La puerta de la Sangre, el acceso a la antigua Judería de Sagunto.
Miguel Giménez
València
La huella judía en Sagunto se remonta a la época romana. En dos láminas de plomo encontradas en el castillo de Sagunto datadas entre finales del siglo I o principios del siglo II de nuestra era aparece el nombre de dios (lao) en caracteres hebreos. Se trata de, según la Red de Juderías de España Caminos de Sefarad, la prueba más antigua que ubica la existencia de una comunidad judía en España.
Durante la época musulmana hay constancia de la presencia de un barrio judío en la capital de la comarca valenciana del camp de Morvedre, y durante la reconquista se instalan en la ciudad cuatro familias (Muza, Abrafim Benefia, Jucef Abufach y Açach Avenrós) que contaban con privilegios reales concedidos por Jaime I. En 1273 está registrada una concesión real a Jucef Avinxaprut de los baños de la villa a cambio de 200 sueldos al año.
La Judería de Sagunto fue creciendo durante el siglo XIII hasta convertirse en una de las más importantes del Reino de Valencia -llegaría a ser la mayor- y vivió diferentes vaivenes hasta que los sefardís (los hebreos que vivían en España) fueron expulsados, con los del resto de judíos que residían en el país, a finales del siglo XV por orden de los reyes Católicos (1492).
El trazado de la antigua Judería de Sagunto
Ahora, más de cinco siglos después, la ciudad de Sagunto reivindica su pasado multicultural, y más concretamente judío, con actividades como el I Septiembre Sefardí. A lo largo de este mes, la ciudad acogerá diversas actividades (visitas guiadas, actuaciones de música sefardí, rutas nocturnas por el barrio de la Judería, conferencias, diálogos, degustación de productos sefardíes…). «Nos comprometemos a mantener viva toda esa parte de nuestro pasado ligado a nuestro patrimonio cultural y darlo a conocer y hacer partícipe de ello a la gente», explicaba el alcalde, Darío Moreno.
La Judería de Sagunto
En el casco viejo de Sagunto se conserva todavía el trazado de la antigua Judería (la Aljama) con sus calles estrechas, al que se accede por la Puerta de la Sangre (un sencillo arco de medio punto). Esta estructura es el único resto que se conserva de una cerca levantada por los habitantes del barrio para su propia seguridad en 1321 en virtud de una permiso concedido por la Corona.
Entre las edificaciones que todavía se conservan se encuentra la Casa dels Berenguer, que en parte de la Edad Media fue la residencia del clavario de la aljama, el responsable económico de la comunidad hebrea. Junto a esta edificación habría estado la sinagoga, hoy desaparecida, y debajo del templo religioso, un mikve del que se conservan las escaleras de acceso, el espacio de baño ritual o la entrada de agua.
El antiguo cementerio judío, ubicado junto a las murallas del castillo de Sagunto.
Ya en la ladera del castillo está el antiguo cementerio judío, uno de los más importantes de España, que cuenta con hipogeos -bóvedas excavadas bajo la superficie-, fosas rupestres y fosas laterales, enterramientos en tierra y hasta panteones. El cementerio, que tiene cerca de cinco hectáreas, ha permitido recuperar también túmulos y diversos objetos que en su mayoría se exponen en el Museo Epigráfico del propio Castillo. Por su parte, otros objetos importantes -como las dos láminas de plomo con inscripciones- se exponen en el Museo Histórico, que ocupa un edificio construido a principios del siglo IV por la familia judía de los Legem para servir de carnicería.
Fuente: eldiario.es