El pintor está enterrado en una antigua sinagoga que fue destruida.
La antigua judería de Sevilla conserva, aun en la actualidad, tres sinagogas que se pueden visitar y que guardan una gran belleza e historia entre sus paredes. En una de ellas, de la que solo han quedado algunos de sus restos, está enterrado Murillo.
Estas sinagogas fueron, en realidad, donadas como mezquitas por el rey Alfonso X El Sabio a los judíos en el año 1252. La idea era que éstos las convirtieran en sinagogas pero una terrible matanza hacia el pueblo judío hizo que el barrio quedara despoblado. Por este motivo las sinagogas prácticamente desaparecieron con ellos aunque en la actualidad son templos que se pueden ver.
Antigua sinagoga de Santa Cruz
Curiosamente en el barrio de Santa Cruz, tras la expulsión judía, aprovecharon una de estas sinagogas para construir una iglesia cristiana. Para ello convirtieron este espacio al cristianismo en el año 1391. Lo que ocurrió después es que, en el año 1811 este templo fue derribado durante la ocupación francesa por lo que de ella solo quedaron algunos restos, concretamente tres columnas que sostienen una gran reja.
Un dato curioso es que justo en este lugar fue enterrado Murillo y con el derrumbamiento sus restos quedaron sepultados. Es por ello por lo que hay una placa en la fachada oeste de la plaza, en la calle de La Rábida, que hace mención al lugar en el que reposaba el artista.
Iglesia de Santa María la Blanca
La iglesia de Santa Maria la Blanca fue en sus orígenes otro de los templos convertidos en sinagoga. Se construyó en el siglo XIII como tal y en 1391 se transformó en un lugar de culto cristiano, tras las matanzas cometidas en la Judería de Sevilla. Al convertirse en iglesia, el Cabildo Catedralicio le impuso el nombre y la advocación de Santa María de las Nieves.
Todavía se aprecian vestigios de la sinagoga en la portada lateral, donde se conservan dos fustes romanos que están coronados con capitales visigodos.
La iglesia actual de Santa María la Blanca se construyó en 1662 en estilo barroco. Se cree que en la decoración intervino, precisamente, Murillo, aunque su obra fue expoliada por el mariscal Soult durante la invasión francesa y se sustituyó por copias.
Iglesia de San Bartolomé
Tras estas matanzas, en 1396 el rey Enrique III confiscó los bienes de los judíos y las tres sinagogas del barrio que decidió donar a su mayordomo, Don Juan Hurtado de Mendoza, y a su justicia mayor, Don Diego López de Zúñiga.
Sin embargo, no se pudieron llevar a cabo estas concesiones porque el Cabildo Secular las incautó y se las entregó al Cabildo Catedralicio. El Cabildo determinó que Santa Cruz y Santa María la Blanca serían capillas dependientes de la Catedral, pero San Bartolomé continuaría como sinagoga.
Según recoge la Red de Juderías de España, la antigua sinagoga se alzaba donde hoy se encuentra el convento de las Salesas, el cual existía antes de la expulsión judía. En torno a 1470, la Parroquia de San Bartolomé el Viejo se trasladó a la sinagoga de la Judería y en su conversión a templo cristiano, se hicieron varias obras. Este templo reformado se denominó San Bartolomé el Nuevo y pasó a ser de culto cristiano en 1490.
En 1779 la iglesia se derribó, pero en el mismo lugar se edificó un nuevo templo en 1786, que se mantiene en pie en la actualidad.
Por CARMEN P. ACAL
Fuente: Diario de Sevilla |