Se encuentra en el mayor cementerio judío de Europa, descubierto en 2006 y que alberga casi 350 tumbas
Popularmente Lucena es conocida como la Perla de Sefarad. La localidad cordobesa albergó uno de las comunidades judías más destacadas de la Edad Media europea. Su esplendor cultural podría equiparse al que lograron los círculos literarios hispanos-hebreo de Córdoba y Granada en tiempos del Califato y de los Reinos de Taifas.
No en vano, los cronistas judíos y musulmanes -entre los siglos IX y XIII- se referían a Lucena como la «Ciudad de los Judíos».
Un pasado esplendoroso que durmió el sueño eterno durante mucho tiempo hasta que en 2006, la construcción de la ronda de circunvalación de la zona sur de Lucena dejó al descubierto una necrópolis de época medieval andalusí. El hallazgo se extiende en una superficie de 3.700 metros cuadrados, lo que la convierte en la mayor necrópolis judía excavada y mejor conservada del Viejo Continente. Además, es la única visitable en España junto a la de Segovia y Plasencia.
Fueron descubiertas 346 tumbas cuya disposición se adaptaba a la topografía del terreno. El ritual de enterramiento empleado fue la inhumación, en fosa simple o doble, a veces con nicho o covacha lateral tapada con lajas o tégulas romanas.
Los restos óseos encontrados han sido datados entre los años 1000 y 1050, precisamente la etapa de mayor esplendor de la Lucena judía. Y su estudio ha arrojado numerosos datos acerca del modo de vida y del ritual funerario que los judíos practicaban en esa época.
Durante las citadas excavaciones surgieron maravillosos hallazgos como la única lápida judía aparecida en una estructura funeraria en Andalucía y la segunda hallada en Lucena. La lápida incluye caracteres hebreos, y por el tipo de letra se deduce que fue realizada entre los siglos VIII y IX por el tipo de letra, según el análisis llevado a cabo por el doctor en Filología Semítica Jordi Casanovas, junto al arqueólogo municipal Daniel Botella.
En aras de poner el valor la Necrópolis Judía de Lucena, se llevó a cabo el vallado perimetral del recinto. Igualmente, se instalaron distintos paneles informativos sobre la comunidad judía en España, la Lucena judía, su Escuela Talmúdica y los reenterramientos llevados a cabo en el lugar.
Además se han recreado cuatro tumbas para que el visitante se familiarice con otros tantos tipos de enterramientos hallados en el cementerio.
También fue necesaria la instalación de una fuente, debido a la necesidad de agua que conlleva el proceso de purificación que la comunidad sefardí espera encontrar en este tipo de espacios.
Igualmente, se construyó un Muro de las Lamentaciones para el Cementerio Judío de Lucena. Así pues, ningún detalle se ha dejado al azar en la necrópolis excavada más grande de la Península Ibérica y primer cementerio sefardí adaptado a personas con movilidad reducida de España.
Por ROCÍO GÓRRIZ