El punto de partida de cualquier investigación científica, además de la idea original, es la recopilación de muestras o, en el caso concreto de la Historia, de documentos sobre el tema a estudiar. Estos últimos están depositados en los archivos y tanto su número como su estado de conservación son determinantes para poder llevar a cabo el análisis previsto. Son precisamente los documentos conservados los que permiten afirmar que en Galicia sí hubo judíos, aunque en menor medida que en ciudades como Toledo, Sevilla o Córdoba.

Al no existir censos de población medievales, es necesario recurrir al tributo llamado servicio y medio servicio que pagaban exclusivamente los judíos, para lograr un acercamiento al número de familias que pudieron vivir en Galicia en los años finales del siglo XV, años de los que se han conservado más documentos. La cantidad a pagar era proporcional al número de familias existentes en una comunidad, lo que permite saber que en el año 1464 pagaron este tributo unas 195 familias, cantidad que fue descendiendo hasta 1491 en que solamente lo hicieron 33. A éstas, hay que añadir todos aquellos individuos que por diversas circunstancias estuvieron exentos del pago. Es decir, Galicia contó con muy pocos judíos, pero, aún y así, dejaron huella en los documentos de la época.