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El cementerio judío de Segovia cumple cinco años desde la ejecución del proyecto de recuperación
Una mujer accede al cementerio judio de Segovia. Alberto Benavente-Ical
Es el único que se conserva en Castilla y León y uno de los pocos de toda Europa. El cementerio judío de Segovia acaba de cumplir cinco años desde que fue inaugurada su recuperación y constituye un recurso turístico de primer orden para la ciudad, tal y como subraya la concejala de Patrimonio Histórico y Turismo, Claudia de Santos, que invita a los visitantes a conocer los ritos en torno al duelo de los judíos tomando como guía esta necrópolis situada a muy pocos metros del casco histórico de Segovia.
Un lugar que fue recuperado por el Ayuntamiento en 2011 con la cofinanciación del Mecanismo Financiero del Espacio Económico Europeo (EEA Grants), que se encuentra en el paraje denominado El Pinarillo –enfrente del barrio de la Judería, separado del núcleo urbano por el antiguo cauce del río Clamores– y que permite a los turistas contemplar de primera mano dos tipos de enterramientos -en tumba abierta e hipogeos- que utilizaba la comunidad hebrea. Apenas se tardan poco más de cinco minutos en llegar a él caminando desde la Plaza Mayor y el visitante puede acceder sin tener que pagar ningún tipo de entrada. Es un espacio que permite disfrutar de la naturaleza en pleno centro urbano y de una espectacular panorámica del casco histórico de Segovia. En el proyecto de recuperación que llevó a cabo hace un lustro, el Ayuntamiento delimitó mediante georadar la zona de enterramientos, protegió las dos tumbas excavadas que se estaban deteriorando y tapó los hipogeos para impedir que los ciudadanos –como hacían hasta ese momento– pudiesen acceder a ellos. Pero también se descubrió que el cementerio había tenido una extensión cercana a las cinco hectáreas.
De ellas solo se han analizado arqueológicamente algo menos de 300 metros cuadrados, según indica el doctor en Historia Medieval Bonifacio Bartolomé en su guía ‘El patrimonio judío de la ciudad de Segovia’, pero el Ayuntamiento no tiene programada ninguna actuación en este espacio. En él, en el marco de los trabajos de 2011, también se rehabilitó la antigua casa de guardas forestales, construida a finales del siglo XIX por el arquitecto Odriozola, que fue convertida en un «modesto centro de interpretación de la muerte en el mundo judío», según explica a Ical la edil de Patrimonio Histórico y Turismo . «Nosotros decimos que está perfectamente conservado, pero en la mentalidad de los judíos los pinos sobran», señala De Santos sobre el cementerio, que únicamente figura «bajo demanda y en momentos puntuales del año» dentro del catálogo de visitas guiadas que ofrece la Empresa Municipal de Turismo.
Sí que cuenta con un producto que recrea el cortejo fúnebre hebreo a su salida por el arco de San Andrés y que explica los ritos de la ‘shiva’, el duelo judío. Un duelo que se asemeja al de nuestra cultura, remarca De Santos. «Nuestros ritos populares en torno a la muerte son de herencia judía claramente», asevera la concejala, al mismo tiempo que destaca el «celo» de los judíos respecto a sus enterramientos. «Sus tumbas no se levantan porque ellos tienen el concepto de que es tierra sagrada. Sabedores de que son muy celosos en este tema y de los líos que se han montado en otros lugares no quisimos alterar la imagen del cementerio y quizás por eso en los trabajos arqueológicos solo se descubrió, en cuanto a ajuar, dos pendientes de pares diferentes y algunas monedas que están custodiados en el Archivo Provincial».
Excavaciones
Las primeras excavaciones que se hicieron en esta necrópolis con criterios científicos fueron en 1886 a cargo de los ingenieros Joaquín María Castellarnau y Jesús Grinda, después se llevaron a cabo nuevas prospecciones en 1919 y 1920, a las que siguió una campaña en 1962 dirigida por Isabel Burdiel y nuevos trabajos de campo por parte de Alonso Zamora en 1975, y las más recientes fueron realizadas por Sonia Fernández entre 1994 y 1997 y por Isabel Marqués en 2009 y 2010, según apunta el propio Bonifacio Bartolomé. «Es casi milagroso que no haya chalés adosados allí», incide la edil de Patrimonio Histórico y Turismo respecto a un lugar que también fue testigo de cómo los Reyes Católicos donaron al monasterio jerónimo de Santa María del Parral las grandes losas que tapaban los hipogeos, y que está vigilado por esa antigua casa de guardas forestales –denominada La Casita Blanca– que fue espacio de reunión para poetas e intelectuales que homenajearon a Antonio Machado en 1923.
Pero este cementerio solo constituye una de las patas de la oferta turística en torno a la cultura judía. La Empresa Municipal de Turismo propone visitas guiadas por el barrio de la Judería todos los lunes y jueves, a las 10:30 horas, y en colaboración con la Concejalía de Cultura organiza un amplio programa de actividades durante el año que tienen a la comunidad hebrea como protagonista.
La Jornada Europea de la Cultura Judía, el Día de la Memoria del Holocausto, una visita teatralizada, un ciclo de cine, un ciclo de artistas judíos en las vanguardias o la celebración del Janucá componen parte de una oferta que se articula en torno al Centro Didáctico de la Judería, que en 2015 recibió cerca de 12.500 visitantes, un 34% más que en el año anterior. Este espacio, creado en 2004 en el marco del Plan de Excelencia Turística y reformado en 2009, acoge fondos artísticos que en su mayoría han sido cedidos por la delegación madrileña de la Federación de Comunidades Judías de España. Prueba, según De Santos, de las buenas relaciones que mantiene Segovia con este pueblo. Miembro de la Red de Juderías de España, el Consistorio segoviano también mantiene una estrecha relación con el Centro Sefarad de Israel.«Tenemos una de las juderías más significativas de España cuando hace diez o 15 años no existía como recurso turístico en la ciudad», presume De Santos.
Fuente: El Norte
