Sefarad Israel, la vigencia de la huella sefardita en España

 

La diáspora sefardí se ha reunido en Sofía. El director de la entidad pública subraya su compromiso con acercarnos la realidad judía e impulsar el estudio del ladino.

Ignacio Peyró. Madrid

Ha tomado la decisión de que, en todos los actos públicos, la bandera de Israel ondee junto a la española. Álvaro Albacete, con copiosa experiencia diplomática –ha sido miembro del gabinete de Ana Palacio y Miguel Ángel Moratinos– tomó hace pocos meses las riendas de Sefarad-Israel, la entidad que, con el apoyo de Exteriores, la Comunidad de Madrid y el ayuntamiento de la capital, busca “canalizar las relaciones” entre la sociedad israelí y la española, así como velar por la memoria de los judeoespañoles o sefarditas, tener interlocución con la comunidad judía española y con la diáspora sefardí.

Contento tras la reunión mundial de sefarditas de todo el mundo en Sofía, Albacete considera que el antisemitismo en España “proviene del desconocimiento”, y de “cinco siglos de clichés tras la expulsión de los judíos”. A tal fin, Sefarad Israel ya está elaborando sendos dossieres de buenas prácticas para evitar el antisemitismo tanto en la redacción periodística como en los libros escolares. Este esfuerzo por difundir la cultura judía pasa también por instituir premios infantiles de narración y por editar un volumen sobre fiestas judías dirigido a la infancia.

Otro eje de la actuación de Sefarad Israel es la colaboración entre España y el Estado hebreo en materia universitaria, ante todo en temas de tanta necesidad para ambos países como es la administración de recursos escasos, fundamentalmente el agua: a tal fin, ya son varios los convenios suscritos y puestos en marcha.

Por otra parte, y como no podía ser de otra manera, dada la raigambre histórica y sentimental que tiene, el estudio y la conservación del ladino o judeoespañol y de la jaquetía (judeoespañol hablado en las comunidades sefarditas del norte de África) constituye otro polo prioritario de actuación. Todo ello, con exposiciones, charlas, conferencias, presentaciones de libros y un prometedor centro de documentación instalado en la sede de Sefarad Israel, en el madrileño palacio de Cañete (nombre, por cierto, de origen sefardita).

“Al igual que Casa África o la Casa Árabe, Sefarad Israel ejerce la diplomacia pública”, afirma su director general, “como una manera de superar los posibles obstáculos políticos y diplomáticos tradicionales”. Por ello, Albacete, por ejemplo, ha organizado una visita de alcaldes israelíes a España, que en breve tiempo se repetirá en sentido contrario.

De fondo, sin embargo, está la memoria, la memoria sefardita, la de aquellos judíos de origen español –de Disraeli a David Ricardo, de Spinoza a Eydie Gormé– que salieron de España llevándose las llaves de sus casas. “Ellos siempre han sentido ese arraigo español”, comenta Albacete, “y siempre han hecho gala” de su origen en España. En Sefarad.

 

Fuente: La Gaceta