Por Jorge Zúñiga Rodríguez especial para eSefarad
No fue el aporte judío el más determinante para que UNESCO declarara a Valparaíso, Chile, Patrimonio de la Humanidad en 2003, pero de que hubo tal aporte….lo hubo.
El Museo Judío de Valparaíso fue creado en el año 2000 para iniciar la búsqueda de los hitos tangibles que dieran cuenta de esa pequeña pero significativa contribución, y esto fue lo que encontró:
Desde principios del siglo XIX, judíos de diverso origen se establecieron en el puerto en forma individual atraídos por las condiciones favorables para ejercer el comercio. De entre ellos queda memoria material de Julio Bernstein -fundador de la Refinería de Azúcar de Viña del Mar- en el muelle Vergara, que en justicia debiera llevar su apellido. Otro fue Manuel de Lima, proveniente de Curazao, que en 1853 instituyó en Valparaíso la primera logia masónica de habla española, madre de la actual Gran Logia de Chile. La casa donde vivió de Lima en el barrio del puerto, aún está en pie.
A fines de la centuria llegaron judíos procedentes del imperio zarista y del imperio turco, huyendo respectivamente de las persecuciones y de la pobreza, que se dedicaron al pequeño comercio y a preservar sus tradiciones. Estos grupos lograron una efímera fusión en 1916, de la cual permanece hasta hoy la Sociedad Max Nordau.
Los mausoleos judíos del cementerio de Playa Ancha se construyeron al producirse la separación de rusos y turcos, y hasta hoy se mantienen aislados por un pequeño pasillo intermedio y una palmera, con ceremonias de recordación independientes.
En la década de 1930 arribaron a Valparaíso judíos alemanes que escapaban del nazismo, quienes junto con crear nuevas instituciones judías, aportaron al desarrollo industrial y al ambiente profesional del puerto. En el sector de El Almendral levantaron una sinagoga y un colegio hebreo, que más tarde trasladaron a Viña del Mar, al instalarse en esos terrenos el Congreso Nacional.
Alrededor de la iglesia La Matriz -que guarda documentos de nacimientos, matrimonios y defunciones de judíos del siglo XIX- se encuentran la plazuela de los autos de fe, donde cada año se revive un juicio inquisitorial, y el embarcadero de los mártires marranos, lugar desde el que fueron enviados a Lima, para ser quemados, algunos judaizantes descubiertos en Chile en la época colonial.
Por iniciativa de Touvia Goldstein, actual presidente del Instituto O´Higginiano de Israel, en 1986 la municipalidad de Valparaíso inauguró el mirador ciudad hermana de Bat Iam en el paseo Altamirano. La explanada cuenta con una de las hélices de acero del legendario acorazado Almirante Latorre, de la marina chilena.
El artista porteño Claudio Fraiman pintó, en uno de los cerros de Valparaíso, el mural público más grande del mundo dedicado a la memoria del estadista israelí y premio Nobel de la paz Itzjak Rabin, inaugurado en 1997 con la presencia del entonces ministro de Israel Shimón Peres. Debido a la exposición al sol, a los vientos y a la lluvia, la obra pasa por períodos de deterioro y debe ser repintada cada vez, pero jamás ha sufrido ningún tipo de rayados por parte de los habitantes del lugar.
Hay más lugares de interés judío para considerar en Valparaíso, como el Colegio Alemán, en cuya fundación y construcción colaboraron varias familias judías en el siglo XIX. Sus nombres están inscritos en los anales de la institución, en los del Club Alemán porteño y en las lápidas del cementerio alemán de Playa Ancha, muy cercano a los mausoleos judíos aludidos más arriba.
Por el mismo sector del hito anterior se encuentra la Menoráh de la Paz, curioso monumento que atrae las visitas y obliga a los turistas a preguntar por su origen. Está emplazado en un lugar privilegiado por las vistas panorámicas que entrega, y por el contenido patrimonial y estético de otros hitos que lo rodean.
En el inicio de la campaña nacional ante UNESCO para obtener la designación de Patrimonio de la Humanidad, el Museo Judío de Valparaíso aportó lo suyo, y en conjunto con la municipalidad inauguró la Plaza Jerusalén, a la entrada de la ciudad. Contiene una piedra grabada en español, hebreo e inglés con el verso Jerusalén, rodeada de cerros del salmo 121, y otra instalada posteriormente por la masonería chilena en homenaje a los 150 años de la logia fundada por Manuel de Lima.
Cumplida su meta el Museo Judío de Valparaíso cerró sus puertas, pero mantiene las visitas guiadas al puerto por medio del circuito turístico que lleva por nombre: Shalom, Valparaíso!
Por Jorge Zúñiga Rodríguez especial para eSefarad
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que bueno que se de a conocer toda esta informacion de Chile ojala nunca dejemos de mostrar nuestras cosas!!!!
Enhorabuena a esefarad, por hacérnos partícipes de esta interesante informacion, y acercárnos a traves de ella, a la comunidad judia de Valparaiso, en el querido Chile …
Buen Mazal por su endyamantada funcion. Mis Abuelos vivieron en Valparaiso a principios del siglo XX cuando arribaron del entonces Imperio Otomano, el de Izmir y ella de Tzaloniki.