Moshé Yanai
Acaba de celebrarse un singular seminario junto al Mar Muerto, el lugar más bajo del mundo.
Pero a mí, como a muchos otros, nos ha elevado los ánimos a nuevas cumbres.
«Dias de leche i miel», (sí, «i» en lugar de «y») era el singular título del evento, que estaba dedicado al legado cultural del ladino o judeoespañol en Israel.
En total participaran 1500 personas, en dos tandas. El número puede parecer insignificante, pero el entusiasmo que se ha desprendido de él suple en gran medida esta desventaja.
Se trata de un fenómeno que posiblemente no tenga par en el mundo. Descendientes de quienes fueron expulsados cinco siglos atrás de España, vuelven a sus raíces aflorando recuerdos, memorias y añoranzas de una comunidad que insistió en mantener viva su pasada identidad, transmitiéndola de padres a hijos durante innumerables generaciones.
Todos hablan ahora hebreo, pero todavía piensan en un español cervantino con matices de otros idiomas, ora en turco o griego, ora en hebreo. Se trata de una de las tantas expresiones que caracteriza a esa comunidad, integrada hoy en la sociedad israelí.
En el himno compuesto en tal ocasión se escucha, entre otras, las siguientes expresiones:
«Ladino lingua de la alma
No nos despartiremos (separaremos)
Nunka, nunka, mas»
Este acontecimiento ha sido organizado por diversas entidades que cultivan el renacimiento de esta lengua, y en especial la Organización para la Preservación del Ladino de Haifa y el norte de Israel.
Cabe señalar que también estuvieron presentes representantes de diversas instituciones creadas para mantener viva esa lengua, y en particular el legado de quienes son descendientes del judaísmo ibérico del medievo.
Quisiera agregar un toque personal: incluso en una ciudad relativamente tan pequeña como en la que resido (Ramat Hasharón) un grupo de voluntarias ha creado un grupo que se propone propiciar esa iniciativa, en el que me honra el hecho que en él figura mi esposa.
La figura predominante de la reunión fue el quinto Presidente del Estado de Israel, Itzhak Navón, que es también un eminente estudioso del pasado sefardí, tarea que emprendió con señalado ardor después de una eminente actuación política. Fue precisamente en aquellos días en que se dedicaba en Mallorca al estudio del fenómeno de los chuetas (conversos mallorquines), cuando recibió un llamado de Jerusalén para informarle que su nombre había sido propuesto para la Presidencia del Estado.
Aunque de avanzada edad (87 años), el señor Navón, lúcido como nunca, participó en todos los actos de este encuentro, e incluso tuvo a su cargo una de las múltiples conferencias que se escucharon, sobre diversos aspectos de la vida y el legado sefardí.
Fue realmente impresionante escuchar un relato tan vivo y ameno sobre su infancia en uno de los barrios de Jerusalén, que reveló muchos trazos particulares de los usos y costumbres de esa comunidad.
Asimismo se presentó un variado y selecto programa musical basado en los antiguos romances de aquellos tiempos, celosamente guardados a través del tiempo, que constituyen uno de los signos más relevantes de esa estirpe, dondequiera hubieran llegado luego de la expulsión de 1492.
Fuente: http://elreloj.com
eSefarad Noticias del Mundo Sefaradi
buenos días de Paris
Cuando van a fazer una otra reunión «días de leche y de miel»
recuerdos
betty