Federica Gigante, historiadora de la Universidad de Cambridge, es experta en astrolabios islámicos. Así que, naturalmente, se sintió intrigada cuando la Fondazione Museo Miniscalchi-Erizzo de Verona (Italia) subió a su sitio web una imagen de uno de esta clase. El museo pensó que era una falsificación, pero cuando Gigante lo visitó para comprobarlo de primera mano, se dio cuenta de que no solo era un instrumento auténtico del siglo XI, uno de los más antiguos descubiertos hasta la fecha, sino que contenía grabados en árabe y hebreo.
“No se trata solo de un objeto increíblemente raro. Es un poderoso registro del intercambio científico entre árabes, judíos y cristianos a lo largo de cientos de años”, destacó Gigante. “El astrolabio de Verona sufrió muchas modificaciones, adiciones y adaptaciones a medida que cambiaba de manos. Por lo menos tres usuarios distintos sintieron la necesidad de añadir traducciones y correcciones a este objeto, dos en hebreo y uno en una lengua occidental”. Describió sus hallazgos en un nuevo artículo publicado en la revista Nuncius.
Astrolabios: registros del conocimiento histórico
Como ya reportó previamente Ars Technica, los astrolabios son instrumentos muy antiguos, posiblemente del siglo II a.C., para determinar la hora y la posición de las estrellas en el cielo midiendo la altitud de un cuerpo celeste sobre el horizonte. Antes de la aparición del sextante, los astrolabios se empleaban sobre todo para estudios astronómicos y astrológicos, aunque también resultaban útiles para la exploración en tierra, así como para el seguimiento de las estaciones, las mareas y la hora del día. Esto último era particularmente útil para fines religiosos, como el registro de los horarios de la oración islámica diaria, la dirección de La Meca o la fiesta del Ramadán, entre otros.
Navegar en el mar sobre una plataforma inclinada era un poco problemático, a menos que las aguas estuvieran en calma. El desarrollo del astrolabio marino, un sencillo anillo marcado en grados para medir las altitudes celestes, ayudó a resolver esa situación. Con el tiempo fue sustituido por la invención del sextante en el siglo XVIII, mucho más preciso para la navegación marítima. Los astrolabios de los marineros se encuentran entre los artículos más preciados que se recuperan de los naufragios; actualmente solo hay 108 catalogados en todo el mundo. En 2019, los investigadores determinaron que un astrolabio de un marinero que se rescató del hundimiento de uno de los barcos del explorador portugués Vasco da Gama es ahora oficialmente el artefacto de este tipo más antiguo conocido. El llamado astrolabio Sodré se recuperó de los restos de la Esmeralda, parte de la armada de da Gama, frente a la costa de Omán en 2014, junto con unas 2,800 piezas más.
El astrolabio de Verona
El astrolabio de Verona está pensado para uso astronómico, y aunque tiene una madre, un rete y dos placas (una de las cuales es una sustitución posterior), le falta la alidada. Tampoco tiene fecha, según Gigante, pero estimó una probable con base en el diseño, la construcción y la caligrafía del instrumento. Llegó a la conclusión de que era andaluz, del siglo XI, cuando la región constituía una zona de España gobernada por los musulmanes.
Por ejemplo, una cara de la placa original lleva una inscripción árabe “para la latitud de Córdoba, 38° 30’”, y en la otra cara se lee, también árabe “para la latitud de Toledo, 40°”. La segunda placa, que fue añadida en alguna fecha posterior, correspondía a las latitudes de África del Norte, por lo que, en algún momento, el astrolabio pudo llegar a Marruecos o Egipto. Hay líneas grabadas de oraciones musulmanas, lo que indica que probablemente se utilizó en un principio para las plegarias diarias.
También aparece una firma en el reverso en escritura árabe: “para Isḥāq […]/obra de Yūnus”. Gigante considera que la añadió un propietario posterior. Dado que los dos nombres se traducen como Isaac y Jonás, respectivamente, en español, es posible que el dueño fuera un miembro de una comunidad judía sefardí que hablaba árabe. Además de la inscripción árabe, Gigante observó algunas hebreas más tardías que traducían los nombres árabes de ciertos signos astrológicos, de acuerdo con el tratado en hebreo sobre astrolabios más antiguo que se conserva, escrito por Abraham Ibn Ezra en Verona en 1146.
“Estas adiciones y traducciones al hebreo sugieren que en un momento dado el objeto salió de España o del norte de África y circuló entre la comunidad judía de la diáspora en Italia, donde no se entendía el árabe y en su lugar se usaba el hebreo”, resaltó Gigante. “Este objeto es islámico, judío y europeo, es imposible separar [sus orígenes]”.
Artículo publicado originalmente en Ars Technica. Adaptado por Andrei Osornio.
Por JENNIFER OUELLETTE, ARS TECHNICA
Fuente: Wired | 5 DE MARZO DE 2024