a los judíos en las grandes ciudades españolas medievales, así comienza el prólogo al primer ensayo que tuve el placer de concluir, sobre la relevante comunidad judía de Monzón, en el año 2001. Justo es reconocer la magnífica acogida de aquel primer proyecto, que comenzó su andadura oficial el mes de mayo de 2001, en Jerusalén, capital del Estado de Israel.
En el aspecto humano, es muy emocionante conocer familias judías que aún mantienen apellidos vinculados con Monzón, que creen que sus antepasados vivieron en algún momento en Monzón, como también lo ha sido, el caso de familias cuyos antepasados vivieron en otras localidades de Aragón.
Pasados más de 500 años de la expulsión de más de 600 judíos de Monzón (20% de la población de la época), con estudios y visitas, conviviendo, estamos recuperando el latido de un Monzón que no se ha podido olvidar, ni relegar, a pesar de siglos de antijudaísmo y de antisemitismo, actualmente, desgraciadamente, travestidos en antisionismo.
Volviendo a la querida familia Habilio, el día nueve de abril, tuvimos la suerte de conocer a ese tipo de gente que dejan huella y que te hacen ver las cosas bajo un prisma diferente, la familia Habilio, llegada desde Jerusalén y dispuesta a conocer y saber sobre la localidad que vio partir a sus antepasados hace más de 500 años, Monzón.
La familia Habilio fue una –muy relevante- de las más de 150 familias montisonenses que se vieron obligadas a abandonar Aragón, por un Real decreto firmado por Fernando II de Aragón, movido por oscuros intereses, que lo único que consiguió fue el empobrecimiento del pueblo y un profundo dolor, desarraigo, e incomprensión en estas familias.
El patriarca, el señor Nissim Habilio, nos explicaba en un escueto pero claro castellano (ladino), que de Monzón fueron a Sarajevo donde estuvieron un corto periodo de tiempo y de ahí a Jerusalén.
Nissim y su mujer ambos sefardis han conservado la lengua de sus antepasados y uno de sus nietos también se defiende con cierta facilidad, aunque para ser sinceros la barrera del idioma la superamos con el buen hacer del técnico de la Comarca el señor Alvaro Palau.
Pero lo más impactante de esta familia monzonera, porque así lo sentimos y así creemos que se sentirán ellos después de este retorno, es la limpieza de sus miradas y lo afable de sus rostros, la amabilidad y el trato hacia nosotros y el interés que les despertaba lo relacionado con el Monzón de antes y con el actual.
Pasearon por lo que queda de la antigua judería, escuchando atentamente las explicaciones del profesor Andrés Lascorz, visitaron las diferentes calles y lo que pueden ser los restos de una Sinagoga transformada en iglesia en 1414, hoy en día propiedad particular del señor Enrique Casas, que amablemente estuvo dispuesto junto con su primo el señor Carlos Cabrera a enseñarnos estos importantes rincones históricos.
La señora Rosa Maria Lanau Alcaldesa de Monzón los recibió en la casa consistorial, antigua Lonja del S. XV, donde pudieron ver una maqueta de Monzón del mismo siglo, donde se observa claramente el entramado de la judería y una de las sinagogas. También visitaron la sede de la Comarca del Cinca Medio donde existe una exposición de los libros publicados sobre la historia de los judíos de Monzón por el profesor Andrés Lascorz, otros libros sobre la Inquisición, unas reproducciones de la Hagadá de Sarajevo sobre pergamino de oveja y el renombrado candil de Monzón, realizado por Pilar Español Y Ana Gea.
Si tuviera que expresar con pocas palabras la experiencia vivida y las sensaciones trasmitidas por la familia Habilio, diría que la unión que transmitían estas tres generaciones; abuelos, hijos y nietos que vinieron a conocer y a sentir sus raíces dejaron al menos en mi persona una sensación de Paz y de afabilidad difícil de expresar, quizás no sólo ellos se reencontraron con su pasado, sin buscarlo también nosotros nos enriquecimos y llenamos un hueco desconocido de nuestra propia historia.
Pilar Español y Andrés Lascorz
Fuente: aurora-israel.co.il
Que maravilla! Mi abuela paterna Zamila Monsoñego de Sisso, Z”L, oriunda de Fez, y muy orgullosa de su apellido y origen. De chiquitos, cuando no mos aportábamos bien, mi padre mos dezía ”acordáivos que tu abuela es Monsoñego….