Zaragoza esconde en su Coso uno de los tesoros hebreos más importantes de España. Los baños judíos son el único resto material que queda de la judería local. Pese a ser una joya que podría suponer un nuevo motor económico y turístico, el edificio continúa sin abrirse por un problema con la compra de los últimos 56 metros del sótano.
Zaragoza.- Una joya aún por descubrir. Los sótanos del edificio de viviendas ubicado en el Coso Bajo 126-132 albergan una de las piezas claves de la desaparecida judería de Zaragoza: unos baños públicos de origen medieval que son un tesoro patrimonial desconocido para los zaragozanos, ya que por desavenencias entre Administración y propietarios todavía no han podido abrirse al público.
Pese a ser un joya que podría suponer un nuevo motor económico y turístico para la ciudad, el Consistorio no ha logrado cerrar la compra de los últimos 56 metros del sótano y este espacio continúa cerrado. La polémica cobra más fuerza ya que los restos son considerados uno de los tesoros hebreos más importantes a nivel nacional y europeo.
De esta opinión es el profesor de la Universidad San Jorge y científico aragonés, Miguel Ángel Motis, que destaca que es uno de los “escasísimos” restos de baños con fines higiénicos y sociales que se conservan a nivel español, “de ahí la importancia que tienen”. “A nivel local es único en Zaragoza y el único resto que se conserva de su judería”, puntualiza.
Los baños no se conservan en su lugar originario. Ahora están en el semisótano de una vivienda particular. Cuando se levantó este inmueble en los años 70, comprobaron que se trataba de una pieza única y que no se podía destruir. Para solventar el problema que les acarreaba, con la construcción del edificio descendieron su nivel y lo colocaron en ese semisótano.
Motis explica que en el siglo XIV o XV estaban a nivel de la calle y tenían tres salas: agua caliente, fría y tibia. De éstas, sólo se han conservado dos.
La primera documentación que lo nombra es de 1228. Este experto detalla una anécdota muy curiosa. El canon que pagaban sus usuarios sirvió para financiar la reforma del Puente de Piedra en época medieval.
“El rey era propietario de los baños y los cerca de 2.000 judíos que vivían en Zaragoza, un 10% de la población, eran sus vasallos. El monarca los arrendaba a determinadas familias, que pagaban un canon destinado a sufragar la remodelación de este histórico puente de la ciudad durante los siglos XIV y XV”, afirma Motis.
Frente al Castillo de los Judíos, actual Seminario de San Carlos
Su emplazamiento quedaba frente a la judería, concretamente frente a la fortaleza conocida por Castillo de los Judíos, que estaba sobre el solar que actualmente ocupa el Seminario de San Carlos. Este Castillo de los Judíos servía también de cárcel, sinagoga mayor, hospital y carnicería.
Los restos que se conservan son únicamente una sala de planta ligeramente rectangular, organizada a modo de claustro, con cuatro tramos en las galerías cortas y cinco en las largas, abovedados con crucería sencilla, con diez columnas para separarlos del espacio central, también rectangular, y cubierto por bóveda esquifada. La judería zaragozana estaba situada en los entornos de La Magdalena y San Miguel, separados por el Coso.
Motis explica que sus usuarios iban con fines de carácter higiénico y social: “Salvo el sábado que no funcionaban, unos días eran para hombres y otros para mujeres. No había mezcla por el derecho rabínico. Muchos judíos eran médicos y sabían que la combinación de temperaturas de agua era tonificante y algo muy saludable por lo que acudían con mayor frecuencia que los cristianos”.
Piden su apertura inmediata
Algunos grupos municipales del Ayuntamiento de Zaragoza son conscientes de la importancia de esta joya patrimonial. Es el caso de Chunta Aragonesista que reclama su apertura inmediata y musealización al considerarlo como una nueva fuente económica y turística de la ciudad.
Su portavoz, Juan Martín, recuerda que estando su partido en el gobierno municipal se llevaron a cabo todas las gestiones necesarias para conseguir que estos baños del siglo XIII, y declarados Bien de Interés Cultural, fueran accesibles para los ciudadanos.
«Se consiguieron dar todos los pasos: se adquirió la planta calle y el sótano primero y lo que en ese momento no se pudo llevar a cabo fue la adquisición de 56 metros cuadrados que hay en el sótano segundo, ya que los propietarios dijeron que al ser un Bien de Interés Cultural, tenía que ser una comisión especial de expertos quien dictaminase el precio», explica el portavoz de CHA.
Martín apunta que dicha comisión, en la que tiene que haber un experto nombrado por el Gobierno autonómico, otro por el Ayuntamiento y un tercero por la Academia de San Luis, se creó en 2007. Sin embargo, tres años después todavía no se ha hecho una oferta a los propietarios.
Según Martín, no se puede permitir «que la dejadez de los gobernantes dejen en el olvido un joya como ésta». Mientras tanto, los baños públicos siguen escondidos en el corazón del Coso a la espera de que tiempos mejores los saquen a la luz y puedan ser disfrutados por zaragozanos y demás visitantes.
Fuente: Aragón Digital