Sebastián Romero Radigales, Graus (1884-1970) Justo entre las Naciones

En escasos cinco meses, 48.000 judíos fueron deportados desde Salónica, en la Grecia ocupada, al complejo Auschwitz-Birkenau, aniquilando la floreciente comunidad judía en aquella ciudad, presente desde la época helenística.

Apenas un millar sobreviviría. Los alemanes exceptuaron de la deportación a los judíos poseedores de las ciudadanías italiana y española, siempre que regresaran a sus países de origen.

El decreto del General Primo de Rivera de 1924 había otorgado la nacionalidad española a los judíos sefardíes descendientes de españoles (Sefarad, 1492) siempre que hubieran solicitado antes del 31 de diciembre de 1930. Pero mientras los italianos aceptaron el contingente italo-griego, las autoridades españolas se negaban a recibir a los habitantes de la Sefarad griega –así era conocida Salónica entre los judíos- que todavía hablaban castellano antiguo y poseían la nacionalidad española tras haber cumplido los trámites.

El plenipotenciario embajador alemán del III Reich, Günther Altenburg —juzgado en Nüremberg y liberado— se quejaba ante su ministerio de la resistencia del diplomático español y pedía a Berlín que presionase a Madrid «para que instruyeran a Romero» y frenar sus interferencias en la cuestión judía

Cuando Sebastián Romero Radigales llegó a Atenas en abril de 1943, su primera carta, fechada el día 15, fue para agradecer al ministro Gómez Jordana su nombramiento como Consul general y nuevo jefe de la legación diplomática
española, a la vez que expresaba su primera y principal preocupación, la lentitud de los trámites para repatriar a los 510 españoles de Salónica que tenían ciudadanía española. Al silencio de las autoridades franquistas, que conminaban a sus representantes a “no tomar iniciativas personales” se unía la animosa disconformidad de los alemanes. En documento fechado el 30 de abril de 1943 que consta en el Ministerio de AAEE alemán, el embajador en Atenas, Günther Altemburg deplora las “insistentes demandas de Romero” por las que se había visto forzado a posponer la deportación de varios centenares de judíos.

Pero ni unos ni otro consiguieron que Sebastián Romero Radigales cejara en su empeño, a pesar de que ponía en riesgo su carrera diplomática. Evitó su deportación a Auchwitz, pero no que fueran enviados al campo de concentración de Bergen-Belsen, un recinto especial para ciudadanos de países neutrales con condiciones de vida menos duras y sin obligación de realizar trabajos forzados, a donde llegaron el 13 de agosto 637 judíos hispano-griegos. Tras numerosas gestiones, el grausino conseguiría que seis meses después, la práctica totalidad del grupo viajara en dos trenes a España con visados en tránsito –no de residencia- hacia el Marruecos español y América. Los documentos de viaje estaban firmados por el propio Romero.

De los sefardíes de Salónica, Romero consiguió el traslado de al menos 150 a la Palestina británica y que del grupo de Bergen-Belsen, procedentes de esta ciudad (366) solo uno de ellos muriera antes de alcanzar territorio español.

En cuanto a los judíos españoles de Atenas, Romero Radigales impidió también su deportación, pero no su ingreso en el centro de internamiento de Haldari, donde fueron liberados por las tropas aliadas al final de la guerra. El grausino llegó a comprar una propiedad en Atenas a cargo de la legación, donde mantuvo durante meses a un centenar de sefarditas con inmunidad bajo bandera española. Además, custodió propiedades y pertenencias de la comunidad para que les fueran devueltas una vez terminada la guerra.

En las cartas entre Gómez Jordana y Ginés Vidal, embajador franquista en Berlín, uno quiere ignorar y el otro critica sin paliativos las desesperadas súplicas de Romero Radigales para que se evacuara a los judíos con ciudadanía española. Jamás se consideró un héroe, solo un diplomático que cumplía con su deber para con ciudadanos de la nacionalidad a la que representaba, aunque ello le supusiera contravenir las políticas de su gobierno.

El diplomático altoaragonés es el cuarto español, junto al también aragonés Ángel Sanz-Briz, el ángel de Budapest, José Ruiz Santaella y Eduardo Proper Callejón, que recibe el título de Justo entre las Naciones.

El nombre de Sebastián Romero Radigales estará expuesto para siempre en el frontal del Yad Washem, en un bosque de millares de algarrobos en el llamado Jardín de los Justos de Jerusalem, junto a otros como Oskar Schindler o Raoul Wallemberg.

Elena colitto Castelli, nieta del Justo de las Naciones Sebastián de Romero Radigales y el superviviente del Holocausto Isaac Revah junto a la inscripción en honor de Sebastián de Romero Radigales en el Jardín de los Justos.

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“Quien salva la vida de un hombre salva la vida del mundo entero” (Talmud)

El Yad Vashem o Autoridad para el Recuerdo de los Mártires y Héroes del Holocausto (Shoá), declaró a Sebastián Romero Radigales “Justo entre las Naciones” en 2014 a instancia del superviviente Isaac Revah, judío sefardita y director de la Agencia Francesa de Investigación Espacial, que con 11 años residía en Salónica. “En mi familia le debemos la vida todos”. Revah solicitó a la fundación Raoul Wallemberg una investigación –tan exhaustiva como todas las que realiza-sobre las labores del cónsul grausino. Isaac Revah se desplazó a Israel en septiembre de 2014 junto a buena parte de su familia para asistir al acto de homenaje llevado a cabo en Jesusalem. “Ser liberado de un campo nazi es un evento increíble. Todo ocurrió gracias a un hombre excepcionalmente valeroso y humano”, dijo Revah.

De familia conservadora

Sebastián Romero Radigales (1884, Graus) procedía de una familia conservadora de Barbastro muy vinculada a la política nacional. Su padre, el abogado Evaristo de Romero Juseu había sido senador vitalicio durante la Restauración y su hermano José, también licenciado en derecho, diputado entre 1920 y 1923 por el partido conservador; y entre 1933 y 1935 por el Partido Agrario. En periodo republicano fue nombrado por Lerroux subsecretario de Agricultura y ocupo accidentalmente la cartera de Ministro en el verano de 1935 durante cinco días por ausencia de su titular.

Fue José Romero Radigales quien libró como subsecretario de Agricultura aquel talón de un millón de pesetas para los más de 700 obreros de Tormos que construían el pantano de la Sotonera y habían sido despedidos, desbloqueando una huelga por impagos que podría haber sido trágica (ver Almanaque 2015, pag. 95). En febrero de 1936 ocupó el cuarto puesto en la candidatura de Acción Agraria Altoaragonesa tras Moncasi, Banzo Echenique y Vidal Tolosana. En su ejercicio como diputado destacó por su búsqueda de la concordia republicana (ver sobre todo Diario de Huesca del 3-4-35), y lamentó en numerosas ocasiones las actitudes de la CEDA.

José falleció en 1954 en la residencia familiar de Graus, conocida como Villa Elena, a la edad de 74 años. A diferencia de su padre y hermano, Sebastián eligió la carrera diplomática. Un tercer hermano, Ignacio, fue jesuita.

 

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En Villa Elena o Torre Pentineta, propiedad de los Romero Radigales, instaló el Gobierno Republicano una de las colonias infantiles para los niños de la guerra tras su cesión por parte del ayuntamiento de la villa de Graus, que previamente la había incautado. La familia nunca demostró disconformidad con este hecho.

 

Una larga trayectoria

Cónsul en Bulgaria (1925-1927)
Cónsul en Moldavia*, Rumanía (1927-1929).
Cónsul en San Francisco, Estados Unidos (1929-1933)
Comisario del pabellón español de la Exposición Internacional de Chicago (1933)
Cónsul en Chicago, Estados Unidos (1934-1936)
Encargado de Negocios Extranjeros en Atenas , nombrado por el Gobierno de Burgos, tal y como refleja el Diario de Huesca en su edición de 16-10-36 (1937-1939).
Cónsul general en Atenas (1943-1945)
En 1945 fue nombrado ministro plenipotenciario de España en Atenas, donde finalizaría su carrera diplomática.
Fue reconocido por la Cruz Roja griega en 1951 y nombrado miembro de la Asociación Cultural Parnasos, que hasta el momento solo había aceptado a otro representante extranjero.
En 1954 Franco le concedió la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil.
Tras su jubilación residió en Graus, hasta su muerte en 1970.

*En su estancia en Galati (Moldavia) conoció a Elena Cutavá Anino, hija de padres griegos, pero nacida y educada en Rumanía, con la que se casó en 1928. No tuvieron hijos y adoptaron a una sobrina, Irene Constantin, hija de la hermana de su esposa.

Romero Radigales (en el centro) con otros miembros del cuerpo diplomático y militares, 1953.
Fuente: Centro de Estudios Biográficos de la Real Academia de la Historia. Biografía de Matilde Morcillo Rosillo

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Autor: Sergio Sánchez Lanaspa
Reportaje extraído del «Almanaque de los Pirineos – Personajes entre dos guerras 1935-1945» – Edición 2016. Pirineum editorial

Fuente: pirineodigital.com

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